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El José Américo, el barquito extensible de “Pototo”, junta repudios de todos los sectores.
Desde la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera, UdiIPA y Cafrexport pidieron al CFP el respeto a la norma que regula la pesquería del langostino. Se mostraron preocupados ante las presiones para permitir el ingreso de buques que violan las regulaciones vigentes.
Las voces en rechazo de la posible derogación de la Resolución 1113/88 también asomaron en Mar del Plata, desde donde un grupo de cámaras empresarias elevó una nota la semana pasada al Consejo Federal Pesquero solicitando el respeto por la norma que regula la pesquería de langostino.
La nota lleva la firma de la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera, UdIPA y Cafrexport. Las entidades le solicitaron a Juan Manuel Bosch la confirmación y el más estricto cumplimiento de la Resolución 1113/88 de manera que NO (sic) se autoricen buques que tengan una eslora máxima total superior a los 40 metros y que tengan más de 2 mil HP de potencia propulsora.
Los rumores sobre una posible derogación de la norma cobraron más fuerza luego de la botadura del José Américo, el nuevo congelador de Moscuzza, que sufrió un repentino achique (Ver José Américo, el buque de Moscuzza que se achicó en el agua). Pasó de los 47 metros de eslora máxima total, según consta en la base de datos de Marine Traffic, a medir 39,90 metros de eslora entre perpendiculares, como consignaron algunas crónicas de la botadura.
“El 75% de la industria pesquera depende actualmente de un solo recurso que es el langostino y vemos con suma preocupación las presiones existentes para permitir el ingreso de buques a esta pesquería que violan las regulaciones vigentes y que no sólo pondrían en riesgo la sustentabilidad biológica del recurso, sino además el equilibrio y la competencia entre los distintos armadores”, sostiene el documento al que tuvo acceso REVISTA PUERTO.
En la nota las cámaras empresarias recordaron que en base a las restricciones de los 40 metros de eslora y los 2 mil de HP todo el sector realizó las inversiones en la pesquería en los últimos 30 años.
En un guiño a las demandas de las cámaras patagónicas, desde Mar del Plata aclararon que no existe oposición a la actualización de algunas normas que buscan mejorar la calidad del producto y el desempeño de la pesquería, “siempre en el marco de la ley y el consenso de todas las partes comprometidas con la explotación de este recurso”, aclararon.
Sobre los buques que han sido exceptuados de cumplir con la 1113/88, las cámaras marplatenses solicitaron que les otorguen dos años de plazo “improrrogable” para que adecúen sus buques, “modificándolos o reemplazándolos” por otros de menos de 40 metros y 2 mil HP.
También solicitaron a Bosch mantener el sistema actual de evaluación y resolución de proyectos pesqueros del CFP, basándose en los tres mejores años de capturas de especies no cuotificadas que incluyan langostino, “teniendo potestad el CFP de exigir una disminución del hasta el 10% o de mantener la anterior captura histórica”. Aunque cabe aclarar que desde hace unos años el CFP no tiene en cuenta si pescaron o no langostino.
Por último, pidieron revisar y corregir los proyectos que hayan sido aprobados siguiendo otros criterios y que representen un aumento injustificado en el esfuerzo de pesca sobre el recurso langostino.
El José Américo parece reunir todos los condimentos de la irregularidad absoluta: tiene asignadas 2600 toneladas de langostino, de las cuales más de la mitad surgieron de un buque que solo pescó calamar y tenía un permiso exclusivo para esa especie, además de excederse en los parámetros de eslora y potencia de sus motores.
Por Roberto Garrone