La actividad pesquera provincial podría ser clave para el desarrollo económico de Santa Cruz en el mediano plazo. En los últimos años, multiplicó la cantidad de trabajadores en las plantas de procesamiento de Caleta Olivia, Puerto Deseado y San Julián, a partir de generar valor agregado en origen.
Las exportaciones representan aproximadamente el 17% de las ventas externas totales de la provincia. Los objetivos para 2020 serán consolidar la mano de obra del sector y potenciar el trabajo continuo en los puertos y la apuesta por la acuicultura.
Las exportaciones de pescados y mariscos desde los puertos de Santa Cruz generaron ventas por 420,4 millones de dólares en 2018 según la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales de la Secretaría de Hacienda. Es decir que la actividad representó el 17,4 por ciento de las exportaciones totales de la provincia, un porcentaje para nada desdeñable.
En los últimos años, la administración local puso énfasis en potenciar las descargas de recursos frescos (merluza, calamares, langostinos, centolla, entre otras especies) en los puertos de Caleta Paula, Puerto Deseado y San Julián con el objetivo de incrementar la mano de obra en toda la cadena productiva. Así fue como se pasó de contar con 850 trabajadores en plantas pesqueras en 2015 a 1.650 el año pasado. Es decir, un incremento del 94 por ciento.
Según el Observatorio del Empleo y la Dinámica Empresarial que pertenece al Ministerio de Trabajo de la Nación, la provincia contaba con 4.300 puestos vinculados a la pesca al segundo trimestre de 2019. En total, la mano de obra generada por la actividad pesquera representa el 7,4 por ciento del empleo privado local, similar a los puestos de trabajo generados por la extracción de minerales metalíferos y más del doble de lo que aporta la actividad ganadera y agrícola en la provincia. Teniendo en cuenta este contexto, desde La Opinión Austral aventuramos una pregunta: ¿el futuro económico de la provincia, estará en sus mares y ríos?
Sinergias
Una de las palabras claves para entender el desarrollo de la actividad pesquera de los últimos años es “sinergia” entre los distintos actores involucrados: marinería, estiba, guincheros, fileteadores, clasificadores, empaquetadores, y transportistas, sumados al Estado Provincial y municipales. Negociaciones paritarias diferenciadas, mesas de trabajo específicas, desactivación de conflictos, y el valor agregado como horizonte tuvieron como resultado la instalación de una industria de productos marítimos frescos a partir de la llegada de más buques.
Un solo ejemplo vale para comprender cómo fue este proceso de desarrollo. En el caso de las descargas de merluza fresca en el puerto de Caleta Paula, en 2019 se registraron 15.600 toneladas frente a las 3.384 toneladas descargadas en 2017. Es decir, un incremento del 360 por ciento. En 2015, las descargas de merluza en este puerto habían sido de cero toneladas.
“La instalación de la industria de productos marítimos frescos en Santa Cruz no sólo refleja un aumento sostenido de los desembarques sino también un crecimiento de la actividad en su conjunto. Esto implicó la gestación de mesas de trabajo de diálogo y articulación con todos los actores involucrados para concretar la llegada de los buques de la flota fresquera y que empresarios del sector volvieran a pensar en las localidades santacruceñas como puertos confiables y viables para el desarrollo de esta actividad”, sostuvo Mayra Totaro, secretaria de Pesca Provincial, en diálogo con La Opinión Austral.
Según la Dirección de Registro y Fiscalización de la Pesca de la provincia, el año pasado se descargó un total de 96.482 toneladas, de las cuales 69.222 correspondieron a Puerto Deseado, 27.127 a Caleta Olivia y 132 toneladas a San Julián.
Lo ocurrido en esta última localidad también es paradigmático y permite graficar el desarrollo de la actividad de los últimos años. En el caso de la centolla, no había pesca, a pesar de ser una localidad con potencial para este recurso por su salida al mar. Desde 2016 se instalaron dos plantas que actualmente emplean a 100 personas.
De las 96.482 toneladas totales, 21.020 correspondieron a merluza y 38.766 toneladas a los calamares. En 2016, habían sido 30.000 toneladas de calamares, es decir que hubo un incremento del 29 por ciento en tres años.
“Los langostinos vienen de marcar récord históricos año tras año, excepto en 2019 debido al comportamiento biológico de la especie que empezó a migrar hacia el norte y por eso hubo menos abundancia. Esta especie tenía un promedio, a nivel país, de 30.000 a 40.000 toneladas al año, mientras que en 2018 se llegó a un pico de 250.000 toneladas en toda la Argentina. El año pasado bajó a 180.000 toneladas totales. En Puerto Deseado, hubo descargas por 24.492 toneladas en 2019 y otras 9.507 toneladas desde Caleta Paula”, explicó Totaro.
Exportaciones
El 95 por ciento del recurso que se pesca en la provincia se exporta, principalmente a los países asiáticos, Europa y, desde hace dos años, una parte llega a los Estados Unidos. En 2018, las ventas al exterior representaron para las compañías del sector 420,4 millones de dólares según datos de la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales de la Secretaría de Hacienda.
En este sentido, la pesca se ubica detrás de las ventas al exterior de metales preciosos –que representaron más del 60 por ciento de lo exportado, medido en dólares- pero por arriba de los despachos internacionales de hidrocarburos y ganaderos. La actividad pesquera representó el 17 por ciento del total exportado en 2018, según datos de la Secretaría de Hacienda.
En términos regionales, la delantera la lleva Chubut, con un total exportado de 815 millones de dólares (2018), es decir el 26 por ciento de sus ventas totales al exterior.
Río Negro y Tierra del Fuego, por su parte, están muy por detrás de Santa Cruz. En el caso de la primera, sus exportaciones pesqueras representaron solamente el 1,8 por ciento del total de las ventas al exterior rionegrinas, mientras que, para la isla, los despachos de pescados y mariscos procesados y sin procesar generaron solamente 97 millones de dólares.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las exportaciones de pescados y mariscos totales de la Argentina podrían incrementarse –en volumen- un 15,6 por ciento para 2030.
Objetivos 2020
El objetivo que se había trazado la provincia hace cuatro años era el de diversificar el polo congelador que era casi exclusivo de Puerto Deseado e incorporar a la industria los productos frescos, es decir, agregar valor en origen para potenciar el resto de los puertos y multiplicar las fuentes de trabajo.
La meta para el 2020, al menos una de ellas, será que los puertos puedan funcionar los 12 meses del año, de manera continua.
Si bien la merluza es un producto que se descarga todo el año, el período para los langostinos va desde junio a noviembre, mientras que para el calamar es de enero a abril. “Hoy se trabaja al máximo 10 meses y un mes más a un menor ritmo. Queremos que se trabaje de manera intensa durante 12 meses”, sostuvo a este diario Lucrecia Bravo, directora provincial de Control y Registro de la Actividad Pesquera.
Hoy quienes trabajan en los puertos lo hacen bajo la modalidad de “contratados”; entonces, con la posibilidad de una actividad continua durante todo el año, ¿podrían pasar a formar parte de la planta permanente de los puertos? Esa es otra de las metas planteadas por la Cartera provincial.
Otro de los objetivos a mediano y largo plazo planteados por el Gobierno Provincial tiene que ver con mejorar los niveles de consumo interno. En la Argentina, se consumen menos de 5 kilos de pescado per cápita por año –según datos de la FAO-, cuando el consumo de carne vacuna, porcina y aviar ronda los 50 kilos per cápita. La diferencia es abrumadora.
En este punto, el trabajo con el Gobierno Nacional podría ser clave a partir de la aplicación de políticas públicas que permitan generar los canales de comercialización adecuados. ¿Pescado para Todes relanzado? Aquel programa era mucho más que llevar el producto a los barrios.
Se había propuesto, justamente, modificar los hábitos alimenticios de la población. ¿Pescado para Todes dentro del Programa Argentina contra el Hambre? Por qué no.
Otro eje que se esboza para este año es el desarrollo de la pesca artesanal y la posibilidad de activar líneas de fomento con créditos para que los emprendedores puedan colocar sus productos en el mercado interno.
La apuesta a la modificación de los hábitos de consumo, sumado a la posibilidad de potenciar el funcionamiento de los puertos provinciales para que trabajen de manera plena todo el año conllevaría a la consolidación del polo pesquero provincial.
Fuente: La Opinión Austral, por Sebastián Premici