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La Cámara de Industriales del Pescado y el SOIP firmaron el viernes la actualización salarial para 2019. Se aplica en dos tramos: 20% en abril no remunerativo y 14% en julio, remunerativo.
En medio de la crisis laboral que atraviesa la industria en general y La Campagnola en particular, el sector conservero acordó la actualización paritaria con el SOIP.
La Cámara de Industriales del Pescado, que agrupa a las cinco empresas que todavía se mantienen funcionando y el Sindicato Obrero de la Industria del Pescado cerraron un 34% para todos los obreros bajo convenio colectivo, unos 400, según revelaron desde la patronal.
Será en dos tramos: 20% retroactivo a abril y el 14% a partir de julio con la restauración de una cláusula se revisión a partir de noviembre.
El año pasado las partes habían rubricado un acuerdo con una estructura singular: el 25% en dos tramos, igual que ahora hasta en los mismos meses, pero todo como suma no remunerativa. Ahora solo el primer tramo es no remunerativo.
“Es lo que podemos dar en un contexto muy desfavorable donde tenemos un mercado interno en que no se puede producir”, reveló Alejandro Pennisi, presidente de la Cámara.
“La tasa de financiamiento hoy (por el martes) llegó al 78%. Atenta contra cualquier esquema de inversión y desarrollo productivo. Ya no es problema de productos importados, insumos en dólares, la caída del consumo o la presión impositiva que es agobiante. Acá es casi imposible trabajar en estas condiciones”, amplió el directivo de Natusur.
En este contexto desfavorable algunas conserveras están buscando alternativas en el reproceso de langostino y también algunas hasta evalúan reconvertirse para procesar y congelar merluza para exportar.
“Hay que buscar alternativas para mantener las fuentes de trabajo, que son nuestro recurso más valioso. Es nuestra obligación generar trabajo con los productos o recursos que haya disponibles”, indicó el empresario.
En estos últimos tres años, de acuerdo a cifras que manejan en la propia cámara, el nivel de actividad se redujo un 50% y los recursos humanos vinculados con la industria conservera cayeron más de un 40%.
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