Soberanía argentina en riesgo. La presencia de flotas pesqueras chinas en aguas cercanas a Argentina representa una amenaza para la soberanía nacional y la seguridad alimentaria, mientras que la creación del Comité Marítimo en las Islas Malvinas busca abordar estos retos y fortalecer la gestión de los recursos marítimos.
La actividad pesquera china en las aguas cercanas a las argentinas, especialmente en las zonas ricas en calamares a lo largo de la extensa plataforma menor a 200 metros de profundidad que se extiende por afuera de las 200 millas, reservorio exclusivo argentino como estado ribereño donde la legislación internacional del mar, en particular la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), establece que los estados ribereños tienen soberanía en el mar territorial y en otras zonas marítimas adyacentes, ha ido consolidándose como un desafío geopolítico de relevancia estratégica, cuyas implicaciones trascienden lo económico, afectando directamente la soberanía nacional y la seguridad alimentaria.
El incidente del 14 de marzo de 2016, cuando el barco pesquero chino Lu Yan Yuan Yu 10 fue detectado realizando actividades ilegales en aguas argentinas y hundido por la Prefectura Naval Argentina, expuso de manera dramática la magnitud de esta problemática. Este evento subraya no sólo la presencia de una flota pesquera china de más de 6,000 barcos en el mundo, sino también las tácticas evasivas de la China National Fisheries Company (CNFC), que emplea sofisticados métodos para operar clandestinamente, como el uso de sistemas de localización (AIS) manipulados.
Los últimos buques en operaciones ilegales dentro de la ZEEA, fueron detectados y enviados a puertos argentinos, en mayo de 2020. Los poteros chinos Lu Rong Yuan Yu 668 y Hong Pu 16, junto al arrastrero portugués Calvao.
Desde 2010, al menos 19 embarcaciones pesqueras chinas han sido expulsadas de las aguas argentinas por realizar actividades ilegales. Sin embargo, la situación se ha complejizado desde 2017, cuando el gobierno argentino otorgó licencias a barcos de propiedad china bajo bandera argentina. Esta decisión refleja una tendencia creciente a la “desnacionalización” de las flotas pesqueras mediante el mecanismo del abanderamiento, que facilita el acceso de embarcaciones extranjeras a aguas locales, eludiendo regulaciones nacionales y elevando el riesgo de confrontaciones diplomáticas. Son embarcaciones poteras con idiosincrasia china, pero con tripulación y abanderamiento argentino. Basta solo con ver el muelle de Mar del Plata después de las operaciones de descarga, donde personal de la oficialidad es argentina pero todas las operaciones de tránsito hacia y desde zona de pesca, como las decisiones de pesca son tomadas por el «pesca» chino.
La creciente influencia de China en las pesquerías globales no se limita a la región sudamericana. En África, China ha establecido acuerdos que permiten a más de 135 barcos pescar bajo bandera de Ghana, a pesar de que la legislación local prohíbe tal práctica. Esta expansión no solo ha reemplazado a las flotas pesqueras europeas en diversas zonas, como las aguas marroquíes, sino que también está alterando gravemente las reservas pesqueras y afectando la seguridad alimentaria en regiones clave del Pacífico y el Atlántico Sur.
A lo largo de estos despliegues, la flota pesquera china ha sido responsable de numerosos abusos laborales. Condiciones de trabajo forzoso, desnutrición y tratos inhumanos son prácticas documentadas en más de 50 barcos en los últimos seis años incluso documentadas en Montevideo Uruguay por Milko Schvartzman, experto en pesca ilegal en América Latina, quien fue pragmático a la hora de exteriorizar su mirada hacia estas flotas, diciendo “Los países miran para otro lado por presión de China o por afinidad ideológica ”.
El caso del emblemático Lu Yan Yuan Yu 10 es solo uno de muchos ejemplos en los que se ha evidenciado la explotación laboral y la violación de los derechos humanos en alta mar, reflejando una estructura de operaciones que parece carecer de control y regulación adecuada.
El subsidio gubernamental que China otorga a su industria pesquera, como el subsidio en combustible, estimado en miles de millones de dólares, ha permitido que sus barcos operen sin restricciones a nivel global, llenando el vacío dejado por la reducción del control y patrullado de la actividad militar lindera a las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) de Estados Unidos y Europa. Este impulso económico está vinculado a la estrategia de la franja lindera a las 200 millas náuticas, en mar internacional y la ruta de la pesca del calamar de la flota potera china, que no solo facilita el acceso a recursos naturales en África y América Latina, sino que refuerza su influencia geopolítica en las aguas internacionales, con presencia y con proyección a la Antartida y el control del paso natural del Atlántico Sur con el Pacífico.
A nivel global, la creciente presencia de flotas pesqueras chinas ha generado alarmas tanto por sus prácticas de pesca insostenible como por los métodos ilegales empleados. En África, la sobrepesca por parte de embarcaciones chinas ha provocado el colapso de reservas pesqueras, afectando gravemente la economía local. En el Pacífico, la incursión de barcos chinos en aguas territoriales de países como Vanuatu y Perú está exacerbando los conflictos nacionales y poniendo en riesgo la sostenibilidad de las pesquerías regionales.
El impacto geopolítico y económico de esta expansión es preocupante para países como Argentina, cuya soberanía sobre las aguas cercanas a las Islas Malvinas está siendo constantemente desafiada. La pesca ilegal y las incursiones de la flota pesquera china no solo afectan los recursos marinos, sino que también son una herramienta de presión geopolítica, especialmente cuando se combinan con la creciente inversión china en infraestructura portuaria en la región.
Es imperativo que Argentina y otros países del sur global refuercen sus regulaciones pesqueras y protejan sus derechos territoriales frente a la expansión de la flota pesquera china. La comunidad internacional debe adoptar medidas más estrictas para controlar las flotas pesqueras globales, limitando el tamaño de las flotas y ajustando las cuotas de pesca. De lo contrario, la sobreexplotación de los recursos marinos y los abusos laborales seguirán creciendo, con consecuencias irreversibles para los ecosistemas marinos y las poblaciones locales.
En conclusión, el desafío que representa la invasión geopolítica y pesquera china en las aguas argentinas y globales exige una respuesta concertada que combine regulación internacional, control de flotas y medidas diplomáticas. De no actuarse con firmeza, el impacto sobre la seguridad alimentaria, la soberanía nacional y la estabilidad de los ecosistemas marinos será devastador.
Islas Malvinas: Crean un Comité Marítimo
El 17 de diciembre de 2024, el gobierno de las Islas Malvinas, bajo la administración del Reino Unido, anunció la creación de un nuevo Comité Marítimo. Este órgano gubernamental se centrará en la gestión de asuntos marítimos, sirviendo como foro de discusión para temas como las líneas de comunicación, las operaciones pesqueras y la potencial explotación de hidrocarburos.
Actualmente, las Islas Malvinas cuentan con diversos comités especializados, incluyendo el Comité Asesor de Pesca. Sin embargo, hasta ahora no existía un organismo que abarcara de manera integral todas las actividades marítimas de la región. Con la aprobación de este nuevo comité, se espera que comience a operar próximamente, brindando asesoramiento al Ejecutivo para «apoyar la seguridad de la gente de mar, de los buques y la sostenibilidad del medio ambiente marino».
Chris Moorey, Director de la Autoridad Marítima de las Malvinas, expresó: «Los habitantes de estas islas saben muy bien lo fundamental que es nuestra dependencia del mar y lo importante que es el sector marítimo para el bienestar de nuestra comunidad. Por ello, me complace que se haya aprobado la creación del Comité».
El sector marítimo es esencial para la economía de las islas. En junio de 2024, se confirmó que el yacimiento Sea Lion, descubierto en 2010 por la empresa británica Rockhopper Exploration, posee reservas mayores a las estimadas inicialmente, lo que podría diversificar las fuentes de ingresos de las Malvinas. Según un informe de Rockhopper Exploration, se prevé la extracción de 532 millones de barriles de petróleo, superando los 312 millones anunciados anteriormente.
Aunque la explotación de hidrocarburos es un proceso a largo plazo, debido a la necesidad de establecer zonas de exploración y explotación viables, se trata de una industria con potencial para generar ingresos significativos. La creación del Comité Marítimo podría desempeñar un papel fundamental en la supervisión y gestión de estas actividades, asegurando que se realicen de manera segura y sostenible, lo que no deja exenta la posibilidad de una mayor participación a través de la pesca y la explotación de hidrocarburos en aguas en disputa con Argentina.