Lo reconocieron desde el propio Departamento Pesca de la Municipalidad que encabezó las actuaciones. Decomisaron mil kilos de materia prima entre pescado entero y procesado. Calderón, otra vez activo.
Personal del Departamento Pesca del Distrito Municipal del Puerto-Vieja Usina clausuró este miércoles una vieja planta ocupada en Gianelli al mil donde desarrollaban tareas de procesamiento de materia prima de origen marino sin la correspondiente habilitación ni las condiciones mínimas de higiene y salubridad.
En el procedimiento se realizó el decomiso por falta de garantías de inocuidad sanitaria de 30 cajones de 35 kilos cada uno, aproximadamente 1000 kilos de pescado procesado y sin procesar. Las actuaciones se giraron al juzgado municipal de faltas y se dio cuenta de lo actuado a OSSE para el corte del suministro de agua y sellado de las cloacas.
Con esta intervención ya son cinco los establecimientos clausurados en las últimas semanas en el barrio Puerto donde también se secuestraron elementos de trabajo y mercadería con distinto grado de elaboración.
“En estos lugares no se cubren tampoco los requerimientos mínimos exigidos para proteger la integridad de los trabajadores”, aseguraron los inspectores tras el allanamiento.
“Las instalaciones sanitarias y eléctricas prácticamente no existen, no hay cobertura social ni aportes y las condiciones laborales son infrahumanas ya que en algunos lugares ni techo tenían”, describieron los funcionarios sobre el panorama con el que se encontraron en la planta tomada.
Las anteriores clausuras ocurrieron en lugares que aparentaban ser casas de familia, como en Posadas al 500 y San Salvador al 4200. En Vértiz al 3300 se trató de una fasonera con serias deficiencias administrativas, edilicias e higiénicas.
La de Guanahani al 3300 fue la clausura más importante porque Abel Calderón es uno de los apellidos más reconocidos en el circuito clandestino. Su nombre había sido apuntado por industriales del rubro como ejemplo del procesamiento de merluza a bajo costo para el mercado interno.
El problema es que luego de la clausura y decomiso de casi 2 mil kilos de pescado, Calderón sigue funcionando a pocos metros, sobre la calle Acha, apegado al mismo grado de precarización que en sus anteriores emprendimientos.
Revista Puerto