Cajones merluza 2025 pérdidas. A pocos les resulta rentable la pesca de merluza y menos reprocesarla en tierra para venderla al mercado interno o exportarla. Tal vez sí a Solimeno que pudo completar los casi 7500 cajones del fresquero “Anita” en menos de una semana.
El moderno buque, el último engarzado a la colección de la flota en el último semestre del año pasado, descargó el viernes por la noche en la sección octava del Muelle 2 bajo una serena brisa y una pulcra y silenciosa logística que se prolongó más allá de la medianoche con el trabajo de los estibadores de Cootraport y La Esperanza, que operaban en la proa y la popa del barco.
Solimeno se quedó con la mitad de la carga, la de la bodega de proa que contiene los últimos lances, para que comiencen a cortar los fileteros de sus pymes; y vendió el resto a ocho frigoríficos diferentes. REVISTA PUERTO consultó a uno de los compradores quien aseguró haber pagado 800 pesos más IVA por kilo.
Este medio pudo ver la calidad del pescado que salía de ambas bocas de bodega y no se notaban diferencias. La merluza bien estibada, prolija y en perfecto estado de conservación. “El barco cargó 83 mil kilos de hielo. Se le pone un kilo más de hielo al cajón de la bodega de popa que al de proa”, cuenta Santos Celestino.
De sus 44 años lleva la mitad trabajando para la empresa y se desempeña como jefe de la descarga. Se encarga de que todo el circuito funcione sin interrupciones. Organiza la hilera de camiones que aguardarán para ser cargados con los cajones que vende a terceros. Luego de la descarga debe monitorear el armado de vacíos, ya que volvía a salir el domingo.
Para el resto de los armadores la pesca de merluza parece no tener el interés que despierta para Solimeno. “El pescado vale lo mismo que hace un año y los costos subieron una barbaridad. Los más complicados son los barquitos chicos, de 2 mil cajones, cuya facturación no alcanza a cubrir los costos”, señala Guillermo Soldini, armador del “Wiron IV” y del “San Matías”, según publicó rp.
En tierra los números tampoco parecen dar ni siquiera al precio al que vendió Solimeno. “Me ofrecieron merluza a 800 pesos y no pude comprar porque los costos no me dan”; señala Mariolina Muzzio, de “Muzzio Hnos”. El frigorífico tiene a su personal tercerizado de vacaciones y quería comenzar a tener pescado en cámara para cuando regresen.
El precio que anima a los armadores que no reprocesan su propia captura es que la merluza pueda llegar a 800/900 pesos para mercado interno y trepar a 1100 pesos para frigorífico. Hoy están en escalones parecidos. En ese rango, el color rojo de las cuentas finales hace perder efusividad.
“Los números a mí me cierran con una merluza a 650 pesos. Hoy comenzó a pescar el 65% de la flota Cuando salgan todos estimo que bajará un poco”, se ilusiona Mariolina.
Ciro D’Antonio, de Frigorífico del Sud Este y también con mano de obra en cooperativa, aguarda con expectativas el inicio del nuevo ciclo productivo. “La demanda es mínima. Brasil tiende a terminar sus inventarios a esta altura del año y es un invierno muy duro en todo el hemisferio norte”, agrega.
“Se prevé que el precio baje en Europa por la baja en la paridad dólar-euro”, pronostica Muzzio.
El industrial de todas maneras ve un ligero incremento en algún pedido pero advierte que “siempre debajo de nuestros costos”, que se ubican entre un 10% y 15% del precio de venta; entre 300 y 400 dólares por tonelada.
“Se puede reducir parte de los costos con la eliminación de derechos e impuestos a la producción”, dice D´Antonio.
Y este panorama se despliega aún con el sector industrial no habiendo cerrado el acuerdo por el último reajuste paritario con el SOIP. Quedó pendiente de actualización del último trimestre del año pasado y quedarán también los dos primeros meses de 2025, ya que la patronal está decidida a volver a sentarse a negociar cuando venza la actual acta acuerdo, el próximo 28 de febrero.
El horizonte puede ser aún más amenazante si el precio del pescado entero baja por aumento de la oferta, suben los costos tras la actualización salarial –también sigue abierta la paritaria de gremios marítimos- y los mercados internacionales se mantienen retraídos.
“Si se dan así las cosas y el gobierno no interviene con alguna ayuda, la flota queda parada en marzo”, aseguró otro de los armadores consultados.