Pesca

Debate de altura: Marinero y empresario cara a cara por el futuro de la pesca

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Marinero y empresario. El sábado por la tarde una pequeña FM de la ciudad de Santa Clara del Mar fue el escenario del debate amable, respetuoso y relajado entre el marinero Ulises Parra y el empresario Fernando Álvarez. El mayor aporte fue el intercambio directo y la evidencia de que el diálogo es la única vía para resolver el conflicto.

Aunque Marina Pacheco, del portal Mar y Pesca, fue quien movilizó la idea del debate entre Ulises Parra, marinero de la empresa Solimeno y el empresario Fernando Álvarez, el ámbito elegido para realizarlo fue el programa radial del portal DEPROA, que conduce el marinero Juan Pablo Fernández en FM Bunker. Durante una hora intercambiaron puntos de vista respecto de la actividad y el conflicto; sobre todo, el referente de la patronal respondió dudas al representante de los tripulantes en lo referente a la situación del negocio del langostino, el sueldo que percibirán con y sin la baja del 30% y el rol que ocupa el SOMU. El intercambio fue tan ameno, que Álvarez terminó pidiéndole que se presente a elecciones en el SOMU, “porque contigo se puede hablar”, le dijo; y el marinero dejó en claro que la intransigencia del gremio responde al mandato de sus afiliados.

El precio del langostino y el costo del barco

“El año pasado los valores de exportación del langostino más grande variaron entre cinco y seis dólares, quedando al final en 5.300 dólares. De ese valor nosotros tenemos que pagar las retenciones de 318 dólares, la descarga y transporte de 270 dólares, el DUE 53 dólares, el despachante 39 dólares y del precio de venta ahí me quedan 4.500 dólares. De esto que me queda tengo que pagar los gastos financieros de la empresa, de almacenamiento y administrativos, pero no los voy a sumar. El gasto de tripulación sale de estos 4500 dólares, y en bruto, no lo que va a tu bolsillo, sino lo que me sale es 3450 dólares la tonelada. Ahí me quedan 1100 dólares para pagar víveres, gasoil, reparaciones, básicos durante el año, la ART y los juicios que los incluyo porque hay compañeros de ustedes que juegan en contra de la lógica. Creo que es lógico que me digas que estás perdiendo dinero”, empresario Fernando Álvarez.

“Es entendible”, dijo Ulises Parra y preguntó cuándo comenzó esta situación.

“El último buen precio fue en 2017 cuando las empresas ganamos dinero. Ese año hubo mucha devaluación y el langostino tuvo buen precio, los últimos cinco años hemos sobrevivido por circunstancias financieras con el contado con liqui que nos permitía tapar la realidad con las dos manos, porque no nos interesaba verla. Luego vino la pandemia y se abrió antes en Europa y el langostino subió el precio. Pero luego bajó, en 2022 ya tengo facturas a China de 5 mil dólares y pico la tonelada.

“Eso es entendible desde el lado empresario, el marinero tiene otra visión”, completó la oración Parra y lejos de poner en discusión el mal negocio que está resultando el langostino, se refirió a las condiciones en las que trabajaron durante muchos años arriba de los barcos los marineros.

Dando a entender que los motivos no son suficientes para tocar el convenio, dijo: “En el 92 trabajábamos 19 horas, en un Año Nuevo paramos para comer y a las 12 y 20 seguimos trabajando hasta las 5 de la mañana y a las 7 nos levantaron para hacer un trasbordo y a las 10 tiramos la red de nuevo. Esas fueron las condiciones de vida durante años. Cuando me enteré que por 32 toneladas de langostino me pagaron 300 dólares me bajé, fui con los japoneses para hacer surimi y después a merluza negra que como no figuraba en los convenios nos pagaban un dólar la tonelada. Cuando vuelvo al langostino en 2004 se pagaba el 60% del dólar, en 2005 se llevaba al 78%. Solo un año estuvo en 12 mil dólares el langostino, al poco tiempo se llegó a 6 mil y desde entonces todos los años las actas acuerdos, la última fue del 2014, hasta el 2019 hubo movimientos en los convenios, y las partes estuvieron de acuerdo todos los años.”

“Estoy convencido de que entiendes el tema de los precios del langostino, aunque no entiendas qué se debe bajar el salario”, le dijo el empresario Álvarez y aseguró que están buscando la forma de poder sacar los barcos. “Ahora tenemos un alivio fiscal y nosotros ponemos nuestra parte, pero el SOMU no quiere bajar nada y yo lo entiendo, pero cada día que pasa no es una victoria sindical, pierden ustedes, pierden sus familias y perdemos nosotros. En dos meses se han perdido unas cinco mareas que son 25 millones de pesos y eso no lo recuperarán”.

“Estamos en un punto de no retorno porque hay una pared enfrente y la única forma de pasarla es tirar la pared y llegar a ustedes para que entiendan la situación, ponerles los números y nuestra propuesta para que la vean porque está completamente distorsionada. Lo que cobraría hoy el marinero no es lo que se está hablando”, afirmó Álvarez y le presentó el comparativo junio 2024 y 2025.

“Junio 2024, tres viajes, 348 toneladas, el sueldo bruto 13.100.000 pesos. Junio 2025 son 12.680.000 pesos, es un 3% menos, van a ganar lo mismo. En neto, que es lo que va al bolsillo, en junio de 2024 se ganaron 12 millones y en 2025 es de 11.660.000 pesos. El alivio fiscal que nos supone un 9% aunque se termina en dos meses, es una vía para salir”, afirmó Álvarez y luego agregó, a requerimiento de Parra, cuánto sería sin el 30%: el sueldo alcanzaría los 15 millones de pesos.

“Este es mi punto de equilibrio para salir y ver qué pasa en el horizonte, no creo que estos números sean una calamidad, les pido que nos demos una mano y salgamos de esta mierda. No pedimos que trabajen gratis. Yo no puedo pagar lo que pagaba, en mi balance tengo 15 millones de perdida, tengo dos empresas, Agropez con fresqueros y plantas y Conarpesa con los congeladores; gracias a Agropez puedo seguir, pero yo no puedo seguir cargando una empresa a la otra porque un año malo y se va todo al diablo”.

Siguiendo la charla amena en la que se había transformado el debate, el marinero planteó que además de este problema, hoy están teniendo un conflicto paritario por el salario básico, “porque las cámaras no quieren firmar por el IPC, son dos pesos con cincuenta, la verdad que tener la flota congeladora parada por dos pesos con cincuenta… hay que ponerse la mano en el corazón, cobramos 530 mil pesos de básico”, se quejó Parra sin oposición de su interlocutor.

Sobre el final del debate Ulises Parra señaló que las grandes empresas se hicieron “sobre los abusos laborales porque durante años tuvimos 30 horas de trabajo, he estado 28 horas en planta” y la respuesta del empresario fue que el límite a las horas de trabajo fue una conquista del gremio buena para todos.

Fernando Álvarez por su parte pidió que se lo deje de señalar como quien inició este conflicto y aunque le reconoció a Parra que es “la voz mediática”, aclaró que cuando esto inició estaba siendo operado en ocho oportunidades de la columna que incluyó hasta la extirpación de un tumor.

“Llevo treinta años negociando con un montón de gente y no lo entiendo, acá hay algo raro, pero mi problema no es con Durdos o Navarro, es con mi gente, es con ustedes que tengo que hablar y decirles esto les ofrecemos. Lo que no puede pasar es que haya gente que quiere salir y otra que no la deje salir. Se pierden 400 mil pesos diarios que lo podrían estar llevando a casa, también perdemos nosotros y es una situación súper incómoda para todos. No puedo ir a la ciudad donde empecé porque me van a insultar, qué falta de respeto nos tenemos entre todos. Creo que lo que les estamos ofreciendo está bien, que deberíamos cortarlo acá, salir y darnos tres meses trabajando para volver a hablar. Y a las elecciones del SOMU preséntate tú, que contigo se puede hablar”, concluyó Fernando Álvarez.

Al momento del cierre del debate, Parra hizo una aclaración: “Con el SOMU tienen una postura equivocada, no es que el SOMU nos baja una directiva a nosotros, la directiva se la damos nosotros y si el SOMU está tan intransigente como dicen ustedes es porque en cuanto firmen a la baja prendemos fuego el rancho, lo digo en forma figurada. Nosotros no queremos la baja, a las compañías les cambió el precio y van a tener que diversificarse porque el trabajo de extracción va a seguir siendo siempre el mismo”.

Como estaba claro desde un inicio, cada uno se fue con su postura, pero al menos permitió de alguna forma acercar las partes. Sirvió para que en tiempos en el que los insultos y la desacreditación cobran protagonismo en la disidencia, un empleado y un empresario demostraran que el diálogo respetuoso es posible y el único camino para llegar a un acuerdo. Quedó claro que la intención de las empresas no es ir por las conquistas sindicales pero que, si no se logra llegar a un número que les permita sacar los barcos sin perder plata, todos seguirán perdiendo. El mandato al SOMU, como dijo Parra, se lo dan los afiliados.

Fuente: Revista Puerto