El negocio de la raya tambalea en Mar del Plata y ya hay muchos barcos que prefieren no ir a buscar ni siquiera ese 30% de bycatch que tienen permitido porque el precio en muelle se redujo de manera considerable.
Los armadores costeros aseguran que bajó casi un 50% en comparación con un año atrás cuando se pagaba 1500 pesos por kilo y ahora apenas roza los 800 pesos, según Revista Puerto.
Los pescadores sienten el impacto de lo que pasa en el siguiente eslabón de la cadena: los frigoríficos exportadores también vieron resentido el precio de venta en esos mismos niveles, especialmente la aleta sin piel.
La raya picuda, que se vende entera, también registra una caída en el valor aunque el volumen es mucho más reducido y se vende a China a precios más bajos que la redonda.
El principal comprador de la aleta sin piel, Corea del Sur, comenzó a abastecerse de capturas en sus propias aguas luego que se levantaran algunas restricciones tras la explosión nuclear en Fukushima y disminuyó las importaciones desde Argentina.
A ese mayor volumen propio se agrega una caída en el consumo pues las nuevas generaciones no están habituadas a incorporar la raya a su dieta y se suma la crisis política que atraviesa el país, la cual generó una devaluación de su moneda.
“Tuvimos que bajar el precio de compra en muelle y dosificar el nivel de envíos para que no caiga tanto el precio”, reconoció Gustavo Tonello, de “El Corsario”, uno de los principales jugadores en el mercado de la raya en Mar del Plata.
“El Corsario” les compraba a unas 48/45 embarcaciones las capturas de raya que traían; pero esa lista se redujo a 38/35 barcos, en su mayoría costeros, y en algunos casos con tarifa, es decir, un número determinado de cajones acordado antes de zarpar.
“Tengo capacidad para enviar cinco contenedores por mes pero mando solo tres para evitar que siga cayendo el precio. Ya tengo cuatro meses de stock pero tengo que seguir comprando materia prima para evitar que la compren otros y luego la vendan a menor precio, lo que termina afectando a mi stock”, resume el industrial.
Armadores como Baldino y Di Bona, más la captura de los barcos de Cicciotti que reprocesa Catesur en el Parque Industrial, constituyen otra parte de la oferta de la raya en Mar del Plata, aunque la combinan con la venta de otras especies.
En “El Corsario” trabajan treinta operarios bajo el sistema cooperativo exclusivamente haciendo raya. Cuando los barcos fresqueros hacen la zafra de langostino, presta servicio como fasonera en la temporada de magrú.
Hasta ahora vienen trabajando todos los días pero reduciendo la carga horaria. “Tratamos de bajar costos como podemos: en el nylon, el cartón de las cajas, congelamos con menos túneles para no consumir tanta luz pero luego viene la factura de EDEA con aumento o la factura del Consorcio con un 35% de reajuste y todo ese esfuerzo no sirve de nada”, lamentó Tonello.