El negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, urgió este lunes al Reino Unido a realizar «progresos tangibles» al inicio de la tercera ronda de negociación de la futura relación comercial entre ambos, indicó Europa Azul.
«Necesitamos progresos tangibles en todas las áreas, incluyendo estándares de competencia abiertos y justos (…) Debe haber un equilibrio adecuado de derechos y obligaciones», tuiteó el responsable europeo.
La nueva ronda de negociación entre los equipos de Barnier y de su par británico, David Frost, se realiza por videoconferencia debido a la pandemia viral y durará toda la semana.
Las últimas discusiones a finales de abril se saldaron con un cruce de reproches, dejando planear la incertidumbre sobre si los ex socios lograrán llegar a un acuerdo para finales de año, como está previsto.
«No espero muchos resultados», dijo el jefe de la comisión de Comercio en la Eurocámara, Bernd Lange, para quien está «en el aire» la igualdad de condiciones, la gobernanza, la pesca y la cooperación en seguridad.
Los europeos reclaman un acuerdo global y ambicioso con el Reino Unido, que, por su parte, desea un acuerdo de libre comercio clásico, como el cerrado entre la UE y Canadá, con pequeños pactos paralelos.
Sin embargo, «la oferta de la UE sobre el comercio de mercancías está muy por debajo» de sus precedentes acuerdos, lo que «reduce considerablemente [su] valor», según un portavoz británico.
La UE responde que sólo puede comprometerse en un acuerdo ambicioso si Londres ofrece garantías en materia de competencia leal en temas fiscales, laborales o ambientales. Los británicos rechazan hablar de ello.
Sobre la sensible cuestión del acceso de buques europeos a aguas británicas, el Reino Unido no presentó aún una propuesta de texto legal, pese a que se comprometieron a llegar a un acuerdo sobre el tema para julio.
El tiempo apremia. Tras separarse en enero, Londres y Bruselas se dieron 11 meses para destejer décadas de vínculos económicos, con una etapa clave en junio, cuando deben decidir si prorrogan la discusión.
El gobierno británico rechaza esa idea, ya que, según el portavoz, una prórroga «sólo prolongaría (…) la incertidumbre de las empresas» e implicaría «nuevos pagos al presupuesto de la UE».
