Según un relevamiento de la Cámara de Frigoríficos Exportadores de la Pesca (CAFREXPORT), la actividad de las pymes en el sector cayó un 60 – 70% en el marco de la pandemia del COVID-19, “aunque con algunas mejoras incipientes.”
Esto último tiene que ver con la posibilidad de procesar calamar fresco y langostino. Sin embargo, las ventas están marcadas por la inestabilidad. La respuesta de los mercados está atravesada por la retracción del consumo a escala global desde mediados de marzo”.
El reporte hace un repaso por los diferentes mercados a los que accede la pesca argentina. Por ejemplo, la demanda del mercado brasilero, clave para Mar del Plata, llegó a ser nula. En cuanto a Europa, “las pymes subrayan que las pocas operaciones que pudieron concretarse se corresponden con mercados del este europeo, pero de productos específicos, a precios muy bajos y con plazos de pagos desfasados”.
Sobre el continente africano, el análisis del sitio sostiene que “más allá del COVID-19, el desplome del precio internacional del petróleo afecta directamente a países africanos productores y exportadores de crudo.
Esto repercute en su poder de compra de especies como corvina”. También se hace referencia al mercado interno, y se hace hincapié en que “continúa siendo complicada la logística dado el accionar de muchas provincias que impiden el ingreso de camiones con mercadería.
Así, los productos congelados ganan en participación en detrimento del fresco. La demanda por parte de los sectores de la gastronomía y la hotelería naturalmente es nula”