Se trata de ejemplares L1 y L2. Tras el descubrimiento efectuado por el Minchos Octavo, unos 20 de barcos ya comenzaron a operar con éxito en la zona.
La hazaña del buque de Iberconsa fue el comentario obligado de gran parte del sector pesquero de modo tal que, cuando aún se discutía acaloradamente en el seno del CFP sobre las áreas que sería conveniente habilitar a la pesca del crustáceo, varias embarcaciones ya se hallaban pescando y otras se encontraban en pleno viaje hacia la zona ubicada en el paralelo 44 fuera de la zona de veda permanente de juveniles de merluza.
Algunos armadores del sector detallaron que las capturas oscilaron entre las 11 y 16 toneladas diarias.
Por su parte un funcionario del organismo colegiado apuntó que a partir de este descubrimiento se configura un nuevo mapa del langostino porque “ahora tenemos la certeza de que también hay langostino en zonas que antes no sospechábamos que hubiera. Nos encontramos con una distribución más amplia”, opinó.
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