El miércoles por la noche, un control aéreo de la Armada Argentina sobre el mar detectó a una multitud de luces que captó la atención de los tripulantes: una “ciudad nocturna” pescando al límite de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) argentina. Se trataba de más de 350 barcos ilegales extranjeros, principalmente orientales y españoles, en busca de especies marinas frente a Chubut, entre Trelew y Comodoro Rivadavia.
Aunque es un hecho habitual la llegada de buques pesqueros extranjeros que sobrepasan o se sitúan sobre el borde de las 200 millas, que delimita a la ZEE, lo especial de esa noche fue que la cantidad era mucho mayor de lo común, de acuerdo con lo comunicado por la Armada. Tanto es así que la vista desde el aire del conjunto de luces de los barcos daban la ilusión de una ciudad sobre el mar.
“Estimamos que los buques extranjeros que sin licencia pescan al interior de la zona exclusiva y en el área adyacente de la zona exclusiva argentina capturan alrededor de un millón de toneladas anuales”, dijo a El Economista el Doctor César Lerena, experto en Atlántico Sur y Pesca, que en base a ese volumen estima que esta práctica significa cerca de US$ 2.000 millones anuales en materia prima, que puede representar alrededor de US$ 14.000 millones anuales en la comercialización final de esos productos.
Lerena señala que como consecuencia se desprende otro factor, que es la pérdida de puestos de trabajo. Según su estimación, serían cerca de 30.000 empleos que no se generan por causa de esta actividad. “Esas capturas ilegales se distribuyen en los mismos mercados donde comercializa legalmente la Argentina. Y esto produce una competencia desleal con la industria de la pesca que paga impuestos y demás”, añadió el especialista.
De acuerdo con lo que explica Lerena, aunque los barcos se ubiquen en la zona adyacente a la ZEE, por fuera del borde, están pescando ilegalmente recursos del país. “Aunque pesquen por fuera de las 200 millas, es un recurso argentino. Generalmente son especies que están en la zona exclusiva y luego migran hacia el área adyacente, hacia altamar. Aunque los pesquen por fuera de la zona exclusiva, siguen siendo argentinos esos recursos”, afirmó Lerena.
Según la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el mundo se capturan anualmente 26 millones de toneladas de alimentos marinos de forma ilegal, que estiman que en materia prima representan US$ 23.000 millones al año. El organismo especializado de la ONU señala que, aunque no hay datos precisos del impacto de la pesca ilegal, esta actividad afecta a 2,4 millones de personas que se dedican a la pesca y a la acuicultura en la región.
Otro aspecto que destaca Lerena es el impacto biológico. El experto señala la importancia de esta actividad descontrolada frente al ecosistema marino, que funciona de forma integrada, donde al implementar prácticas y métodos indebidos se perjudica al normal estado del ecosistema. Al ser una práctica ilegal, no hay ningún tipo de control o regulación.
“Hay muchas especies que se descartan porque no tienen ningún interés comercial para los pescadores ilegales. Estimamos que son unas 200 mil toneladas anuales que se descartan en el país. Es una fuente de proteína que se tira al mar y que no se recupera”, señaló Lerena.
El Economista