Nacionales
Disminuyeron un 45% los desembarques generales en aguas nacionales y en zona común de pesca con Uruguay en una década. Migración de flota al langostino y discontinuidad de campañas.
El conjunto íctico demersal costero bonaerense, o variado costero como se lo conoce comercialmente, está conformado por un grupo de 30 especies que se distribuyen desde los 23ºS en Brasil hasta los 47ºS en Argentina.
Los principales recursos que componen este grupo son la corvina y la pescadilla y son las especies objetivos de la flota. Ambas representan más de la mitad de los desembarques totales que aportan 4 flotas al fresco diferentes: artesanal, rada ría, costera y de altura.
También integran el variado otras especies como pargo, besugo, lenguado, salmón, brótola y los condrictios (rayas y tiburones), entre otras. Su porcentaje en las capturas totales varía según la oportunidad de cada tipo de flota o el interés de los mercados, pero es minoritario.
Lo que no varía desde hace unos años es la merma en los desembarques totales del variado costero. En el 2008 este conjunto aportó 107.571 toneladas. El año pasado, apenas superaron las 62 mil toneladas, la cifra más baja de los últimos años, de acuerdo a datos estadísticos de la Subsecretaría de Pesca y la Comisión Técnica del Frente Marítimo.
Muchos motivos explican el descenso de los desembarques. Migración de flota costera y fresquera de altura al langostino, pérdida de mercados para la corvina y la restricción para la flota nacional a la hora de pescar condrictios. Los uruguayos, que tienen una flota poco dinámica, ahora enfrentan problemas de competitividad.
“En general notamos una disminución del esfuerzo pesquero en los últimos cinco años, sobre todo el conjunto dentro de la zona común de pesca con Uruguay”, dice Claudia Carozza, jefa del Programa Variado Costero del INIDEP.
Con los desembarques bajaron también el número de viajes que la flota realizó sobre el recurso. De 10 mil viajes que se completaron hace una década, en el 2017 se hicieron la mitad. También bajaron los barcos que declararon capturas de variado costero: En el 2012 hubo 420 barcos; fueron 357 en el año 2016 y 330 el año pasado.
El organismo no completa campañas de evaluación sobre el recurso desde hace algunos años. El último pulso de investigación global sobre especies costeras se tomó en el 2013.
El último intento no salió bien. En febrero pasado el BIP “Eduardo Holmberg” se rompió luego de hacer los dos primeros lances en el área de El Rincón, un sector clave de la pesquería, frente a Bahía Blanca, donde se desarrolla el principal ciclo reproductivo y queda vedado a la pesca.
“No tenemos investigación”, asegura Sebastian Agliano. El Gerente de la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera es tal vez, en público, el dirigente más crítico de la gestión Otto Wöhler al frente del instituto de investigación.
Ha pedido detalles del dinero invertido en la reparación de los barcos, los días efectivos de campaña en los últimos años y los sumarios iniciados al personal embarcado acusado de realizar sabotajes en los buques, uno de los argumentos de la Dirección para explicar la parálisis reinante. Todavía espera respuestas.
En el INIDEP requieren que la flota costera pueda embarcar observadores para que los modelos de evaluación sumen datos más fidedignos que los muestreos de desembarques y los registros que colectan los gomones que ofician de barcos científicos dentro de las 4 millas náuticas.
Los armadores costeros dicen no tener problemas pero piden la autorización de Prefectura para subir tripulantes adicionales a bordo de barcos donde no sobra mucho espacio.
Esa pelea lleva varios años y sigue con final abierto. En el medio quedan los recursos sin explorar como para tener mayores certezas a la hora de planificar el desarrollo de la pesquería.
“Queremos saber qué podemos pescar, cuándo podemos pescar, dónde podemos pescar y cuánto podemos pescar”, remarcó Agliano. Esas respuestas la debería dar el Plan de Manejo sobre el Variado Costero que anunció Juan Bosch en su última visita a Mar del Plata y que todavía es una reseña de buenas intenciones.
“Sin campañas no hay planificación posible para ordenar la pesquería y que el variado costero deje de ser el comodín de otras flotas”, marca el Gerente. Por lo pronto la comisión de seguimiento del Variado Costero en el CFP no se reúne desde el año pasado.
Sin muchos datos, las medidas de los investigadores son precautorias. No recomiendan el aumento de las capturas máximas permisibles. Eso genera la queja de los armadores que señalan que, por ejemplo, la abundancia de rayas y abadejo es mucho mayor en alta mar que en los modelos matemáticos y lo que no pesca la flota argentina lo capturan los extranjeros que operan sobre la milla 201.
Más allá de los problemas en Uruguay, la flota nacional muestra los principales cambios. “Notamos una migración de flota a otros recursos aunque las restricciones en condrictios también ha desalentado la captura de variado”, reconoce Claudio Ruarte, otro de los investigadores del Programa del INIDEP.
En estos días se desarrolla a pleno la temporada de Corvina dentro de la Bahía de Samborombóm. Con mercado que demanda el producto y ejemplares de buen tamaño, la flota activa las descargas desde Mar del Plata, Lavalle, Berisso, La Plata y hasta desde la vera del río Salado, donde operan las lanchas artesanales de la banquina chica.
Es una buena prueba para la corvina que el año pasado redujo los desembarques en 12 mil toneladas en comparación con el 2016. Buena prueba para saber si cayeron las capturas porque se redujo su biomasa o porque la flota dejó de pescarla.