El empresario “Tato” Cereseto se cuestiona y cuestiona al sector pesquero argentino e invita a dejar de repetir que la sociedad vive de espaldas al mar cuando son los propios actores de esta actividad quienes se han escondido por décadas y promueve acciones para ganarse la “licencia social”.
“Podemos caer en el facilismo de decir que Argentina vive de espaldas al mar y nosotros ser críticos constantes, decir que no nos dan bola, no hay políticas que busquen promover el desarrollo. Pero nosotros, el sector, no vivimos acaso de espaldas a la sociedad y más que pregunta es una afirmación. Yo no tengo ninguna duda”, dice Raúl “Tato” Cereseto cuando planteamos el punto de partida de esta entrevista, la mala prensa de la pesca. La propuesta de posicionarse como victimario en lugar de víctima resulta incómoda y quizás por ello promueve el cambio.
“Tato” Cereseto es un acto relativamente nuevo en el sector que no solo se ha consolidado como empresario en los últimos años, sino que ha tomado también un rol protagónico en la misión de cambiar la imagen de la pesca en la sociedad. El concepto “licencia social” no le es ajeno y buscando nutrirlo lleva escrito un libro y tiene en camino el segundo; comprometió a varias empresas para producir un documental que promete generar impacto a nivel nacional e internacional, se embarcó en generar un programa televisivo para llegar a los hogares argentinos con los sabores de la pesca artesanal, se involucró en un programa ambiental para reducir la huella de carbono y va por las escuelas, a veces acompañado por colegas, contándoles a los jóvenes las oportunidades que da esta actividad.
TATO CERSETO: Hace rato, tal vez por las experiencias que uno va viviendo, va tomando decisiones y decidí aportar mi pequeño granito de arena y pienso hacer un camino sostenido y en algunas cosas se han sumado más personas, en otras no todavía. Pienso que cada uno tiene su momento y nada es reprochable. En lo personal pienso que si nosotros sembramos caos en los medios, la gente cosecha caos; y tengo una base representativa para decirlo porque ya hablé con 1900 alumnos en distintas escuelas y es sorprendente lo poco que saben de la pesca
REVISTA PUERTO: ¿Que está haciendo en las escuelas?
TC: Me acerco a todas las escuelas secundarias, hicimos un programa que se llama “Hacia el mar” que busca tender puentes entre la industria pesquera y las instituciones educativas, con los más jóvenes. Ayer hablé en una escuela con Gustavo (González), había 70 alumnos. De alguna manera les ofrecemos otra mirada sobre la pesca, como un lugar de oportunidades. Hay jóvenes que quieren estudiar y otros no, pero hay oficios para aprender. Preparé una presentación que habla de toda la cadena de valor de la industria y dónde hay oportunidades. Por ejemplo, la industria naval no está desarrollada en Chubut, la importamos de Mar del Plata y Chubut puede tener su propia industria de reparación y los servicios conexos. Se trata de un camino que hay que recorrer…
RP: ¿Y qué estaciones considera más importantes en ese camino?
TC: Tenemos que trabajar en tres pilares. El primero es el reconocimiento político del sector, que no lo tiene. El segundo es la licencia social, que hay que abordarla por varios frentes y el tercero es la revalorización de nuestros productos salvajes en los mercados, que claramente estamos viendo los primeros síntomas… ya lo había anticipado hace dos años en mi libro. El Foro Pescar tuvo su primera edición y funcionó, convocó mucha gente, tuvo visibilidad, tuvo participación política y le puede dar a la pesca un marco profesional, donde discutir como personas civilizadas, tener espacios de debate y que esa agenda se haga de puertas a la sociedad.
RP: ¿El documental en el que viene trabajando es el próximo paso?
TC: No lo estoy trabajando solo, somos nueve empresas, yo me encargué de juntar voluntades. Estuve dos años buscando una productora, me fue mal y casi por casualidad di con Nacho Viale en una cena donde le conté el proyecto; me planteó tomarse un avión y venir a Rawson con su socio Diego Palacios y hoy están terminando de editar con un equipo de primera línea, el editor de “El encargado”, la editora de “Viudas negras”, el jefe de producción ganó un Emmy… El primer gran objetivo es ponerlo en una plataforma internacional, se va a lanzar a fin de septiembre en Flow como primera escala.
RP: ¿Dónde está puesto el foco del documental y qué impacto busca generar?
TC: Lo que se busca es poner en valor al trabajador. Queríamos dejar de ser los empresarios los que hablemos y comuniquemos, que además lo hacemos mal. Siempre habla el empresariado como si fuese el único actor importante del sector y entonces, a través de este docu-reality con historias de vida son los trabajadores los que hablan. Son historias reales ficcionadas, para mostrar el esfuerzo y el sacrificio que implica este trabajo y la enorme diferencia que hay entre este producto y el vannamei de criadero que hoy está conquistando el mercado. Y bueno, puede suceder que el consumidor diga yo quiero este producto… buscamos que ese sea el primer impacto. El segundo es llegar a la televisión y calificar para ganar un Martín Fierro, ahí apuntamos a la licencia social, que podamos decir antes de opinar de la pesca por qué no lo mirás, son seis capítulos, mirá el laburo que genera, mira la gente cómo se esfuerza… Por último, también apuntamos al reconocimiento político.
RP: En el proyecto del documental se sumaron nueve empresas, ¿esto podría estar mostrando un cambio en el sector respecto del posicionamiento ante la sociedad?
TC: Cuando lo ponés en la recta del tiempo, cada uno tendrá su momento. Mi momento llegó, yo tengo ganas, no me alcanza con solo ganar plata, quisiera dejar una huella. Publiqué un libro donde puse sobre la mesa todo lo que estaba mal y ahora viene el segundo con propuestas. Siento que despacio le está llegando el momento a otros, por ejemplo, en las escuelas ya no voy solo, Gustavo González me está acompañando, Damián Santos me dijo que lo convoque, que con gusto irá. Entonces pienso que se va generando un efecto contagio y capaz que es por acá… En el primer foro sentí un poco de indiferencia de una buena parte del sector, pero yo eso lo tengo que combatir, buscando que se entienda que esto no es de Chubut, no es de Tato, es de la pesca. Que, por ejemplo, el Consejo Federal Pesquero esté presente y le dé luz a las políticas pesqueras, que a veces están oscuras. Me parece que hay un gran laburo por hacer, hay que plantearse una forma de dejar de vivir de espaldas a la sociedad. Ahora, para promover el consumo de pescado y darle luz a la pesca artesanal que es tan sacrificada y está abandonada, pensamos un formato de programa que lo conduciría Robertito Funes que, en principio, lo llamamos “Pescando sabores”.
RP: ¿Le interesa al sector expandir el consumo interno o es una forma también de llegar a la sociedad?
TC: Mirá, yo pienso que a todo el mundo le va a interesar, la industria pesquera está concentrada en las tres especies estrella, calamar, langostino y merluza, pero somos mucho más que eso y son invisibles la mayoría de los cientos de familias que viven de ese sustento. Y claro que les interesa vender más, absolutamente. El consumo interno acá y en todas partes del mundo tiene que ver con el pescador artesanal que te trae la pesca fresca del día.
RP: ¿Tienen algún proyecto que aborde la licencia social desde el punto de vista ambiental?
TC: Estoy trabajando con la Fundación Huella de Carbono de España, ya llevo un año por la cantidad de información que me piden que es enorme, pero nos va a poder determinar la huella de carbono de toda la flota de Chubut. Ese proyecto yo se lo quiero presentar al sector porque el mercado va a premiar que tu mercadería llegue libre de huella de carbono. Para compensar la huella, generaremos un bosque de 47.000 árboles. Va a costar mucho dinero, pero es como el documental, nos permite demostrarle a la gente que al menos en esta parte reparamos íntegramente el pasivo ambiental y fortalecemos la licencia social. Falta mucho pero el camino lo estamos recorriendo