El último tramo del año impone una mirada retrospectiva sobre lo que fue el rendimiento del langostino, el recurso que le permitió al sector dinamizar su comercio exterior y las inversiones, tanto en la flota como en tierra, así lo indicó Pescare.com.ar
Algunos de los datos que sirven para medir la evolución de la pesquería circularon días atrás en el encuentro que tuvo la Comisión de Seguimiento de Langostino. Particularmente los aportados desde la Subsecretaría de Pesca trazan un panorama bastante claro.
Hasta mediados de noviembre se desembarcaron 186.619 toneladas, con una merma del 21,1 por ciento respecto a igual período del año pasado. En este marco, la flota fresquera de altura fue la que más volumen perdió, aproximadamente un 32 por ciento.
En tanto, al repasar la actividad que el marisco generó en los distintos puertos se advierte el predominio de Puerto Madryn, la caída de Puerto Deseado y Camarones y, en menor medida, Rawson junto a una relativa estabilidad de Mar del Plata.
El pico de la actividad se dio entre julio y agosto, ya con la jurisdicción nacional abierta. Por su parte, septiembre marcó el declive; sin embargo, la curva descendente fue más evidente desde octubre, en el epílogo de la zafra dentro de la Zona de Veda Permanente de Merluza.
En lo referido a las zonas de operaciones, la pesca se distribuyó de manera mucho más amplia respecto a otras temporadas. Según las autoridades, esto dificultó la cobertura de todas las áreas, aunque no se ha identificado una variabilidad ambiental significativa.
Como dato saliente, se advierte el crecimiento en el número de barcos que declaró haber pescado langostino durante 2019. Fueron 356 buques contra los 303 del año pasado o los 250 registrados en 2014. En cinco años el crecimiento fue del 42,4 por ciento.