En la industria pesquera, donde todo parece estar en pausa, el conflicto por los salarios sigue dando tela para cortar. La temporada de langostino aún no arranca, los barcos siguen amarrados y las cuentas no cierran para nadie. Mientras Damián Santos, empresario del sector y una de las voces que con más crudeza, expuso lo que se discute en privado y lo que se plantea por estas horas en la mesa empresarial de la Feria de Barcelona.
“Cuando nosotros nos sentamos la primera vez con la mayoría de los empresarios, llegamos a la conclusión de que había que bajar un 60% los valores de producción. Porque era lo que había bajado el precio del langostino. Y obviamente que vemos que eso era muy brusco, que era muy difícil de llevar a cabo”, dijo Santos sin vueltas.
La propuesta empresarial, finalmente como se sabe, se moderó: “Estamos apostando a que con este 30% que nosotros hablamos se mantengan más o menos los sueldos del año pasado, que en el futuro el gobierno derogue los derechos de exportación y que el negocio se ajuste en varias patas, no solamente en la de los empleados”, explicó.
Según Santos, “la gente va a cobrar casi lo mismo que cobró en la última marea de octubre, con lo cual no hay una baja de precios, porque estamos bajando los valores de producción, pero también estamos ajustando esos valores por el tipo de cambio del dólar”.
También sostuvo que, incluso con este ajuste, la ecuación sigue siendo favorable para los trabajadores de la flota langostinera: “Un marinero de un barco de langostino va a ganar el doble de lo que gana en un barco de merluza o de calamar. Entonces, ¿cuál es el concepto para no aggiornar el convenio a lo que corresponde si igual la gente va a terminar ganando más que con lo que se pese? A veces el trabajo es mucho más pesado en otras pesquerías que en el langostino, es simplemente un dogma sindical que está fuera de época”.
Ese “fuera de época” fue uno de los momentos más filosos de sus declaraciones. Porque tanto para Santos como para todos los empresarios del sector, hay una desconexión entre los reclamos gremiales y la realidad actual del negocio: “Cuando se habla de derechos adquiridos, los derechos adquiridos no son absolutos e inamovibles. Los derechos adquiridos son derechos que los trabajadores lograron en algún momento y en algún contexto. Y ese momento y ese contexto fue hace 20 años, donde el langostino valía el doble o el triple”.
El empresario madrynense insistió en esa idea: “Está claro que el primer ajuste lo han hecho las empresas, que durante 3, 4 años venimos sin rentabilidad. Entonces el ajuste lo hacen primero las empresas, se le pide al Estado que haga también su ajuste y se le pide a la gente que todos los que participamos en el negocio nos ajustemos”.
Y con cierto sarcasmo explicativo a los marineros, buscó una metáfora ilustrativa: “Yo no le puedo decir a un cliente cuando le pido 10 dólares por el langostino y me ofrece 5 que yo tengo un derecho adquirido”.
“El negocio cambió y hay que cambiarlo”, remarcó, como quien da por concluida la discusión. «El principal derecho adquirido que tienen trabajadores es a conservar el empleo. Y eso es lo que nosotros como empresas y como cámaras estamos tratando de lograr. Estamos tratando de que el negocio no desaparezca”.