Flota Fresquera Puerto Mar del Plata

Costos de barcos fresqueros: caída de rentabilidad y polémicas propuestas de ajuste

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Rentabilidad negativa en la pesca. Un informe de costos elaborado por una consultora (Invecq) para la Asociación de Embarcaciones Costeras de Mar del Plata, evaluó los ingresos y gastos de un barco fresquero de 3 mil cajones en el segundo semestre de 2018 y de 2024. En el primer caso tuvieron una rentabilidad positiva del 20% y en 2024 la rentabilidad negativa se situó 15% abajo. A partir de estos resultados realizan un análisis de los costos y formulan propuestas para recuperar la rentabilidad excluyendo cambios en la política monetaria y centrándose en aranceles, costos laborales y eliminación de normas que consideran gastos innecesarios, lo cual seguramente generará polémica.

Ingresos deprimidos por la caída en los precios internacionales, atraso cambiario y vigencia de las retenciones, junto con el aumento de costos generado por la apreciación del peso, el exceso de regulaciones innecesarias y el incumplimiento de los convenios colectivos con las tablitas de los tripulantes han “generado un escenario insostenible para las empresas pesqueras” sostiene el informe que difundió ayer la Asociación Costeros.

Según informan los autores, en el segundo semestre de 2018 un barco de 3 mil cajones generó ingresos por 119,5 millones de pesos equivalente a 78 mil dólares y afrontó gastos de 92,4 millones de pesos equivalentes a 60 mil dólares, teniendo una rentabilidad positiva del 20%. En 2024, generó ingresos por 73,5 millones de pesos equivalente a 73 mil dólares y afrontó costos y gastos por 88,5 millones de pesos equivalentes a 88 mil dólares, dando una rentabilidad negativa del 21%.

Caída de los ingresos y dólar atrasado

El informe señala que el precio de venta de merluza fresca en banquina como los filets congelados exportados a Brasil (principal mercado que se toma como referencia) evidenciaron una caída entre noviembre de 2024 y segundo semestre de 2018 “del 40% en pesos constantes para el primero y del 25% en dólares actuales para el segundo”. Recibiendo el sector un shock exógeno con la baja de los precios internacionales y la pérdida del poder de compra interno agravado por “el atraso del tipo de cambio real”.

Otro factor que consideran para analizar la caída en los ingresos son los Derechos de Exportación. Indican que se evidencia un deterioro en relación con años previos: “a comienzos de 2016, la administración de Mauricio Macri llevó la alícuota a 0% hasta septiembre 2018, momento en el cual se reintrodujeron a razón de $1 por dólar; luego, durante el mandato de Alberto Fernández, se situaron en 7%, porcentaje que sigue vigente hoy en día”.

La apreciación del peso es otro factor identificado como clave. Recuerdan que el gobierno de Javier Milei recibió un tipo de cambio real en mínimos históricos, y una brecha que oscilaba el 165%, lo que motivó el aumento del tipo de cambio en un 118% pasando de 367 a 800 pesos. Sin embargo, hoy indican que el tipo de cambio real multilateral, “ya se encuentra en un nivel similar al recibido en diciembre 2023 -situación que seguiría empeorando en 2025-, un 30% por debajo del promedio del segundo semestre de 2018”.

“El atraso cambiario puede ser beneficioso para algunos sectores, y perjudicial para otros. En el caso de la pesca, es sumamente nocivo”, señalan los autores ya que “perjudica la rentabilidad del sector que se ve perjudicada por doble vía”.

Costos laborales y la tablita

Los analistas plantean que si bien los salarios promedio del sector privado en Argentina se encuentran estancados hace años, en el sector pesquero y en particular, en la flota fresquera de altura, se “evidencia una importante anomalía en este sentido”.

“Siguiendo con el mismo ejemplo de un barco con una producción por marea de 3.000 cajones, el costo laboral aumentó 22% en pesos constantes y 90% en dólares corrientes en el mismo período”, señalan y agregan que los únicos sectores en los que se observó una situación parecida fueron en aquellos que tuvieron salto en la productividad en los últimos años, como la “minería, oil & gas y servicios basados en conocimiento”

Aseguran que la pesca fue la excepción, dado que los salarios se movieron como en estas industrias, pero sin fundamento. “La explicación radica en una particularidad del sector: la remuneración de los trabajadores embarcados en la flota fresquera de altura no se rige por los Convenios Colectivos de Trabajo sino por unas ‘tablitas’ impuestas por los gremios, en donde se fija el valor monetario por cajón para los distintos tipos de tripulantes”.

Explican que mediante este mecanismo el sueldo mensual se determina de la siguiente manera: “valor por cajón multiplicado por la cantidad de cajones de cada barco. Y la diferencia entre ambos es abismal: en el caso del capitán y subcapitán, la brecha entre el salario de convenio y el efectivamente pagado por la aplicación de las ‘tablitas’ ronda el 150%, mientras que para el resto de la tripulación oscila entre 30% y 40%”.

Otro agravante que identifican para el aumento de costos laborales es el compensatorio por menor cantidad de tripulantes que deben abonar: “Los sindicatos también fuerzan a las empresas a pagar ‘faltante’ en caso de que en la práctica se encuentren operando con menos empleados que lo establecido teóricamente”.

En realidad, se trata de una normativa que se estaría incumpliendo con el aval del sindicato a cambio de una mayor participación en las ganancias, que los consultores explican así: “Por ejemplo, si un barco sale con 12 tripulantes -entre maquinistas y marineros-, pero por regulaciones está establecido que debiera navegar con 16, entonces es obligado a pagar el equivalente de 16”. Agregan que, “como lo que obliga el Estado no tiene sentido, en la práctica no se cumple”, pero “el empleador se ve obligado a pagar por la nómina ‘teórica’ y los cuatro sueldos que ‘faltan’ se distribuyen entre los trabajadores que embarcaron”, señalan textualmente.

“La combinación de lo anterior más el aumento de los salarios derivó en que, “el costo laboral pasará de representar el 32% de los ingresos en segundo semestre de 2018 a 56% en la actualidad; y en términos del total de gastos, de 36% a 44%”, concluyen.

Los otros costos, aranceles y regulaciones

“Los costos laborales no han sido los únicos que subieron desproporcionadamente en los últimos años”, señalaron y detallaron los aumentos sufridos en la estiba, observadores e inspectores, hielo, sistema de gestión y los Derechos Únicos de Extracción (DUE).

La estiba aumentó 30% en pesos constantes (100% dólares corrientes); en los observadores e inspectores el aumento fue 20% y 775% en pesos constantes pero un 50% y un 1.100% en dólares corrientes, respectivamente; el hielo tuvo un aumentó 10% en pesos constantes y del 70% dólares corrientes y los Derechos Únicos de Extracción tuvieron un aumento del aumentó 300% en pesos constantes, pero 500% dólares corrientes. También incluyen como un nuevo gasto comparando la situación de 2018, el sistema de gestión que deben abonarse a la PNA por las inspecciones que deben realizar desde que se incrementaron los accidentes en alta mar, publicó rp.

Un capítulo aparte le dieron a las “innumerables” regulaciones y aranceles, “que dificultan y encarecen la operatoria del sector”., indicando que además de ser muchas obsoletas, en algunos casos hasta se superponen.

“Basta con ponerlo en números para tomar dimensión de la maraña de regulaciones innecesarias: entre el despacho a la pesca de un buque hasta el ingreso al puerto, su descarga en muelle, distribución e ingreso a la planta de la materia prima, se exigen como mínimo 133 trámites (78 por cada marea de un buque pesquero). Y estas cifras no incluyen los pasos administrativos de orden comercial o productivo”, indicaron.

Además de decir que esta “maraña” hace menos competitiva a la pesca, enumeraron una serie de normas que consideran “costos innecesarios”. La primera son “dotaciones mínimas muy por encima de lo necesario”, mencionadas arriba y la segunda “la prohibición de contratar trabajadores extranjeros” que a su entender “implica la ausencia total de competencia en el mercado laboral” encareciendo “aún más el costo”.

Otra norma que consideran genera “costos innecesarios” es la que prohíbe “la descarga en muelle con los mismos tripulantes”. Lo que dicen los deja “forzados a contratar cooperativas” que son “muy pocas, fijan las tarifas” y representan “el 13,5% de los costos no laborales “. También hacen alusión a las alícuotas de ART que es igual para empleados de mar que de tierra y embarcados.

La última variable de análisis son los aranceles a las importaciones de insumos, bienes intermedios y de capital, cuyas “altas tarifas implica un sobrecosto en todas las líneas de la estructura” porque significa “menor competencia para los proveedores», lo que tiene como “consecuencia final una reducción de la rentabilidad del negocio”, dicen y comparan con el resto del mundo que tiene un promedio de 4,2% mientras que en Argentina es del 17,2%.

Propuestas

“Si bien una devaluación podría traer cierto alivio, el gobierno considera que el TCR no está atrasado y hará todo lo que esté a su alcance para mantener su política de depreciación mensual por debajo de la inflación”, indican descartando tipo de reclamo de este tipo al gobierno y proponen tres escenarios.

“La eliminación de los Derechos de Exportación; dar marcha atrás con en el aumento del DUE; la supresión del sistema de gestión -vigente por regulaciones innecesarias-, la quita de los aranceles a la importación de redes, partes y repuestos de motores, y la disminución de la tasa estadística a 0,5% como en 2018. Al aplicar estos cambios sobre la estructura de costos e ingresos actual, la rentabilidad mejora en 12 puntos porcentuales, pasando de -21% a -9%”, sostienen la primera propuesta.

El segundo y tercer escenario que proponen no son diferentes, sino que suman más ajustes al anterior agregando el plano laboral. En el segundo se “asume que los salarios se rigen por los CCT en lugar de las tablitas” y en el tercero, “además, incluye cambios en la

cantidad de tripulantes -maquinistas y marineros- necesarios para embarcar, principalmente no abonar faltantes”, indican y concluyen diciendo que: “La mejora en la rentabilidad es notable: del -21% actual se pasa a 7%”