Uno de los siete armadores fresqueros marplatenses que se animó a salir a la prospección de langostino habló desde Mar del Plata con REDES AL MAR sobre los términos del acuerdo que logró con su tripulación. Describió la operatoria que puso en marcha para poder salir a pescar y advirtió sobre la inviabilidad de operar bajo las condiciones que hoy impone el mercado patagónico.
“Le ofrecí a la gente lo mismo del año pasado y estuvieron de acuerdo, sin viático”, explicó. El arreglo fue simple: evitar intermediaciones, asegurar actividad y garantizar ingresos para la tripulación, aunque con condiciones más ajustadas. Según contó, la descarga del producto no la harán en puertos del sur sino en Mar del Plata, donde también entregarán la mercadería a un frigorífico local.
“Nos hacemos cargo de la descarga”, subrayó, dejando en claro que asumen todos los costos logísticos. La diferencia de precios de la estiba entre regiones fue otro de los puntos que remarcó con énfasis. “Acá 2300 pesos un cajón. Mientras que en el sur más de 5.500, están locos”, dijo.
El armador además remarcó que “no hay interés de las plantas patagónicas de comprar langostino de Nación”. Y cuando las consultas avanzan hacia una posible venta, el escenario es aún más desalentador: “Hablan de USD 1,7 el kilo, y a ese precio te fundís”.
Mientras los congeladores permanecen en tierra, trabados en un conflicto salarial con los gremios, el sector fresquero marplatense empieza a moverse con acuerdos puntuales, en condiciones limitadas y con estrategia propia. En ese contexto, este armador cajonero concluyó: “Si no bajan los precios, seguiremos operando desde Mar del Plata”.
Por lo pronto, si el clima acompaña «y si Dios quiere y el tiempo acompaña, mañana (por este viernes) para las 8 de la mañana estamos en zona de pesca», dijo, cerrando la charla.