Según un informe de la Fundación Latinoamericana de Sostenibilidad Pesquera (FULASP).
La industria marítima argentina concluye el año mucho mejor de lo que empezó, exhibiendo una dualidad histórica: un éxito productivo notable impulsado por una zafra excepcional de recursos.
Confrontado con una profunda crisis de rentabilidad generada por factores macroeconómicos y operativos internos.
Estudio
De acuerdo con mitelefe. El estudio del organismo internacional destaca que los registros de desembarques muestran un año intenso, muy por encima de lo esperado. De acuerdo a datos oficiales compilados y estimaciones sectoriales.
Hasta comienzos de diciembre de 2025 se llevaban descargadas en puertos argentinos alrededor de 771.000 toneladas de productos pesqueros, frente a las 710.023 toneladas registradas al 5 de noviembre.
El dato más contundente del año vino de la mano del calamar Illex.
De acuerdo a la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, la temporada 2025 cerró con 203.956 toneladas desembarcadas, el mayor volumen registrado en 17 años y un récord que no se veía desde 2008.
La FULASP destacó en otro informe que este salto permitió que Argentina se consolide como segundo productor de calamar del bloque sudamericano y cuarto a nivel mundial.
Detrás de Perú y de las grandes potencias asiáticas, lo que reposiciona al país en el mapa global de esta pesquería estratégica.
En el frente comercial, el Illex fue la estrella de 2025: se exportaron 189.655 toneladas por USD 537,8 millones, con un crecimiento del 32,6 % en volumen y del 47,9 % en valor respecto de 2024.
El precio promedio por tonelada subió un 11,5 % más que el año anterior, impulsado por una fuerte demanda de China, Tailandia y España.
Record de calamar
“Este récord de calamar fue un alivio concreto para una industria que viene golpeada en casi todos sus frentes.
Demuestra que cuando la ciencia, la flota, los puertos y las plantas trabajan coordinados.
Argentina puede competir de igual a igual con las grandes potencias pesqueras”, señaló Raúl Cereseto, presidente de la FULASP, al analizar las cifras del año.
Para un sector que venía de varios ciclos atravesados por caídas de precios, volatilidad cambiaria y costos crecientes, estos números marcan un quiebre respecto del desempeño de buena parte de la última década.
Frente externo
Por otra parte, en el frente externo, el balance es moderadamente positivo.
A nivel acumulado, las exportaciones pesqueras sumaron 429.629 toneladas y USD 1.494 millones hasta septiembre, lo que representa un crecimiento del 2,8 % en volumen respecto del año anterior.
Aunque con una caída en el valor total asociada al derrumbe de precios internacionales del langostino.
Las estadísticas de comercio exterior muestran, sin embargo, un dato central para el balance de 2025: mientras varias líneas de productos mantuvieron o redujeron sus niveles.
Las ventas de calamar crecieron con fuerza y amortiguaron la caída de otros segmentos, permitiendo que el complejo pesquero cierre el año con niveles de exportación superiores a los de los últimos cinco años.
Sin embargo, la FULASP sostiene que “el contraste con la macro no es menor”, pues un estudio del mismo organismo presentado a comienzos de año describió a la pesca atravesando su peor situación en 40 años.
Nueve de las diez especies que explican el 93 % de la captura nacional perdieron rentabilidad, asfixiadas por altos costos tributarios, retenciones a la exportación, suba de costos logísticos.
Y salariales, y atraso cambiario, que erosionó por completo los márgenes de la actividad.
El impacto también se vio en la producción industrial: entre enero y agosto de 2025, el Índice de Producción Industrial Pesquero (IPIP) acumuló una caída del 21,1 % interanual, la peor en una década.
Con una baja del 28 % en la pesca marítima.
A esto se sumó una caída del 35 % en la actividad medida por distintas consultoras y medios especializados, que alertaron por unos 5.000 puestos de trabajo en riesgo.
Conflictividad laboral
La conflictividad laboral fue otro factor clave.
A mediados de año, una pelea gremial paralizó 113 buques pesqueros y generó pérdidas estimadas en más de USD 200 millones, afectando a miles de trabajadores.
En puertos como Mar del Plata, Puerto Madryn, Puerto Deseado, Rawson y Ushuaia.
Frente fiscal
En el frente fiscal, la situación se agravó cuando el Gobierno volvió a excluir a la pesca de los alivios en Derechos de Exportación (retenciones) otorgados a otros complejos exportadores.
Mientras que el agro recibió nuevas reducciones, el complejo pesquero –que continúa tributando entre 2 % y 9 % según especie y grado de elaboración.
Quedó otra vez afuera, pese a ser el octavo exportador del país y uno de los que soporta mayor presión tributaria dentro del universo exportador.
Pese a ese panorama, los datos duros muestran que la pesca volvió a apoyarse en dos pilares tradicionales: productividad en el mar y capacidad de colocación externa.
En este contexto, el cierre del año con exportaciones cercanas a los USD 2.000 millones.
Y un récord histórico de calamar adquiere un significado político y productivo particular.
“2025 fue, sin duda, el año más difícil de las últimas cuatro décadas para la pesca argentina.
Pero también fue el año en el que demostramos que, incluso en medio de la tormenta perfecta.
La industria tiene capacidad de adaptarse, negociar, ordenar sus costos y seguir generando divisas y empleo formal”, afirmó Cereseto.
El dirigente remarcó el esfuerzo conjunto de empresarios, gremios y autoridades sectoriales para destrabar conflictos y sostener la operatoria.
En varios acuerdos salariales se pactaron esquemas transitorios de remuneraciones mixtas, con una alta proporción no remunerativa.
Y se definieron precios de referencia para el langostino en banquina.
Que permitieron reanudar la actividad de la flota tangonera congeladora y de los fresqueros de altura.
“Sin esos acuerdos, la flota directamente no salía a pescar y las plantas no podían abrir sus puertas. Hubo sacrificios de todos los lados de la mesa.
Lo que falta es que el Estado reconozca ese esfuerzo con una política impositiva y cambiaria que no nos condene a competir en desventaja”, agregó.
2025 deja dos señales
Si 2024 había dejado un sabor amargo por la combinación de precios a la baja y menor actividad.
2025 deja al menos dos señales sólidas: el calamar Illex volvió ganar protagonismo en el Mar Argentino.
Con números históricamente altos, y aún con conflicto, atraso cambiario y retenciones, el sector logró mantener e incluso mejorar sus exportaciones en volumen.
Para FULASP y referentes del sector, este resultado confirma que, incluso con un contexto macro desfavorable.
Cuando se combinan disponibilidad biológica, flota activa y canales comerciales sólidos.
La pesca puede generar divisas y empleo en volúmenes comparables a los mejores años del último decenio.
En ese sentido, Cereseto adelantó que “de cara a 2026, la industria deberá consolidar estos avances, recuperar las especies que hoy están en crisis.
Y lograr, finalmente, que la política pública reconozca a la pesca como lo que los números demuestran que es: un sector estratégico, resiliente y con margen real para crecer en la próxima década”.
En esta última semana del 2025, el balance final muestra una industria pesquera golpeada por la macro.
Y por la ausencia de una política integral de largo plazo.
Pero al mismo tiempo capaz de generar récords de captura, sostener empleos.
Y aportar divisas en uno de los contextos más complejos de los últimos años.