Uno de los temas destacados del Acta 34 del Consejo Federal Pesquero fue el resumen que brindó de la reunión de Comisión de Langostino. La mayor atención la pusieron los consejeros en la parte biológica, aunque dieron un panorama poco detallado de la presentación realizada por el INIDEP. Por otra parte, quedaron excluidas las intervenciones del sector privado, dando a conocer únicamente la propuesta del Ejecutivo de avanzar en el plan de manejo que lleva siete años de retraso.
La presentación del Programa Langostino del INIDEP incluyó los resultados de las tres campañas de evaluación (marzo, julio y noviembre). La campaña estival mostró que tanto la estimación de biomasa como la de numerosidad se encontraban dentro de los valores de la serie histórica reciente, con una estructura poblacional típica de la época y un aumento en el porcentaje de hembras en proceso reproductivo.
Durante la campaña de invierno destinada a la evaluación de prerreclutas y reclutas se registró una disminución en la biomasa estimada, respecto de 2024, del orden del 28%. La estructura de la población mostró un predominio de ejemplares juveniles y una mayor cantidad de reclutas respecto de la campaña 2024, pero una disminución de adultos.
La campaña primaveral mostró que tanto la biomasa estimada como la numerosidad de individuos en el área de evaluación se encuentran dentro de los valores de la serie reciente. Se destaca la presencia de un núcleo muy importante en el área del litoral norte y, respecto de la estructura de longitudes, un importante núcleo de prerreclutas y reclutas.
En cuanto a la temporada de pesca 2025 en aguas nacionales, señalaron que el rendimiento anual nominal fue el segundo más alto de la serie 2017-2025, con concentraciones del recurso muy importantes en las subáreas 7 y 8 y en el área al norte del paralelo de 41°Sur.
La estructura de longitudes mostró el predominio de la categoría comercial L1 y un total de las categorías L1 y L2 del 76 %, y un muy bajo porcentaje de juveniles (4,95%). También hubo un llamado de atención sobre la gran presión pesquera que se ejerce durante la temporada de Rawson.
Se destacó el trabajo de los observadores provinciales de Chubut y Santa Cruz que gracias a las capacitaciones mejoraron la calidad de los datos reportados y si bien no consta en el acta del Consejo, también se remarcó que sigue siendo baja la cobertura en la flota fresquera.
Por otra parte, se mostraron los resultados del modelo de evaluación estructurado por tallas y se observó que la población se encuentra en estado saludable, pero también se insistió en la necesidad de proponer reglas de control de la captura.
En cuanto a la participación del sector privado se resaltó la reiterada solicitud del sector congelador de llevar al 50% el límite de producción de colas de langostino a bordo, que volvió a contar con el aval del INIDEP durante la reunión de Comisión y la oposición de CAPEAR ALFA. Los fresqueros de esta cámara volvieron a pedir que se les autorice un mayor tiempo para regresar a puerto.
El acta del Consejo rescata la solicitud de UDIPA respecto de la necesidad de avanzar en el ordenamiento de la pesquería y se resaltó que hubo acuerdo de todos los participantes de retomar las reuniones para avanzar en la elaboración del plan de manejo bajo un enfoque ecosistémico. Sin embargo, CAPECA planteó que antes de avanzar con el plan de manejo se debería “ordenar la pesquería en términos de quiénes pueden participar de la misma (reglas de acceso), y la articulación entre las jurisdicciones”.
Captura máximas
Según datos proporcionados por el INIDEP se determinó la captura máxima de varias de las principales especies de interés comercial.
En el caso de la merluza común, para el stock del Sur de 41°S se sugirió fijar una CMP que no supere 370.000 toneladas, para sostener la recuperación de la Biomasa Reproductiva (BR) y acercarse al objetivo del 30 % de Biomasa Objetivo (BO).
En cuanto al stock norte de merluza común se indicó que, para recuperar la BR a 150.000 toneladas en mediano plazo, las capturas de 2026 no deberían superar 48.461 toneladas, debiendo descontar el promedio declarado por Argentina y Uruguay en la Zona Común de pesca, por lo que el límite debiera estar en torno a 28.700 toneladas.
En el caso de la merluza negra, se indicó que la BR se ubicó en 2024 por encima del punto biológico de referencia límite, pero por debajo del objetivo, por lo que recomendó una captura no superior a las 3.700 toneladas de forma precautoria ante la tendencia decreciente de la biomasa.
La polaca, por su parte, se encuentra en un estado de recuperación producto de una menor presión pesquera llegando al punto biológico objetivo por lo que se recomendó una captura de 30.000 toneladas. Por el contrario, en el caso de la merluza de cola el recurso no logra superar el punto biológico de referencia límite por lo que se recomendó una captura de entre 8.300 y 21.700 toneladas. La decisión del CFP fue fijarla en 15.000 toneladas.
Abadejo, un caso aparte
Cuando esta semana se tomó conocimiento de la pesca ilegal de más de 1600 cajones de abadejo, el INIDEP comunicó el estado crítico en el que se mantiene el recurso y volvió a recomendar una captura máxima muy reducida.
El estudio presentado evidenció que la abundancia del recurso continúa en niveles críticos, con una biomasa reproductiva que en 2024 representó solo el 16% del estado virgen y se ubicó por debajo del Punto Biológico de Referencia Límite.
“Si bien se observó una leve estabilización de la abundancia en los últimos años, la capacidad reproductiva del stock continúa comprometida. De acuerdo con las proyecciones, incluso en ausencia de pesca no sería posible alcanzar el Punto Biológico de Referencia Objetivo en el mediano plazo.
En virtud de este diagnóstico, se recomendó que la captura para 2026 no supere las 3.352 toneladas. Ni una sola palabra agregaron los consejeros ni la autoridad de aplicación sobre el accionar de la flota sobre el recurso, que esta semana se vio reflejada en la sanción para el buque “Marlene del Carmen”; pero que, se sabe, no es el único que tiene un comportamiento irresponsable sobre un recurso que sigue en riesgo de colapso.