El grupo Pereira con sede en Vigo factura en la actualidad ciento cincuenta millones de euros y está presente en siete países, de Europa, África y Asia, con una cartera que supera ya los diez mil clientes.
“O pasiño do boi é lento, pero seguro”. Este refrán popular se ha convertido en una de las filosofías de vida de José Pereira, fundador del grupo Pereira. Este empresario comenzó de joven a trabajar en el Berbés de Vigo y acabó creando una empresa familiar que hoy tiene presencia en seis países, con una facturación de ciento cincuenta millones de euros que lo sitúa entre las diez compañías más importantes del sector pesquero en España.
“Mi abuelo nos ha inculcado la idea de que no hay que precipitarse, sino afianzar proyectos y no acometer demasiadas nuevas aventuras a la vez. Esa filosofía está muy presente en el grupo y se ha probado que es buena: Pereira no ha dejado de crecer desde 1955”, cuenta su nieto Ruy Andrade, responsable de las Relaciones Externas y Desarrollo de Negocio de la firma viguesa. “Él siempre dice que el Berbés era como Wall Street: mucha gente venía a Vigo porque la pesca era una fuente de riqueza”, explica.
Todo comenzó cuando José Pereira observaba en la lonja las variaciones de precio del pescado según la cantidad de oferta que había. En pleno inicio de la tecnología del congelado, se le ocurrió la idea de que podía comprar el pescado cuando el precio era bajo, congelarlo y enviarlo fuera de Galicia en las fechas navideñas. Para ello, “con un apretón de manos, un pacto entre caballeros”, le compró un modesto barco de madera, el Pelícano, a Gaspar Massó, de la famosa familia conservera.
“Después de un barco vino otro, y otro, hasta los veinte actuales, y siempre los bautizaba con gentilicios de las zonas que formaban parte de sus vivencias: Gondomar, Barreiros, Donas…”, señala el propio Ruy Andrade. Ese apego al territorio es precisamente lo que Pereira entiende como un valor de las empresas familiares. “El mundo es muy grande y hoy en día es más fácil cambiar tu sede que antes. Las empresas que seguimos en Galicia lo hacemos porque queremos contribuir al territorio que nos vio empezar y nos facilitó el camino. Si nuestra sede social está aquí, nuestro compromiso también”, afirma Andrade.
Pero ese apego no les ha impedido incluso aumentar su volumen de negocio. Actualmente, Grupo Pereira cuenta con presencia en Senegal, Mauritania, Namibia, Sudáfrica, China y Malvinas, con una cartera de 10.000 clientes y la creación de 1.000 empleos directos, el 44 % de ellos para mujeres, incluyendo puestos en todos los ámbitos.
La responsabilidad social corporativa es otro de los puntos clave de esta empresa familiar en relación directa con el territorio. El compromiso de la empresa con el contexto geográfico se extiende a nivel local e internacional. Es patrocinador principal de la SD Tirán, en la localidad pontevedresa de Moaña, de reconocida labor social. Así mismo, la firma colabora con varias asociaciones que contribuyen a la mejora del ámbito pesquero, médico o educativo en varios países africanos, además de apostar por la sostenibilidad, el medio ambiente y el I+D+i en proyectos como el cultivo de pulpo.
Clientes y empleados se paran a saludar
Los valores y su transmisión a las futuras generaciones es otra de las características que destacan desde Grupo Pereira como un elemento diferenciador de las empresas familiares. Ruy Andrade, su responsable de las Relaciones Institucionales y Desarrollo de Negocio, pone como ejemplo la humanidad de su abuelo.
“Cuando paseas con él por la calle te encuentras con clientes, proveedores o ex-trabajadores que lo paran, lo saludan y puedes observar lo mucho que lo respetan”, señala.
“En las decisiones que ha tomado siempre ha primado la preocupación por su gente”, añade. A la pregunta de si será fácil continuar ese legado, responde que lo intentarán, “aunque son conscientes de que será complicado hacerlo como él”.
Si Pereira no fuera familiar, Ruy Andrade tiene muy claro que “el factor territorial tendría menos peso y los valores que han impregnado a toda la dirección y el colectivo trabajador o bien ya no estarían o, por lo menos, no primarían de la misma forma”.
