En Mar del Plata la entidad dispuso una demora de zarpada desde la hora cero del sábado para la flota fresquera de altura. Aunque no es signataria del convenio, Guillermo Méndez, referente de la entidad en la ciudad, aseguró tener más del 50% de los trabajadores embarcados dentro de su institución. “No tenemos la firma, pero ya tenemos la gente”, remarcó.
Poco duró el alivio en la industria pesquera marplatense tras la eliminación del capítulo que contenía la reforma al Régimen Federal de Pesca de la ley ómnibus que ya tuvo media sanción en el Congreso. El viernes a la mañana el sector desayunaba con la noticia de la demora de zarpadas en la flota fresquera de altura que determinó el Centro de Patrones y Oficiales Pluviales de Pesca y Cabotaje Marítimo.
El propósito de la medida es realizar una asamblea informativa este lunes a las 11 de la mañana en su sede de la calle 12 de Octubre 3830, donde los referentes sectoriales, encabezados por Guillermo Méndez, resumirán el estado de situación de las negociaciones por el reajuste paritario del último tramo de 2023, luego de la inflación del 25% en diciembre y una tendencia parecida para el mes pasado.
El Centro de Patrones no es signatario de convenio; la representatividad sindical la detenta la Asociación Argentina de Capitanes desde hace más de dos décadas. A partir de la asunción de la nueva conducción que a nivel nacional encabeza Mariano Moreno, en Mar del Plata Guillermo Méndez ha atravesado las paritarias acompañando las posturas del SOMU y el SICONARA. Ambos gremios se solidarizaron con la medida adoptada desde el Centro y eso fue clave para que no saliera ningún barco desde que entró en vigencia la medida.
La retención de zarpadas, más allá que se avisó con casi 16 horas de antelación como para darles tiempo a los que querían salir a pescar durante el viernes, no cayó bien entre las cámaras patronales, desde donde cuestionaron la falta de representatividad del Centro para negociar acuerdos salariales.
Desde el Centro reconocen esa realidad, pero aseguran representar a más de la mitad de los oficiales. “Desde que asumimos ya sumamos más de 180 afiliaciones. Compañeros que estuvieron en el Centro y se habían ido y ahora volvieron, otros que se afiliaron por primera vez y un grupo que pasaron de la Asociación. No tendremos la firma, pero ya tenemos la gente y tienen que saber cómo está la situación porque hay mucha incertidumbre”, remarcó Méndez.
Hasta el cierre de esta edición ya eran varios los fresqueros en condiciones de zarpar en estos días pero que esperarán hasta que termine la asamblea para hacerlo. Entre ellos figuraban los barcos “San Jorge Mártir”, “Galemar”, “Florida Blanca”, “Padre Pío”, “Sant’Antonio”, “San Pascual” y “Júpiter II”, pese a que el capitán de este último pertenece a la Asociación de Capitanes.
De la negociación que llevan adelante el resto de los gremios se sabe que las reuniones con los referentes de las cámaras armadoras se intensificaron luego que quedara desactivado el proyecto reformista y habría dos focos de discusión: el reajuste adicional al 145% alcanzado hasta ahora sobre los ítems fijos del convenio y un incremento en el valor de la comida.
Ese punto sobre todo es el que generaría mayores cortocircuitos porque lo que quieren los gremios es que directamente ese costo quede en la columna del armador. Hasta ahora el marinero por ese concepto recibe 9.800 pesos, pero desde el SIMAPE aseguran que el costo ha aumentado tanto que nuevamente se dan casos donde no alcanza y se los descuentan de los básicos.
El segundo reajuste paritario para los trabajadores embarcados consistió en tres cuotas del 30% que se abonaron en los bimestres septiembre/octubre; noviembre/diciembre de 2023 y enero/febrero del corriente año.
Una de las propuestas planteadas sería adicionarle otro 30% a la última cuota que todavía no se cobró, siempre a valores de febrero de 2023, lo que no entusiasma mucho a los gremios marítimos, que piensan que la inflación para el período del acta acuerdo (marzo 2023-febrero 2024) será mayor al 220%.