La Comisión Técnica Mixta del Frente Marítimo (CTMFM) publicó recientemente un informe en el que se presentan indicios de actividad reproductiva de merluza negra (Dissostichus eleginoides) en el sector norte del talud continental argentino, una zona donde hasta ahora no se había confirmado este comportamiento de la especie.
Los resultados, presentados originalmente en noviembre de 2022 durante el XIX Simposio Científico de la CTMFM, fueron difundidos formalmente en julio de 2025 a través del volumen 27 de la publicación científica Frente Marítimo.
Según el trabajo elaborado por investigadores argentinos, la presencia de hembras maduras y ejemplares con ovarios en estado de maduración avanzada fue detectada en el marco de campañas de investigación realizadas entre 2018 y 2022. Los muestreos se concentraron entre las latitudes 36°S y 39°S, a profundidades de entre 1.000 y 1.800 metros.
Los especialistas indicaron que, si bien la merluza negra es conocida por realizar migraciones reproductivas hacia el talud sur y zonas australes, este hallazgo sugiere que el área del talud norte también podría desempeñar un rol como zona secundaria de reproducción, lo que reviste interés para la gestión pesquera y la conservación del recurso.
“El hallazgo abre nuevas preguntas sobre la dinámica poblacional y la conectividad entre los distintos grupos de merluza negra en el Atlántico Sudoccidental”, señalaron los autores del estudio.
La merluza negra constituye un recurso ictícola de altísimo valor comercial, cuya explotación se encuentra estrictamente regulada a través de cuotas y medidas de conservación adoptadas en el marco del derecho internacional y aplicadas tanto por la República Argentina como por otros Estados con intereses pesqueros en el Atlántico Sur. Estas regulaciones, orientadas a preservar la sostenibilidad de la especie y evitar su sobreexplotación, se inscriben dentro de un sistema de gobernanza que demanda cooperación, vigilancia y cumplimiento efectivo.
No obstante, y de manera casi recurrente, año tras año, durante los meses comprendidos entre febrero y junio, se observa la presencia de buques palangreros de bandera asiática operando fuera de la Zona Económica Exclusiva argentina, concretamente en el espacio marítimo situado más allá de la milla 200, a la altura del litoral comprendido entre las localidades de Villa Gesell y Necochea. Estas embarcaciones desarrollan actividades de pesca dirigida a la merluza negra en zonas adyacentes a la jurisdicción nacional, en un contexto donde la fiscalización efectiva resulta compleja y muchas veces nula.
Las capturas realizadas por estos buques son, en general, transferidas en alta mar a buques de carga refrigerada, que operan como plataformas logísticas destinadas al almacenamiento y eventual transbordo de la carga, lo que dificulta aún más el seguimiento de la trazabilidad del recurso extraído. Esta práctica, aunque no necesariamente ilícita en términos estrictamente jurídicos, plantea serios cuestionamientos desde el punto de vista de la conservación marina, la equidad en el acceso a los recursos y la soberanía sobre los espacios oceánicos circundantes.
En consecuencia, la presencia reiterada de flotas extranjeras en los márgenes del límite exterior de la jurisdicción argentina pone en evidencia la necesidad de fortalecer los mecanismos multilaterales de control, promover mayores niveles de cooperación regional e internacional, y consolidar estrategias de vigilancia y disuasión que garanticen la preservación del ecosistema marino y la defensa efectiva de los intereses nacionales en el Atlántico Sur, aunque en aguas internacionales, de difícil implementación.
Los investigadores remarcaron que los resultados obtenidos serán tenidos en cuenta en futuras evaluaciones del estado del stock y podrían dar lugar a recomendaciones específicas para el manejo de la especie en la región. Además, destacaron la importancia de continuar con campañas de investigación que profundicen el conocimiento sobre los patrones reproductivos de la merluza negra en el Mar Argentino.