Pesca Ilegal

El caso Ur Ertza: la trama oculta de pesca ilegal que recorrió los noventa

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Pesca ilegal en los noventa. Cómo olvidar, la Ferrari es mía mía mía, la pizza con champán, los tapados de visón de María Julia, al ministro Cavallo abrazando a Norma Plá o al bon vivant que la Sociedad Rural Argentina puso en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, un tal Felipe Solá.

En ese cuadro festivo para los mercados, cuando se regalaban las empresas públicas y quedaban cientos de miles de argentinos en la calle, también se entregaron muchos recursos naturales como los pesqueros. Hubo un acuerdo sobre pesca con la entonces Unión Europea que, bajo eufemismos como el aprovechamiento de recursos excedentarios, la modernización de la flota o la apertura de nuevos mercados, permitió el ingreso indiscriminado y subsidiado de buques factoría al caladero nacional que, en algunos casos, lo hicieron de forma legal, reemplazando a barcos nacionales existentes sin un gran aumento del esfuerzo pesquero; y en otros casos, unos cuantos casos, entraron al país congeladores que se valieron de todo tipo de tramoyas para pescar especies que no podían pescar y en volúmenes muy superiores a lo que podía soportar el caladero de merluza hubbsi, la especie más importante de la industria pesquera por entonces.

El Ur Ertza es uno de esos barcos lleno de irregularidades, aunque, a decir verdad, no es el peor ni siquiera de su empresa. Este congelador de 46 metros entró al país a principios de 1995 con un subsidio de la Unión Europea de USD 1.722.240 y el 24 de enero de 1996 recibió un permiso de pesca definitivo de 3.885 toneladas para especies excedentarias: 3.000 de merluza de cola, 525 de granadero y 360 de bacalao austral. Pero el Ur Ertza siempre fue un poco rebelde y a pesar de lo inconfundible de sus cupos se dedicó de lleno a pescar merluza hubbsi casi desde el mismo momento en que se dedicó a pescar. Por ejemplo, en el año 1997, recibió seis sumarios por pescar hubbsi, es decir, uno por cada marea realizada.

Había un problema entre lo que se podía pescar y lo que efectivamente se pescaba y había que solucionarlo. Y se resolvió al estilo del Ur Ertza o mejor dicho al estilo de los noventa. De la misma forma que los memoriosos (¿y viejos?) recordamos a Felipe Solá, también se nos vienen a la memoria personajes como su cuñado, un tal “Toco” Rodríguez Fernández o el Licenciado Quincke, Monsalvo, Procaccini, Corach, Pucci y otros que por ese entonces eran verdaderos alquimistas de las reglamentaciones pesqueras con la inefable colaboración de varios abogados y jueces con poco conocimiento sobre pesca, muchas ambiciones y que casualmente se encontraban subrogando algún juzgado de turno en el que recaían estas nobles causas.

En el escenario de esa romería fue donde los hermanos Solimeno compraron un permiso de pesca de la quiebra de la empresa Ventura para agregarle al Ur Ertza: el del buque Mayoral, un fresquero inactivo hacía tiempo que supo tener un permiso de pesca irrestricto que las autoridades del momento estimaron en 4.195 toneladas de todas las especies y que sin reparos transfirieron al Ur Ertza.

De esa forma se transfirió un permiso de pesca de un fresquero hacia un congelador, algo que está expresamente prohibido por el artículo 27 de la Ley Federal de Pesca 24.922, pero eso no sería lo único objetable. El Mayoral era un barco inactivo y al transferir su cupo se estaba yendo en contra de lo dispuesto en el acuerdo con la UE porque claramente se aumentaría el esfuerzo pesquero. Por otra parte, el cupo proveniente del Mayoral se incorporó al Ur Ertza bajo el concepto “complemento de bodega” noción esta que no existía en la reglamentación pesquera ni en el Acuerdo con la Unión Europea, según publicó rp.

Pero eran los noventa y todo se podía, por eso el Ur Ertza se hizo de un cupo proveniente de un permiso de quiebra y terminó redondeando un permiso de lujo con 3.000 toneladas de merluza de cola, 525 de granadero, 300 de bacalao austral y las 4.195 toneladas irrestrictas del buque Mayoral. Además, quedó expresamente asentado en la resolución que dio origen a su permiso de pesca que, “por aplicación de la Resolución 1113/98, no corresponde adjudicar al buque Ur Ertza un cupo de captura anual de la especie langostino” (Resolución 246/98). Año 1.998 ¿A quién por entonces le importaba el langostino si casi que ni había?

La empresa aceptó y usufructuó con agrado todo lo que pidió y le concedieron, el Ur Ertza pescó durante 25 años bajo la modalidad fresquera, sin langostino, contento y sin chistar. Pero resulta que pasaron los años y agudizando el ingenio se les ocurrió que con todos los fragmentos de esta rica historia se podía armar una especie de Frankenstein flotante y rentable: consiguieron un gran abogado y empezaron a componer un buque congelador tangonero con los pedacitos de este derrotero. Fue así como mandaron a construir el Luigi dentro de los parámetros que se requieren para operar en la pesquería de langostino, reclamaron se les reconozca el original status de congelador que tenía el Ur Ertza en 1995, el cupo de captura irrestricto que tenía el Mayoral desde muchos años antes, cuando era un fresquero de Ventura, que ese cupo se considere congelador porque se había incorporado dentro del Ur Ertza de Solimeno, que se olviden de que el Ur Ertza pescó 25 años como fresquero sin langostino aceptado sin reclamo por la propia empresa y que así, mágicamente, la flota pesquera nacional se dé el gusto de incorporar un flamante pesquero congelador tangonero que pudiese pescar unas 4.195 toneladas anuales de langostino.

¡Divino todo!

Así las cosas, el congelador Luigi se construyó -hermoso barco, por cierto- a pesar de que las autoridades le denegaron el permiso de congelador tangonero y le transfirieron el permiso correspondiente al fresquero Ur Ertza: 3.000 toneladas de merluza de cola, 525 de granadero y 360 de bacalao austral, más las 4.195 irrestrictas del fresquero Mayoral. La empresa fue a la justicia y como si estuviésemos en los dorados noventa, ¿a qué no adivinan? Apareció justamente un juez subrogando un juzgado, con poco conocimiento sobre pesca y mucha ambición como aquellos de entonces y, encontrándose en el momento justo y en el lugar oportuno, hizo lugar a una medida cautelar y el Luigi tuvo su temporada de pesca a langostino como congelador tangonero.

La historia sigue y hay un nuevo fallo, pero eso es harina de otro costal y se cuenta en otra nota (ver La Cámara deberá resolver si el Luigi puede pescar langostino).

Chubut Pesca Trelew

CAFACh resalta el rol del Gobernador en la creación de la Zona Franca en Trelew

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Zona Franca Trelew Chubut. Desde la Cámara de Flota Amarilla del Chubut (CAFACh) expresamos nuestro reconocimiento a las gestiones realizadas por el Sr. Gobernador de la Provincia, Lic. Ignacio Agustín Torres, para obtener la designación de Sub Zona Franca en el Parque Industrial de Trelew.

En un contexto donde la actividad pesquera necesita de manera imperiosa herramientas para ganar competitividad y lograr el incremento de valor agregado en las producciones, la obtención de un marco jurídico que habilita la importación de insumos de producción sin aranceles, la exportación con menor presión fiscal y la implementación de una matriz impositiva que incentiva el trabajo, constituyen factores sumamente beneficiosos para el desarrollo y progreso de la provincia.

Este logro conseguido por el Gobierno del Chubut generará de manera inmediata el aumento de las inversiones necesarias para lograr los objetivos expuestos.