Pesca Ilegal

Argentina está entre los tres países más perjudicados del mundo

single-image

A nivel general, las pérdidas globales se estiman en hasta 50 mil millones de dólares, y, según el estudio, Argentina pierde anualmente hasta 3.500 millones de dólares por ésta práctica ilícita, sólo superada por los casi USD 12.000 millones que pierde África, en su conjunto, y los USD 4000 que le son hurtados a Indonesia.

A nivel regional, en América Latina, Argentina encabeza el triste ranking de mayores pérdidas económicas, en promedio casi siete veces más que Perú (USD 500 millones) y unas doce veces más que Chile (USD 300 millones).

El presidente de la entidad a cargo del reporte, Raúl Cereseto, detalló que los números se corresponden con los resultados de un trabajo que se llevó a cabo durante el primer semestre del año, a través del entrecruzamiento de datos de una investigación propia (basada en reportes de especialistas en la materia) con informes de la Financial Transparency Coalition (FTC), del Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos de la Universidad Americana (CLALS), del Círculo de Políticas ambientales, de la Global Fishing Watch y de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El informe de la FULASP detalló que este tipo de práctica representa hasta un 30% de las actividades del sector pesquero mundial, con un volumen de negocios anual estimado entre 10.000 y 23.000 millones de dólares. Al mismo tiempo, reconoce que la INDNR conlleva a que más del 90% de los recursos pesqueros mundiales “estén plenamente explotados, sobreexplotados o agotados”.

En otro orden, el trabajo también señala que la mayor parte (60%) de los buques industriales y semindustriales involucrados en la pesca ilegal tienen bandera asiática (sobre todo de origen chino), mientras que la cuarta parte restante se corresponde con embarcaciones de países de América Latina, África y Europa, respectivamente. En el caso de las empresas involucradas, el 80 % también ostenta capitales ligados al gigante asiático.

Según el informe, el nefasto ranking argentino comenzó a forjarse hace unos 25 años, cuando la flota china empezó a operar en la Zona Económica Exclusiva (ZEE), enfrente de las costas de la Patagonia. La primera vez que la Prefectura nacional capturó a un barco chino realizando pesca ilegal en el mar argentino fue en el año 2001, cuando eran sólo algunas decenas las embarcaciones que amenazaban los recursos pesqueros. Actualmente, con casi 3.000 barcos, China construyó, en dos décadas, la flota pesquera más grande del mundo, ejerciendo tareas espurias en el Atlántico Sur con más de 400 buques.

Estas embarcaciones se posicionan en el límite exterior con el objetivo de ingresar a pescar dentro de la ZEE, y muchos apagan sus sistemas de rastreo satelital (transponders o transmisores de posición) durante períodos prolongados, cruzando nuevamente la milla 200 hacia alta mar cuando son detectados por la guardia costera de la Prefectura Nacional Argentina.

Otra particularidad es que las flotas ilegales trabajan en conjunto con barcos de transporte que tienen bodegas refrigeradas para conservar toneladas de pescados. Y algo sumamente importante es que esos transportadores llevan combustible y otros suministros para barcos más pequeños, por lo que éstos últimos no pierden tiempo regresando a puerto y pescan de modo continuo.

A partir de los datos que arroja el trabajo, y en congruencia con lo que plantea la FAO, el manifiesto destaca que “si aquellos involucrados en la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), aprovechan las poblaciones en riesgo que están sujetas a rigurosos controles de manejo o restricciones temporales, se dificultará la recuperación de estas poblaciones a niveles saludables. Esto pone en peligro la diversidad de vida marina, la seguridad alimentaria de las comunidades que dependen de los recursos pesqueros como fuente de proteínas, y los medios de subsistencia de las personas vinculadas con esta industria”.

Para arrojar mayores datos de Argentina, el informe de la FULASP grafica en números la gravedad de la situación para el país y expresó que “el impacto económico es de gran magnitud, ya que las compañías argentinas exportan a los mismos destinos y si los barcos ilícitos tienen éxito en su pesca, los valores del calamar (por ejemplo) podrían declinar desde un rango que oscila entre 2.700 y 3.000 dólares por tonelada hasta menos de 2.000. Esto sin considerar que, además, los gastos operativos de las empresas nacionales son significativamente superiores”.

“Esta situación representa en Argentina una competencia injusta en su totalidad, puesto que numerosas embarcaciones extranjeras remuneran a sus trabajadores con salarios de 200 dólares al mes, lo que totaliza alrededor de 4.000 dólares mensuales para una tripulación promedio de 20 personas. En contraste, para un barco argentino, los mismos servicios implican un coste superior a los 50.000 dólares”, añadió Cereseto.

En este punto, el trabajo instó a las autoridades nacionales a “enfocarse en la creación de nuevas regulaciones, y a colaborar a nivel del Mercosur, para garantizar los derechos del bloque regional”. Finalmente, Raúl Cereseto afirmó que “este ha sido un conflicto transversal a todos los gobiernos y que ninguno ha tenido la fiel convicción de erradicar” y concluyó diciendo que “es vital que esta problemática sea incorporada en la agenda de temas urgentes de cara a la próxima gestión, sea cual fuere el resultado de las elecciones generales de octubre”.

INIDEP Nacionales

El INIDEP sigue controlando el cambio climático en el mar argentino

single-image

Este jueves 24, el Programa Dinámica del Plancton Marino y Cambio Climático del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) llevó a cabo la campaña número 170 en la Estación Permanente de Estudios Ambientales (EPEA), a bordo del Buque de Investigación Pesquera Oceanográfica (BIPO) Mar Argentino.

La EPEA es una serie de tiempo ecológica situada a 27 millas náuticas (50 km) de la costa de Mar del Plata (38º 28’ S – 57º 41’ O). Se encuentra cercana a la isobata de 50 metros en la transición entre aguas costeras y de plataforma media, hecho que le asigna características oceanográficas muy dinámicas. Cabe destacar que desde hace 24 años el INIDEP realiza estudios en este sitio para comprender las variaciones naturales de aquellas influidas por el cambio climático.

Metas y objetivos

Los objetivos principales de la EPEA…

Ver más artículos