La decisión que adoptó el Consejo Federal Pesquero de promover la pesca de esa especie en el borde externo del área de veda podría tener un impacto negativo sobre la merluza. Ante la escasez del crustáceo, los barcos arrastran todo el día por magras capturas.
Las imágenes satelitales muestran una alta concentración de barcos pescando al borde de la Veda de Juveniles de Merluza en aguas nacionales. Terminada la temporada de langostino, desde el Consejo Federal Pesquero indicaron que los buques langostineros que quieran seguir en busca del crustáceo deberán hacerlo con observador a bordo o inspector y declarar toda la fauna acompañante que capturen.
La decisión adoptada carece de sentido porque, por un lado, todo buque habilitado para capturar langostino puede hacerlo fuera del área de veda durante todo el año sin autorización específica de despacho a la pesca. Por otra parte, según la Resolución 7 de 2018, siempre los barcos deben salir con un observador o inspector a bordo.
La propuesta de incentivar la continuidad de la temporada por fuera del área de veda llegó de manos del Ejecutivo; el representante Oscar Fortunato con el apoyo del Subsecretario de Pesca fue quien lo propuso y ambos estuvieron dispuestos a defenderla ante los representantes de Chubut y Rio Negro que se oponían.
Para llegar a un consenso, acordaron que la veintena de barcos que ya estaba operando en la zona seguiría pescando con o sin observador, pero que una vez que regresaran a puerto, al igual que el resto de los barcos que se incorporaran, lo harían obligatoriamente con observador o inspector a bordo.
La realidad es que no existe un número suficiente de observadores e inspectores para cubrir la flota; la mayoría son despachados por vías de excepción sin ningún tipo de control por no haber disponibilidad de recursos humanos. Y en la mayoría de los barcos, sobre todo en los fresqueros, nadie controla o registra si hay descarte. Ahora se supone que será la misma autoridad de aplicación que otorga las excepciones la que impedirá el despacho de los barcos si no cuentan con observador o inspector.
Lo más preocupante del caso es que los barcos que se encuentran pescado fuera de la veda están teniendo magras capturas, llegando al final de todo un día de arrastre con una o a lo sumo cuatro toneladas. Cuando los consejeros tomaron la decisión, ya sabían que esta era la situación.
Recoger como máximo entre una y cuatro toneladas de langostino por día, como confirman los propios pescadores, implica horas de arrastre sobre un área sensible para la merluza en época de desove y cría de juveniles. Llamó la atención que no se pidiera con antelación una opinión técnica al INIDEP cuando supuestamente lo que se busca es preservar el recurso y evitar el bycatch.
Qué debe pasar en el borde de la veda, una vez que finaliza la temporada de langostino, debería estar contemplado en el plan de manejo que nunca se generó desde el Consejo Federal Pesquero. Creer que la Resolución 7/18 es un plan de manejo, como sostienen tanto el Subsecretario de Pesca como algunos consejeros, implica que nunca se ha leído con atención la norma, dado que surge claramente de su texto que es obligación del CFP trabajar en ello.
El Consejo volverá a reunirse el 6 de noviembre y recién entonces tomará vista del informe que el INIDEP realice sobre el impacto que la flota está generando sobre la merluza desde hace más de una semana.