Langostino
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La Argentina les vende a unos 100 países el 90% de lo que produce; en 2018 la mejora interanual fue de 8,7% y se marcó un récord de operaciones; el producto estrella fue el langostino.
El pescado argentino se come en muchos lugares del mundo. Y no es casualidad: el país exporta el 90% de lo que produce. El año pasado se marcó un récord de operaciones que alcanzó los US$2130 millones. Incluso la mejora interanual fue de 8,7%. En ese aspecto, el mayor salto se dio en pescados y mariscos elaborados, con un 11,1% de incremento.
Juan Bosch, subsecretario de Pesca y Acuicultura, dijo a LA NACION que el sector viene creciendo “de manera interesante”: en los últimos tres años las exportaciones pasaron de US$1400 millones a US$2100 millones. “En los últimos 20 años la pesca se orientó al mundo. Los productos llegan a unos 100 países. “Cuando se abre un mercado nuevo de agroindustria en el exterior, lo que vemos es que el pescado argentino ya estaba ahí”, dijo. Además, el sector genera unos 50.000 empleos entre directos e indirectos.
La industria naval y la pesca representan el 0,7% del PBI nacional. El año pasado la “estrella” de las exportaciones fue el langostino, con 248.468 toneladas, lo que representó el 60% del global. Sus principales destinos son Europa y China. En el podio de las exportaciones también figuran el calamar y la merluza hubbsi. Esta especie empezó a mostrar signos de agotamiento hace dos décadas, por lo que se instrumentaron medidas conservacionistas que permitieron aumentar el número de ejemplares.
Bosch apunta que el “blanqueo” por los mayores controles (con incorporación clave de tecnología) explica hasta el 20% de la mejora exportadora. “El manejo de la pesquería que se hace entre la subsecretaría y el Consejo Federal Pesquero apunta a conservar las especies y, a la vez, promover la actividad. Fijamos los lineamientos básicos y también se trabaja en el área de la investigación”, afirmó.
Desde el gobierno apuestan a que el sector se modernice y, en esa línea, promueve la renovación de la flota de buques con permiso de pesca vigentes. A partir de 2040, esos buques deberán tener una antigüedad inferior a 40 años (se podrá ampliar a 60 si se acredita una reconstrucción de al menos el 60% de la nave). Los buques que sean construidos en astilleros nacionales obtendrán una mejora del 10% en la capacidad de pesca.
Las unidades a renovar son unas 300 y la inversión esperada es de unos US$2500 millones (construir un barco cuesta entre US$2 millones y US$20 millones, y puede insumir unos tres años).
“Teníamos una deuda con nuestra propia flota. Hay barcos de 1930 que todavía están pescando. Era complicado renovarlos -dijo Bosch-. Desarrollar la industria naval local es clave, por eso hay un bono extra para la construcción en el país. La Argentina lo necesita por su posición estratégica en el Atlántico Sur”.
Los mayores exportadores en la Argentina son los mismos armadores. Un caso particular es el del grupo Newsan Food, que nuclea a armadores chicos, y es el primer exportador pesquero del país: llega a unos 70 países, cuenta con una flota de 33 buques y con ocho plantas de procesamiento.
En la actualidad, hay 383 armadores inscriptos: 550 buques con permiso de pesca vigente y 135 plantas industriales en tierra. Mar del Plata es el principal puerto pesquero del país (concentra el 57% de las descargas) y vienen evolucionando, fundamentalmente por el langostino, Puerto Madryn, Rawson y Ushuaia.
Además, la subsecretaría empezó un programa de promoción de productos de mar para impulsar el consumo interno de pescado. “Hay desconocimiento sobre cómo cocinar el pescado y sobre las variedades disponibles -dijo Bosch-. El mar no se acaba en la merluza. Y, además, esa merluza se puede hacer de infinitas maneras”.
LaNación