Mientras las poblaciones de peces se van recuperando en regiones desarrolladas, los expertos ven alarmados cómo la pesca insostenible afecta sobre todo a los países pobres, por lo que proponen controles más sencillos y diálogo con la población local, así lo informó La Vanguardia.
La especialista del Centro Nacional Patagónico de Argentina Ana Parma, formada en modelos de pesca industrial, se dio cuenta de que tenía que cambiar de óptica cuando entró en contacto con una pesquería artesanal de vieiras en una reserva del extremo sur del continente americano.
MESA TÉCNICA DE PESCADORES Y ADMINISTRACIÓN
En esa zona, sin un historial de datos con los que tomar decisiones, hubo que crear una mesa técnica en la que participaran los pescadores y la administración.
“En la primera reunión, la asociación de pescadores artesanales nos dijo que estaban dispuestos a hacer lo que les dijéramos. Mi respuesta fue que no sabíamos lo que había que hacer y que tendríamos que encontrar el mejor método entre todos”, afirma a Efe Parma en Roma, donde se celebra estos días un seminario internacional sobre la sostenibilidad en la pesca.
Nadar en un vacío de información es lo que muchas veces les espera a los expertos que llegan a regiones en desarrollo para resolver un problema, el de la sobrepesca, del que no se conoce su envergadura real.
A raíz de ese ejemplo, Parma explica que los pescadores pronto entendieron que ellos tenían muchos más datos y que “era cuestión de articular ese conocimiento para que la toma de decisión fuera adecuada”.
Consciente de que no hay una única solución, insta a devolver el poder a las comunidades, involucrarlas en todas las etapas y permitirles el acceso a los recursos, apoyando la capacitación a nivel local y la adaptación a cada contexto.
ESTUDIOS MUY COSTOSOS
Una situación diferente vive Carmen Fernández, del Instituto español de Oceanografía, que admite que la zona en la que trabaja, el Atlántico norte, es rica en datos pesqueros, los cuales se llevan recogiendo al detalle durante muchos años.
“Esos métodos requieren muchos recursos, alto conocimiento técnico y la disponibilidad y el tiempo de los científicos para realizar los estudios, que son muy costosos”, explica.
En las regiones más desfavorecidas y donde los recursos pesqueros están menos evaluados, considera que “podría ser más provechoso centrarse en métodos de evaluación que requieran menos información y menos conocimiento técnico”.
SOBREEXPLOTACIÓN PESQUERA
Según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un tercio de las poblaciones de peces en el mundo estaba sobreexplotado en 2015, una tendencia al alza que esconde comportamientos contrapuestos.
En las regiones desarrolladas la pesca cada vez es más sostenible, las poblaciones de peces se recuperan y las condiciones de los trabajadores mejoran, mientras que en los países pobres la sobrepesca aumenta por la falta de recursos.
En la reunión de Roma se presentaron experiencias como la de la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA) en Alaska, donde se ha intentado implicar a las poblaciones locales en el mantenimiento de las temporadas de pesca.
Para eso los científicos se esfuerzan en explicarles sus mediciones, entendiendo sus preocupaciones sociales y educándoles en problemas que les afectan como el cambio climático, dijo la representante de NOAA Elizabeth Logerwell.
PROGRAMAS DE ORDENACIÓN DE LA PESCA
En Camboya, la Comisión del río Mekong ha introducido programas de ordenación pesquera para equilibrar los beneficios de los distintos sectores que operan en la cuenca, como la agricultura, la energía o la pesca, y reforzar la vigilancia contra la contaminación del ecosistema.
La presidenta de la Asociación de Industriales Pesqueros de Chile, Macarena Cepeda, destaca los comités científicos y de manejo que en su país permiten a los distintos actores participar en la definición de las cuotas pesqueras.
Los resultados de esa colaboración se han visto con el jurel, un pez que estaba en estado de agotamiento en la década de 1990 y cuya extracción fue regulada por la organización regional de ordenación pesquera del Pacífico Sur.
Con esas medidas el recurso se recuperó y se aprobó la captura de unas 600.000 toneladas este año en la región, apunta Cepeda, al tiempo que valora que se haya robustecido la capacidad de las autoridades para “llegar a los puntos de descarga de difícil supervisión y llevar un adecuado control de lo que se pesca y lo que se declara”. EFE