A pesar de las medidas restrictivas que se aplican sobre el abadejo desde 2012 el recurso sigue en un estado crítico. La explotación del recurso por parte de la flota extranjera que pesca sin control en aguas adyacentes hace muy dificultoso el manejo sostenible y deben establecerse escenarios de recuperación a largo plazo, condenado a la flota nacional a mantener las actuales medidas de manejo por más de una década, con la posibilidad incluso, de no lograr salvar el recurso del colapso.
El informe elaborado por el INIDEP da cuenta de ello y también señala la necesidad de arbitrar los medios para controlar su explotación más allá de nuestra Zona Económica Exclusiva, donde las flotas china, coreana y española lo explotan.
De acuerdo a REVISTA PUERTO, el desembarque de abadejo en el Atlántico Sudoccidental se redujo alrededor de un 68% entre 2011 y 2019; el 88% de esa merma correspondió a la Argentina. “Dicha reducción habría estado directamente relacionada con la entrada en vigencia de las medidas establecidas para reducir el esfuerzo dirigido a la especie, que consistieron en limitación a la captura por viaje, reducción de CMP y prohibición de la captura por arrastre en áreas comúnmente denominadas como pozos de abadejo, hasta tanto se evidenciaran signos de recuperación”, señala el último informe del INIDEP.
Pero, “a pesar de las recomendaciones dispuestas de reducción de captura por el Consejo Federal Pesquero a partir de diciembre de 2012, hasta el momento no se han observado señales claras de recuperación del estado del recurso, excepto un leve aumento en las estimaciones de la abundancia de los últimos años y una cierta disminución en la proporción de individuos juveniles en los muestreos de observadores a bordo”, se indica en otro pasaje del informe.
Abundancia
La tendencia general de la abundancia del recurso fue decreciente. Según las estimaciones, la biomasa total y reproductiva en el último año se estimaron en 78.000 y 41.000 toneladas, respectivamente. Este valor de Biomasa Reproductiva representó un 11% de aquel estimado en el estado virgen (355 mil toneladas), calculado en un tiempo previo al inicio del período de explotación en 1980.
Ese valor de Biomasa Reproductiva ubica a la pesquería por debajo del Punto Biológico de Referencia Límite, considerado como límite de seguridad biológica que no se debería sobrepasar en especies demersales como el abadejo, de resiliencia media-baja. La relación stock- recluta indica que la especie continúa comprometida, con alta probabilidad de no recuperación.
Las estimaciones de los patrones de selección mostraron una reducción en la edad de primera captura durante el último período analizado (1998-2020), evidenciándose una mayor proporción de juveniles en efectivo. Este efecto también se vio en las capturas desembarcadas (60-80%) en Mar del Plata en los últimos años, las cuales mostraron una elevada proporción de juveniles entre los años 2013 y 2019.
El aumento de juveniles en el efectivo sumado a una disminución significativa en la relación entre la biomasa reproductiva del último año y la biomasa virgen, con una ubicación riesgosa en la relación stock- recluta durante los últimos años, aunque con una leve mejoría, “indicarían que el estado del recurso continúa siendo crítico, con riego de sobrepesca del reclutamiento”, se indica textualmente en el informe.
ZEE Argentina
Teniendo en cuenta el estado del efectivo y el nivel de explotación, el hecho de ser un recurso compartido y las características biológicas de la especie, “sin un plan de manejo conjunto con la flota extranjera que opera fuera de la ZEE argentina, es poco probable que se produzcan reclutamientos exitosos que permitan la recuperación de la Biomasa Reproductiva a valores biológicamente seguros en el corto (3 años) o mediano (7 años) plazo”. Se percibe así la primera señal del impacto directo que la pesca de la flota extranjera genera en el manejo de la pesquería.
A partir del diagnóstico de un estado de explotación crítico para el abadejo, los investigadores sugirieron, “una CBA para el año 2021, en la totalidad del Océano Atlántico Sudoccidental, no mayor a las 3.600 toneladas”.
“Es importante resaltar que dichos valores de captura se definieron, en función del enfoque precautorio, considerando un único efectivo de abadejo a partir del cual se obtiene una totalidad de las capturas en el Océano Atlántico Sudoccidental tanto por la flota argentina como por la extranjera”, se indica en el informe.
Pesca descontrolada en la Milla 201
En este punto los investigadores vuelven a ser claros respecto del impacto de la pesca descontrolada que se practica en la Milla 201, al indicar que determinar una captura, “plantea un problema de difícil resolución considerando que aún si no se obtuvieran capturas en la ZEE Argentina, las capturas de abadejo reportadas por terceros países en el área adyacente suelen superar los límites establecidos en las evaluaciones que realiza el INIDEP. En ese sentido, resulta de importancia analizar la posibilidad de regular la explotación del recurso más allá de la ZEE de Argentina”.
Por primera vez el INIDEP se expresa tan claramente sobre la necesidad de buscar mecanismos para regular la pesca en el Atlántico Sur. Las características transzonales del recurso lo colocan en un lugar clave para discutir por una buena vez y sin discursos demagógicos, sino con pruebas concretas, sobre lo ocurre fuera de nuestra Zona Económica Exclusiva y las consecuencias biológicas del accionar de esta flota, catalogada mínimamente como no reglamentada y no declarada.
Hasta ahora el esfuerzo por salvar al abadejo del colapso ha sido solo de la flota argentina y lo seguirá siendo. Al no poder pensar en un escenario de recuperación de corto o mediano plazo, para poder seguir capturando, aunque con restricciones, se debe apelar a un escenario de recuperación en el largo plazo (16 años), con capturas reducidas y medidas restrictivas.
Capturas
Para 2021 se aconsejó no solo una captura no mayor a 3.600 toneladas, sino también continuar con la restricción de los cupos de captura de abadejo por buque y por viaje de pesca de 10 toneladas o un 3% de la captura total, lo que resulte menor. Continuar con la prohibición de la pesca dirigida en los pozos de abadejo, dado que son sectores en los que “el recurso es altamente vulnerable por su estado de agregación, y es recomendable no pescar hasta tanto no se evidencien signos de recuperación”, se aclara en el documento oficial.
Las recomendaciones fueron tomadas por el Consejo Federal Pesquero, que mediante la Resolución 6 mantuvo las medidas de manejo y estableció la Captura Máxima Permisible en 3.600 toneladas, sin aclarar que era aplicable a toda la pesquería dentro y fuera de la Zona Económica Exclusiva. Esta decisión amplía los límites de captura para la flota argentina en mil toneladas respecto de la CMP de 2020, pero no llega a cubrir las expectativas de quienes pretenden tener a la especie como objetivo.
Se trata de un recurso valorado en el mercado internacional y la oferta nacional es baja en comparación con la de otros países. Pero Argentina no puede manejarse por otro carril que no sea el de la pesca responsable y hoy lamentablemente esto le está costando caro. La flota extranjera depredadora es una competencia desleal que amenaza con la sustentabilidad del abadejo y la sostenibilidad de las empresas.
Nuestro país no solo hace el esfuerzo de manejar el recurso bajo parámetros precautorios sino que además invierte recursos públicos y privados para mejorar el conocimiento sobre la especie, mientras China, Corea y España se sirven del recurso sin límite. El INIDEP, las autoridades pesqueras y los empresarios están haciendo todo lo que se debe hacer; es hora de que el Ministerio de Relaciones Exteriores, conducido por el canciller Felipe Solá, haga algo y que los países que explotan el abadejo se hagan cargo del daño ambiental que están generando.