Nacionales Pesca Sostenible

Argentina gana protagonismo en la pesca sostenible

single-image

El avance de la pesca sostenible en América Latina continúa marcando una tendencia en crecimiento. Entre 2020 y 2025, el volumen de pesca que incorpora estándares de sostenibilidad en la región pasó de 1,4 a 2,2 millones de toneladas, según el nuevo informe “Un futuro con pesca sostenible” elaborado por el Marine Stewardship Council”. El dato confirma un proceso de transformación en marcha: cada vez más pesquerías —artesanales e industriales— apuestan por mejorar sus prácticas y fortalecer la gestión de los recursos marinos.

Actualmente, América Latina cuenta con 13 pesquerías certificadas, 5 en evaluación y 10 en programas de mejora del MSC, a lo que deben adicionarse otros programas de mejora externos a los de dicha certificadora. Esto evidencia un entramado de esfuerzos públicos y privados orientados a reducir impactos, garantizar trazabilidad y mantener la productividad a largo plazo.

Argentina, un país con alto compromiso en el Atlántico Sur

Con cerca de 645 mil toneladas métricas de pesca involucradas en procesos de certificación, evaluación o mejora, Argentina figura entre los países de la región con mayor volumen comprometido con la sostenibilidad pesquera, junto con México, Ecuador y Chile. Para nuestro país, esto representa más de un 78% de la captura pesquera total promedio anual de especies salvajes.

Argentina participa con tres importantes especies comerciales certificadas: Vieira patagónica (Zygochlamys patagonica), con certificación vigente desde 2006. Centolla (Lithodes santolla), certificada desde 2022. Langostino (Pleoticus muelleri), con dos procesos iniciados en 2025: la flota costera de Chubut ya obtuvo la certificación, mientras que la flota de altura en aguas nacionales se encuentra actualmente en evaluación.

Cuenta además con seis programas de mejoramiento activos: Merluza común (Merluccius hubbsi – flota congeladora); Merluza común (flota fresquera); Calamar (Illex argentinus); Langostino (Pleoticus muelleri – flota artesanal); Merluza negra (Dissostichus eleginoides) y Pez palo (Percophis brasiliensis).

Estos avances no solo reflejan el trabajo de las empresas y cámaras del sector, sino también el fortalecimiento de la cooperación entre la industria, la ciencia y los organismos de gestión pesquera.

De la certificación a la cultura de la sostenibilidad

El crecimiento del número de pesquerías certificadas o en programas de mejora demuestra un cambio de paradigma: la sostenibilidad ya no se percibe como un requisito externo, sino como una estrategia de gestión y de competitividad.

A nivel comercial, la adopción de buenas prácticas abre puertas a mercados internacionales que valoran la trazabilidad y el origen responsable de los productos del mar. En el plano interno, impulsa procesos de mejora continua y mayor transparencia en la administración de los recursos.

La realidad pesquera argentina en materia de sostenibilidad resulta mucho más favorable que la propia región 41 de la FAO que integra, así como la de otras regiones cercanas. Mientras que el último reporte de la FAO (2024) sobre “El estado mundial de la pesca y la acuicultura. La transformación azul en acción” indica un porcentaje de especies salvajes sobreexplotadas en el Atlántico Sur (Área 41) del 41,2% y en el Pacífico Sudoriental (principalmente Chile, Perú y Ecuador) de un 66,7%, nuestro país, en virtud de los reportes del INIDEP, presenta sólo cerca de un 28% de especies en dicha condición. En ese contexto, el promedio de especies sobreexplotadas a nivel mundial es de un 37,7%, superior al de nuestro país, según ha indicado el organismo internacional.

Un compromiso que se expande

Más allá de los sellos o certificaciones, lo que se consolida en la región es una visión compartida sobre el futuro del mar. Cada vez más actores —desde embarcaciones artesanales hasta grandes flotas industriales— asumen la sostenibilidad como parte de su identidad productiva.

En Argentina, esta transición hacia una pesca más responsable se traduce en mejor conocimiento científico, fortalecimiento institucional y nuevas oportunidades para las comunidades costeras.

El camino hacia una pesca plenamente sostenible es un proceso continuo, que requiere seguir construyendo acuerdos, compartiendo aprendizajes y multiplicando experiencias positivas. Una tarea que, cada año, suma más voluntades y pone en evidencia que la sostenibilidad es hoy una condición clave para la continuidad y competitividad del sector.

Fuente: Revista Puerto