Según declaraciones del presidente del gobierno gallego, se acordará una baja de aranceles para promover la construcción de barcos mayores de 30 metros en España. La FINA pedirá a las autoridades de Agroindustria que lo desmienta o ratifique. También le prometieron la recuotificación de merluza por 15 años. No se habló de Malvinas ni de pesca ilegal, informó Revista Puerto.
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, estuvo de visita por Argentina. Llegó hasta Puerto Deseado donde fue agasajado por los directivos de las empresas de capital gallego que operan en la ciudad patagónica. Luego fue recibido en Buenos Aires por el ministro de Agroindustria, Luis Etchevehere y el subsecretario de Pesca Juan Bosch.
El mandatario gallego estaba interesado en hablar sobre la cuotificación, las exploraciones petroleras, la pesquería de langostino y la modernización de la flota argentina; las tres primeras en función de los intereses de las empresas pesqueras que tienen su casa matriz en Vigo y la última por una gestión que busca beneficiar a la industria naval viguesa.
El visitante sacó provecho de la reunión y se llevó varias promesas, algunas de improbable cumplimiento y otras, tristemente para nuestro país, ciertamente factibles. Por parte de los funcionarios argentinos no hubo ningún reclamo de la relación comercial que mantiene España con el gobierno de ocupación de las Islas Malvinas ni sobre la pesca ilegal que barcos españoles han realizado en nuestra Zona Económica Exclusiva.
La noticia que mayor impacto tuvo sobre el sector pesquero fue el anuncio realizado por Núñez Feijóo a medios ibéricos de las tratativas para la firma de un acuerdo de reducción de aranceles en la importación de barcos nuevos construidos en Galicia (como parte de la Unión Europea) que pasarían del 14 al 7 por ciento.
Lo increíble de esta situación es que este año el Presidente de la Nación firmó el Decreto de Necesidad y Urgencia 145 para impulsar la renovación de la flota pesquera nacional con el fin de modernizarla en primer lugar y para reactivar la industria naval nacional. A la firma de ese decreto se llegó luego de meses de discusión entre armadores e industriales.
No solo eso, hace apenas 15 días el propio ministro Etchevehere dio un discurso durante una botadura en el Astillero Federico Contessi que de tan entusiasta y sentido parecía exagerado: «A partir del esfuerzo, del ingenio y de la inversión, se pueden hacer los mejores objetivos, y cuando los argentinos nos proponemos un rumbo, somos prácticamente invencibles. Siento un gran orgullo de pertenecer al gobierno del presidente Macri y traer soluciones al litoral marítimo argentino. Toda la familia de la pesca está viendo los resultados que se obtienen».
También se emocionó con la apuesta a la cultura del trabajo y la reactivación de la industria naval: “Cuando vinimos hace dos años a este astillero no había proyectos, ni construcción de buques, y actualmente tomó un tercio más de empleados. Juntos debemos seguir construyendo la mejor versión de la Argentina».
En este contexto, sorprendieron las notas publicadas en varios medios españoles el viernes pasado, con declaraciones del Presidente de la Xunta hablando sobre la reunión que mantuvo con Etchevehere y Bosch. “El Ministro ha destacado que la previsión que tienen es de construir barcos por un importe de 2.500 millones de dólares, entendiendo que la mitad, aproximadamente, de esa cartera de pedidos se podrá construir en astilleros gallegos”, declaró Feijóo.
Y no solo eso, sino que dio algunas precisiones a la prensa respecto de la decisión del gobierno de Mauricio Macri: “El Gobierno argentino y el gallego han acordado una rebaja de los aranceles para la construcción de barcos de más de 30 metros que se realicen fuera del país latinoamericano. De este modo, el arancel pasará de un 14 al 7 por ciento”, que se aplicaría a barcos mayores a 30 metros, según difundió la agencia Europa Press.
Para la industria naval argentina competir de igual a igual con sus colegas gallegos es de por sí una empresa difícil. Es por ello que han intentado que se otorgue algún beneficio para quienes opten por dar mano de obra nacional. Mediante una mayor calificación en la futura recuotificación podían equiparar de alguna manera las ventajas comparativas que ofrecen los astilleros extranjeros, claro está que manteniendo, o quizás hasta aumentando, los aranceles. Por lo que una baja representa un mazazo que ha tomado desprevenido a los industriales.
Desde la Federación de la Industria Naval todavía no han emitido ningún comunicado pero se sabe que solicitarán al Ministro que ratifique las declaraciones realizadas por el Presidente de la Xunta o que las desmienta. Cualquiera de las dos opciones es bochornosa: la primera porque implica una atentado contra la industria nacional y la segunda porque dejaría al mandatario gallego como un mentiroso.
Consultado el Subsecretario de Pesca sobre este tema, señaló a Revista Puerto que “los armadores piden ir por ese camino” y que por lo tanto “habrá que buscar un equilibrio” entre lo que ellos quieren y lo que reclaman desde la industria naval.
Tan bien tratado se sintió Núñez Feijóo por los funcionarios argentinos que los invitó a un almuerzo en la Embajada de España. No es para menos, dado que no solo se llevó los lineamientos de un supuesto acuerdo que beneficia a la industria naval de Vigo sino también la promesa de que las empresas de capital español tienen garantizadas las cuotas de merluza por 15 años más.
Deberían avisarle al Presidente de la Xunta que la renovación de cuotas depende de un análisis exhaustivo que contempla el cumplimiento de los parámetros que establece la normativa: capturas, empleo, inversiones y sanciones y no de la simple decisión del funcionario de turno. Eso solo podría ocurrir si el Subsecretario estuviera dispuesto a violar las normas y contara para ello con el apoyo del Presidente, quien debería dar firma a un nuevo decreto.
Finalmente señalan los artículos periodísticos que el Subsecretario de Pesca también le transmitió “tranquilidad”, al asegurarle que las prospecciones sísmicas en el Mar Argentino no afectan al langostino, ni a la merluza ni al calamar.
No debiera Núñez Feijóo quedarse tan tranquilo, siendo que el Subsecretario de Pesca desconoce, como todos hasta la fecha, si generará o no impacto. Ni siquiera se ha terminado el mapa de sensibilidad, con el que se debe contar para conocer en qué momento se pueden realizar o no exploraciones sísmicas con el fin de no afectar principalmente los desoves. Pero además, las exploraciones en algunas áreas ya han comenzado y solo se ha presentado un precario informe ambiental realizado por consultoras contratadas por las propias petroleras.
A este desaguisado con olor a mentira y entrega se debe sumar el triste papel que han representado los funcionarios nacionales ante la autoridad gallega, al no hacer ninguna mención sobre los barcos que se construyen en astilleros de Vigo con la bandera ilegal de Falklands. Ni sobre el rol protagónico que España tiene en la economía de las islas siendo los principales tenedores de cuota extendidas por el gobierno de ocupación.
Tampoco se han mencionado los subsidios que recibe la flota española para operar en áreas lejanas y sin control como el Atlántico Sur, siendo una herramienta cuestionada por la FAO como facilitadora de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Situación de la que nuestro país es víctima, no solo por la pesca ilegal que realizan dentro de nuestra Zona Económica Exclusiva barcos chinos y taiwaneses sino también españoles y puntualmente de Vigo, como es el caso del barco Playa Pesmar Uno, capturado en aguas nacionales en febrero de 2018.
La actitud que han tenido los funcionarios argentinos ante el titular de la Xunta de Galicia ha sido penosa. Cuando uno lee las declaraciones de Núñez Feijóo no puede dejar de asombrarse; él hizo de forma impecable su trabajo, que es buscar el mayor beneficio posible para sus representados. Todo lo contrario de lo que podemos decir los argentinos de nuestros funcionarios.
Pareciera que el Ministerio de Agroindustria o está decidido a hacer todo para contribuir en la derrota de Cambiemos en las elecciones de octubre o se sabe afuera y está apurado por dejar encaminados varios favores en la retirada.