La población de anchoas menores de un año que habitan en estos momentos en las aguas del Golfo de Bizkaia se sitúa en unas 114.000 toneladas, una cantidad inferior a la media histórica, pero que se mantiene en «niveles saludables», según la campaña científica JUVENA 2019, el estudio de seguimiento anual de biomasa de juveniles de anchoa realizado por el centro tecnológico vasco AZTI.
Hay que partir que el pasado año se establecía que unas 490.000 toneladas de anchoas menores de un año habitan en las aguas del Golfo de Bizkaia. Esta cantidad era superior a la media histórica, pero inferior a la del 2017, en el que Juvena estimó una biomasa de 725.000 toneladas, la más elevada de la serie iniciada en 2003, superando ligeramente los niveles del año 2014. Hay que tener en cuenta que en 2016 la población de anchoa juvenil en el Golfo de Bizkaia ascendía a unas 371.000 toneladas, mientras que por los datos obtenidos este año ha bajado a más de la mitad.
Pese a ello, los científicos señalan que “la cifra obtenida es inferior a la media histórica de JUVENA, que arrancó en la década de los ochenta. A pesar de este descenso, la abundancia de anchoa se encuentra en niveles saludables y no se detecta un escenario de riesgo para la campaña de pesca de 2020, puesto que a las estimaciones de juveniles hay que sumarle los supervivientes de la población adulta en 2019, cuando alcanzó su máximo histórico”, asegura el investigador Guillermo Boyra, responsable del estudio.
Para recabar los datos de JUVENA, el personal investigador de AZTI se embarcó en el mes de septiembre a bordo de los buques oceanográficos “Emma Bardán” y “Ramón Margalef”, pertenecientes a las flotas de la Secretaría General de Pesca y del Instituto Español de Oceanografía (IEO), respectivamente.
Posteriormente, se analizaron y trataron estadísticamente los datos recabados para establecer la estimación. Durante el estudio, los expertos de AZTI emplearon sistemas de ultrasonidos para detectar la abundancia de anchoas.
El análisis de los ecos recibidos permitió establecer tanto la biomasa de juveniles de anchoa (de unas 114.000 toneladas), como su localización (distribuida tanto por la plataforma continental como el talud). Además, las pescas realizadas durante el recorrido hicieron posible determinar el tamaño medio de los juveniles, que se sitúa en unos 6,1 centímetros.
“Las estimaciones de la campaña JUVENA 2019 anticipan un reclutamiento medio bajo, sin que ello implique entrar en una zona de riesgo para la pesquería. Desde una perspectiva histórica, los reclutamientos que venían sucediéndose desde el año 2014 eran muy altos, todos muy por encima de la media. El reclutamiento esperado para la campaña de pesca 2020 es similar a los ocurridos a comienzos de esta década y en los noventa”, añade Boyra.
Una campaña clave para la sostenibilidad de la especie
Las poblaciones de pequeños pelágicos como la anchoa se caracterizan por fluctuaciones interanuales muy fuertes de los reclutamientos y del nivel de biomasa. La importancia de la campaña JUVENA reside en que permite evaluar las fluctuaciones de abundancia de los juveniles de anchoa con el fin de dar un aviso anticipado. De esta manera se regula adecuadamente la explotación de la anchoa teniendo en cuenta su abundancia año tras año.
“Conocer cuántos juveniles de anchoa hay en otoño, hace posible anticipar cuántos ejemplares llegarán a adultos en la primavera y verano siguientes, período en el que tiene lugar la reproducción y se produce la pesca. Sólo a través de una gestión sostenible es posible garantizar la supervivencia de la especie y el futuro de un sector económico que emplea a más de 3.500 personas, entre la actividad pesquera y la industria conservera y alimentaria”, añade el experto de AZTI.
Las reglas de explotación de la anchoa fueron elaboradas por científicos de AZTI, el IEO, el
IFREMER y el organismo asesor de la Comisión Europea STECF durante la década pasada. Estas
medidas se adoptaron a raíz del hundimiento de la población y de la pesquería de anchoa en
2005.
Las normas están diseñadas para regular la explotación ante eventuales caídas de abundancia
de la anchoa y garantizar así la sostenibilidad de la pesquería.
Los datos arrojados por la campaña JUVENA, financiada por el Gobierno Vasco, el Ministerio de
Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y el IEO, permiten efectuar recomendaciones a las autoridades pesqueras y, en caso de que las cifras lo aconsejen, abrir o cerrar la pesquería y recomendar el total admisible de capturas (TAC) para la temporada siguiente.
Aproximación ecosistémica
La campaña JUVENA, sin embargo, va más allá de determinar la abundancia de los juveniles de
anchoa y su distribución en el Golfo de Bizkaia. En los últimos años la campaña ha incorporado un enfoque ecosistémico que no solo se centra en la anchoa juvenil, sino que abarca toda la comunidad de pequeños pelágicos con los que comparte ecosistema como la anchoa adulta, la sardina, el chicharro o el verdel.
También se estudian factores ambientales como la temperatura, salinidad o turbidez en la
columna de agua y se tiene en cuenta la disponibilidad de alimento, analizando la distribución
espacial y abundancia de diferentes tipos de plancton.
“Teniendo en cuenta que la anchoa tiene una variabilidad interanual muy pronunciada y que la supervivencia, crecimiento y reproducción de los juveniles está muy afectada por factores ambientales, el enfoque ecosistémico de JUVENA nos permitirá entender mejor los procesos que afectan a la supervivencia de esta especie”, concluye Boyra.
Para cerrar el análisis de la cadena trófica, los investigadores de AZTI han incluido en la campaña el estudio de la distribución espacial de los grandes depredadores marinos en el Golfo de Bizkaia. Para ello, han analizado la distribución y abundancia de aves y mamíferos marinos, recolectando información sobre las especies presentes, así como el número y el comportamiento de los individuos avistados durante el recorrido.