Nacionales Rigel

Comité de crisis y críticas de los familiares

En la tarde de ayer el subsecretario de Pesca Juan Bosch se acercó a la Seccional Mar del Plata de la Prefectura Naval Argentina junto con funcionarios del Ministerio de Seguridad que conformaron el Comité de Crisis. Los familiares reclamaron por la falta de controles y criticaron el operativo de búsqueda.
El subsecretario de Pesca, Juan Bosch, llegó a Mar del Plata en la tarde de ayer para formar parte del Comité de Crisis conformado por el Ministerio de Seguridad de la Nación, a cargo del secretario de Protección Civil, Emilio Renda, quien comunicó que por disposición de la ministra Patricia Bullrich se decidió trabajar con los ministerios de Transporte, Agroindustria y la Provincia de Buenos Aires para dar contención a los familiares de las víctimas del Rigel. A última hora de la tarde, cuando iba a darse a conocer el último parte, ambos funcionarios se acercaron a la Prefectura y tomaron contacto con los familiares que allí se encontraban.
Respecto de la búsqueda, el prefecto Cartagénova, vocero de la fuerza, informó que se debió suspender el despegue y aterrizaje de aviones por inclemencias climáticas, quedando cerrado el aeropuerto de Trelew, y que ahora se deberá esperar a que estén dadas las condiciones para volver a sobrevolar la zona de búsqueda. Lo mismo ocurrirá con el trabajo que podrían realizar los buzos a partir de la llegada de buque Tango.
Por su parte y tras mantener una extensa reunión con los familiares, Renda indicó que le solicitaron incrementar los medios de búsqueda, pero pudo saberse que los reclamos fueron mucho más profundos y duros. Los familiares no tienen dudas de las malas condiciones en las que zarpó el barco y tienen serias sospechas acerca del modo en el que se extendieron los certificados.
El subsecretario de Pesca Juan Bosch, en conversación con Nicolás Gallardo de Radio Mitre, señaló que el barco estaba “en excelentes condiciones” para salir a navegar y que “no se despacha ningún barco que no tenga los papeles al día”.
Sin embargo el padre de Cristian Osorio, engrasador del Rigel, luego de la reunión con los funcionarios denunció en Canal 10 que el barco no estaba en condiciones de salir y que el Capitán compró los certificados que le permitieron zarpar. “Pagó 40 mil pesos para que lo dejen salir, estuvo hasta último momento tratando de arreglar el motor. Todos sabían que ese barco tenía medio motor, tengo videos del estado del barco, donde debían estar los matafuegos había fierros; pero lamentablemente no tenemos pruebas de la coima porque nada queda firmado”.
“Acá hay muchos implicados, la Prefectura y los sindicatos que hacen dos días de paro y después queda todo igual”, denunció Miguel Ángel Osorio, que sin poder evitar la angustia contó que su hijo, al igual que sus compañeros, debía comprarse hasta la ropa de trabajo, como las botas y la campera.
A la hora de establecer responsabilidades, el padre de Osorio no dejó de lado al Capitán, dado que era uno de los pocos barcos que en medio del temporal seguía navegando a 110 millas de la costa. Pero principalmente hizo hincapié en el rol del Estado como fiscalizador. “Estos barcos no están preparados para navegar en los mares del sur, se deben hacer los controles y si no están en condiciones de salir se tienen que quedar, no puede ser que no les importe nada”, se lamentó antes de quebrarse.
Su hijo Cristian dejó dos hijos, uno de once años y otro de dos años y medio. Hacía solo dos meses que navegaba en el Rigel y pensaba hacer esta última temporada; “trabajo esto dos meses, me compro un terreno y me quedo con vos, papá”, le había dicho.
Revista Puerto
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Primeros cajones de magrú en Mar del Plata

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El “Floridablanca” había zarpado la semana pasada a su segunda marea de magrú en la temporada y llevaba más de siete días sin tener noticias de las concentraciones que había capturado a la altura de Necochea.

El Júpiter II zarpó ayer como para ampliar la zona y ayudar en la búsqueda de la marca, pero la tripulación de la embarcación de la familia Sayago la encontró a la altura de Claromecó, a unas 15 horas del puerto local y el capitán del buque completó los 2400 cajones en tres lances.

“Lo dejamos al Júpiter ahí para que cuide la chofa”, bromea Rubén Sayago mientras monitorea los movimientos de la descarga, este jueves por la mañana en muelle Deyacobbi, donde amarró el fresquero a las 10 de la mañana.

La calidad y tamaño del magrú es bueno, igual al…

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