Entre el 1 de enero del 2012 y el 6 de marzo del 2013, cuando entró en preconcurso, Pescanova obtuvo 487 millones de liquidez de una docena de bancos usando nada menos que 37.783 facturas falsas. Lo logró haciendo un uso irregular del mecanismo de adelanto de cobros que se conoce como factoring, por el que la pesquera cedía a las entidades financieras el abono de las facturas cuya cuantía le anticipaban, dando así oxígeno a su asfixiada tesorería. Así lo confirmó este martes un inspector jefe de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), que ratificó ante el tribunal que juzga a la exdirectiva de la pesquera los informes que obran en la causa y que el juez instructor, José de la Mata, recogió en el auto de apertura del juicio oral.
A preguntas del fiscal, explicó cómo se gestó la investigación de esta vía fraudulenta de financiación de la compañía, después de que clientes de Pescanova de diferentes partes del país (Vigo, Úbeda, Málaga y Huelva) presentaran denuncias porque, tras el preconcurso de la sociedad, varios bancos comenzaron a exigirles el pago de facturas por mercancía que no habían comprado. La investigación de esos casos, junto con otros que reclamaron directamente a Pescanova y que reveló la auditoría forense de KPMG, cristalizó en cuatro informes policiales que concluyeron que la empresa realizó en el período investigado (el 2012 y el arranque del 2013) 304 operaciones de factoring con doce entidades financieras, emitiendo para su anticipo 41.823 facturas, de las que 37.783, es decir, el 90 %, eran falsas.
Esas operaciones le permitieron obtener casi 500 millones de euros de liquidez, de los que prácticamente el 98 % (487 millones de los 499 totales) no correspondían a ventas reales.El inspector relató que, tras cruzar la información recabada de las entidades bancarias -les facilitaron los listados de las facturas, titulares, fechas y numeraciones- con los datos de lo declarado en la Agencia Tributaria, comprobaron que sistemáticamente la empresa falseaba los recibos para conseguir financiación.
De los doce bancos, en once la operativa era idéntica, cobrando por adelantado hasta un 95 % de las facturas falsas emitidas a nombre de clientes reales. Solo en el HSBC difería, ya que las firmas a las que se facturaba eran sociedades instrumentales de Pescanova.
«Era papel pelota porque esas empresas no tenían nada detrás», señaló el inspector.
La investigación de la UDEF no solo destapó el mecanismo irregular, sino que identificó a sus responsables: el expresidente de la pesquera, Manuel Fernández de Sousa, y su equipo directivo más cercano, también en el banquillo.
Aunque Sousa negó que engañara a la banca con facturas falsas -rizando el rizo responsabilizó a las entidades de no haber pedido nunca dichos recibos y haberse conformado con los listados que le enviaba la empresa-, las pruebas que demuestran lo contrario no dejan de aumentar. Y es que ayer otros tres testigos (antiguos clientes de Pescanova de todo el país) se sumaron a la media docena que la víspera aseguró al tribunal que la empresa les había usado para falsear operaciones, cuyo pago les reclamaron los bancos tras el preconcurso.