La pandemia marca el ritmo de la economía mundial y la pesca y la acuicultura no son sectores al margen. “Se espera que las capturas mundiales disminuyan ligeramente en 2020, ya que, en general, hay un esfuerzo de pesca reducido debido a las restricciones relacionadas con la COVID-19 para las tripulaciones de los barcos pesqueros y las malas condiciones del mercado”, apunta FAO y reseñó Industrias Pesqueras.
Pero la pesca no es el único sector afectado. La organización apunta a que “se espera que el suministro de pescado, el consumo y los ingresos comerciales disminuyan este año debido al impacto de las restricciones de contención sobre la demanda, la logística, los precios, la mano de obra y la planificación comercial” y añade que se espera que la “producción acuícola mundial caiga por primera vez en muchos años, en un 1,3 por ciento”.
Acuicultura
Con relación a la acuicultura explica que las especies de ciclo más largo, como el salmón, no pueden adaptarse rápidamente a los cambios de la demanda, mientras que los productores de camarón y panga han podido reducir rápidamente su producción de manera significativa.
“Es probable que las innovaciones de productos, los nuevos canales de distribución y el acortamiento de las cadenas de valor que han coincidido con esta convulsión beneficien a la industria pesquera durante muchos años”
Mercados
En cuanto al mercado, los efectos de la pandemia han provocado varios cambios de gran alcance, muchos de los cuales probablemente persistirán a largo plazo. “Los precios agregados para 2020, medidos por el índice de precios del pescado, han bajado año tras año para la mayoría de las especies comercializadas”, apunta.
Mientras, han aumentado las ventas en el canal minorista y los consumidores, que están tratando de limitar su frecuencia de compra y preocupados por futuros confinamientos, han cambiado sus preferencias hacia productos en conserva y preparados, mientras que la demanda de pescado fresco ha disminuido. Y también los productos de precio más elevado están viendo como se reducen sus ventas por la recesión económica y el aumento del desempleo.
“Las perspectivas para los próximos meses son una continua incertidumbre y una fuerte tendencia a la aversión al riesgo por parte de empresas y consumidores”, explica FAO que pone, en el lado positivo, el hecho de que “es probable que las innovaciones de productos, los nuevos canales de distribución y el acortamiento de las cadenas de valor que han coincidido con esta convulsión beneficien a la industria pesquera durante muchos años”.