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Mariano Moreno: El cambio climático ya está reconfigurando la Hidrovía Paraguay-Paraná

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Desde hace nueve años, la organización Sustentabilidad Sin Fronteras (SSF) elabora un informe anual que ofrece una mirada desde el Sur Global sobre la crisis climática.

La edición 2025, recientemente presentada, se ha consolidado como un documento de referencia en Argentina, al reunir aportes de especialistas de los sectores público, privado, académico y de la sociedad civil, según publicó Pescare.

Entre sus capítulos destacados, se incluye “Hidrovía y cambio climático: el trabajo en la encrucijada de la crisis socioambiental ”, un artículo del Capitán Mariano Moreno, Director de la Oficina de Acción Climática del Centro de Patrones.

Moreno, quien también preside la Sección de Navegación Interior de la ITF para América Latina y el Caribe, advierte que el cambio climático ya está reconfigurando la Hidrovía Paraguay-Paraná y, con ella, las condiciones laborales de miles de trabajadores del sector fluvial. “Sin justicia climática no hay futuro para quienes trabajan ni para nuestras comunidades”, afirma el dirigente sindical, que reclama políticas públicas integradas para enfrentar la crisis.

El capítulo propone una lectura crítica del modelo de desarrollo en torno a la hidrovía, concebida como una arteria logística estratégica del Cono Sur. Más que un simple canal de transporte, el río es presentado como un territorio en disputa donde confluyen intereses económicos, sociales y ecológicos. Moreno denuncia que las soluciones planteadas por sectores empresarios, como la profundización de las vías navegables para buques de mayor porte, priorizan el beneficio económico a costa del ambiente y del trabajo digno.

En los últimos años, el río Paraná sufrió una transformación crítica como consecuencia de una bajante extraordinaria en inicios de este ultimo lustro. Las sequías persistentes que golpearon el norte de Argentina, Paraguay y Brasil redujeron su caudal hasta niveles alarmantes, al punto fue que se había rozado un nuevo récord histórico. Esta situación provocó un colapso progresivo en la logística de la hidrovía, arteria clave por donde salió cerca del 80% de las exportaciones argentinas.

Con el nivel del agua tan bajo, los buques empezaron a cargar menos para evitar quedar varados. A pesar de ello, varios encallaron junto a los muelles, causando pérdidas millonarias y obligando a paralizar puertos y dragados. Lo mismo ocurrió con barcazas provenientes de Paraguay, que quedaron varadas a lo largo del río Paraguay, igualmente afectado por la faltante de agua. Lo que había ocurrido en el Canal de Suez con el encallamiento del Evergreen, y que atrajo la atención global, ya había sucedido en el Paraná en múltiples ocasiones, pero sin cobertura mediática internacional: no por accidentes puntuales, sino como consecuencia directa de una crisis climática estructural.

Este escenario fue agravado por la expansión de la agroindustria, que avanzó sobre los bosques del norte argentino, paraguayo y brasileño, eliminando uno de los principales reguladores del ciclo hídrico. Numerosas investigaciones demostraron que la pérdida de cobertura forestal interrumpió la evapotranspiración que alimenta las lluvias, dejando a la región expuesta a un aire más seco y a una sequía persistente. Todo esto, sumado al calentamiento global, desencadenó una crisis ambiental y logística sin precedentes.

Según el análisis, las consecuencias del cambio climático —sequías prolongadas, crecidas repentinas, alteraciones en los regímenes hídricos— ya están afectando la navegabilidad del río y generando una progresiva inestabilidad en el empleo. Esta situación impulsa la migración del transporte hacia otros medios como el carretero y ferroviario, consolidando un cambio estructural en la logística regional y desplazando puestos de trabajo que, en muchos casos, no se recuperan cuando las condiciones hídricas vuelven a la normalidad.

El documento también advierte que las empresas trasladan los costos de adaptación al personal, en forma de mayor precarización y flexibilidad laboral. En ese marco, muchos trabajadores fluviales han sido empujados a empleos temporales en sectores como la construcción, el agro o el mantenimiento de redes ferroviarias, en una transición forzada y sin garantías.

Esta transformación no ocurre en el vacío —señala Moreno—, sino en un contexto de desregulación del mercado laboral y falta de marcos de contención adecuados. Sin estrategias que protejan los derechos laborales, la transición ecológica terminará profundizando la desigualdad”.

El texto enfatiza la necesidad de diseñar estrategias de adaptación que contemplen la participación activa de sindicatos y trabajadores. Entre las propuestas se destacan la diversificación del empleo en actividades sostenibles, la mejora de la infraestructura resiliente y la implementación de sistemas de alerta temprana para mitigar riesgos climáticos.

Además, se plantea que los sindicatos deben desempeñar un rol estratégico en la formulación de políticas de transición justa, evitando que la crisis climática sea utilizada como excusa para recortar derechos laborales. El desafío, subraya Moreno, es lograr una reestructuración del modelo productivo que garantice justicia ambiental, equidad social y empleos dignos.

La crisis de la hidrovía es una manifestación local de un fenómeno global”, concluye el informe. Frente a los límites del actual modelo de explotación de los recursos naturales, la respuesta no puede recaer únicamente en los trabajadores. Una transición justa requiere decisiones políticas valientes, que integren la defensa del ambiente con la protección del empleo.