Langostino Puerto Rawson

Rawson observa con preocupación la dilación del conflicto langostinero

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La pesquería no arranca en aguas nacionales y ya se habla de que las plantas pagarán el langostino a 1,70/1,80 dólares. Los costos de producción y los precios internacionales de los mercados obligarían a manejarse con valores inferiores a la última zafra de Chubut. La pregunta que se impone es si en la próxima temporada provincial se podrá sostener el precio de $1.200 para liquidar salarios.

La temporada de Rawson está lejos, pero no tanto. En menos de seis meses debiera estar arrancando la zafra de la especie langostino en aguas provinciales y la incertidumbre que hoy reina en el sector ante la demora en el inicio de la zafra de aguas nacionales empieza a ser tema de preocupación en todo el ecosistema pesquero de Puerto Rawson.

Actualmente, sin arrancar la pesca de los congeladores tangoneros, ni la operatoria de los fresqueros colorados de altura, ya es un secreto a voces que las plantas de procesamiento, con la actual estructura de costos, no están dispuestas a pagar el ‘fresco’ por arriba de 1,80 dólares, incluso, algunos pronostican que cuando finalmente se abra nación, el precio que se pagará el pescado a los fresqueros podría rondar 1,70 dólares.

A la distancia, en Rawson ya empiezan a sacar cálculos y que estos valores se trasladen irremediablemente a la próxima zafra provincial, es decir, que las plantas paguen menos que en la denominada ‘temporada récord’ cuando en promedio se pagó a los barcos un langostino alrededor de los 2 dólares.

Y, si a partir de noviembre esos valores rondan 1,70 o 1,80 dólares, los armadores ya le van avisando a sus tripulaciones que eso también se traducirá a los valores con que se liquidan los salarios.

Lo que analizan en el sector, ante el actual estado de situación de la industria pesquera en general, es que, si las plantas pagan menos por el langostino que un año atrás, será difícil sostener el parámetro de los 1.200 pesos para liquidar los sueldos de los barcos.

Como se recordará en medio de tensiones, cruces y polémica, en octubre de 2024 se selló un acuerdo de todas las armadoras para poner como techo el valor de 1.200 pesos para negociar con la marinería del SOMU, que a pesar de las resistencias iniciales, todos terminaron aceptando cuando salió un primer barco de la flota amarilla con esos valores.

Esa metodología para destrabar el conflicto dio sus frutos, los barcos pescaron de noviembre a marzo con niveles históricos de desembarques y los trabajadores realizaron mayor cantidad de mareas que cualquier temporada anterior; consecuentemente, ganaron mucho más que de haber optado por seguir de paro por más tiempo.

Las tripulaciones comprendieron con claridad meridiana que día de pesca perdido no se recupera, y la decisión de la mayoría de los trabajadores de salir a pescar prevaleció por encima de lo que sostenía la dirigencia sindical del SOMU. Si hubiera prevalecido la postura del secretario General, Raúl Omar Durdos, seguramente la zafra de Rawson hubiera empezado mucho tiempo después o, peor, hubiera fracasado.

La crudeza que la realidad impone hoy en la industria pesquera, atribuida a una multiplicidad de factores internos y externos que van de elevados costos internos de producción, alto nivel de presión fiscal, tipo de cambio poco competitivo e inflación en dólares, sumado a un contexto internacional complejo por baja demanda y precios deprimidos hacen necesario agudizar el ingenio y comprender la magnitud de la problemática para encontrar una salida consensuada que hagan viable y sostenible a la actividad.