El astillero marplatense SPI botó entre este lunes y martes dos nuevos buques costeros: “Merluan” y “Barlovento”. Ambas ceremonias fueron de carácter íntimo debido a las restricciones que impone la pandemia por coronavirus.
La primera de las unidades fue bajada el lunes por la tarde; mientras que este martes fue el turno de la segunda. Las dos maniobras se realizaron desde el syncrolift que el astillero posee en banquina chica con una mínima concurrencia.
Las embarcaciones presentan idénticas características, con 20,9 metros de eslora y casco de acero. Sus construcciones fueron ordenadas por Semaloma S.A, firma ligada a Pesquera San Isidro para operar sobre langostino desde el puerto de Rawson.
Reemplazarán al “Carmen A” y al “San Giuseppe II”, a los cuales se sumaron dos permisos, el del “Ceferino Namuncura” y el del “Cristina Antonia”, para reunir el tonelaje de captura proyectado “Cada barco tiene capacidad para 1.200 cajones”, le explicó el gerente general de San Isidro, Damián Santos, a Pescare.com.ar.
Objetivos del proyecto
“El diseño (responsabilidad de un estudio europeo y SPI) responde a cuatro objetivos marcados: seguridad en la navegación, eficiencia energética, calidad del producto y capacidad de pesca”, agregó el dirigente empresario.
En esa dirección, destacan camarotes por debajo de la línea de flotación, con lo cual en caso de emergencia todas las salidas están situadas arriba de la cubierta principal y son de fácil acceso, junto a un pañol para almacenar cajones.
“Para llevar adelante la construcción se requirió del trabajo en conjunto de las diferentes áreas de la empresa, involucrando a más de 100 personas y 12 meses de trabajo”, especificó la presidenta y CEO de SPI, Sandra Cipolla.
Asimismo, exhiben dos tanques de combustible en los doblefondos. Esto permite que el centro de gravedad de los buques esté situado más bajo y aumente considerablemente la estabilidad. El espacio extra para hielo completa el diseño.
La inversión total rondó los 300 millones de pesos, suma que fue financiada por una doble vía simétrica: 50 por ciento capitales propios de San Isidro y el restante 50 por ciento proveniente de clientes, entre los que está Congeladores Patagónicos.
Satisfacción con el resultado
“Estamos muy contentos con el trabajo que hizo SPI. El astillero trabajó muy bien y siempre con la mejor predisposición desde que se iniciaron las obras, allá por julio del año pasado”, añadió Santos, quien espera tener las unidades trabajando para fin de año.
Al mismo tiempo, Cipolla apuntó: “Nuestro cliente fue el primero en depositar la confianza en nosotros y juntos pudimos lograr estas dos embarcaciones de excelencia, con un diseño trabajado en forma conjunta con su estudio de ingeniería. Quiero agradecer, además, a los proveedores por el acompañamiento durante todo el proceso que estuvo atravesado por la pandemia”.
En lo que refiere a la propulsión, los barcos están equipados con motores Caterpillar de última generación con una óptima relación potencia-consumo.
También van equipados con dos grupos auxiliares de los que depende tanto la alimentación eléctrica, como el movimiento de las bombas hidraúlicas y una maquina con capacidad para fabricar hielo a partir del agua de mar.
Los buques, vale recordarlo, se iniciaron en la nave industrial que SPI opera sobre la calle Ortiz de Zárate para luego ser trasladadas hacia el área central del astillero entre el 15 y 17 de septiembre pasado. Un potente tractor ofició como medio de transporte entre un punto y el otro.
Madrina y ceremonia
Las madrinas de la ceremonias fueron Agustina Nobile y Tamara Ledesma; mientras que el padre, Alfredo Romero, de la Parroquia Sagrada Familia y al mismo tiempo capellán de la Gruta de Lourdes, estuvo a cargo de la bendición.