El principal stock de la pesquería aumentó los desembarques un 46% entre enero y julio en comparación con el mismo período del año pasado. Pero la mayoría de las capturas las realizan buques congeladores que procesan en alta mar. En tierra el SOIP reparte bolsones de comida a sus trabajadores.
Si bien faltan cuatro meses para que termine el año, la estadística que alimenta la industria pesquera muestra las tendencias sobre niveles de capturas de las principales especies comerciales, informó el MarPlatense.
En ellas sobresale con nitidez la merluza hubbsi, la cual exhibe un crecimiento significativo de las descargas en sus principales stocks mientras que el langostino patagónico se encamina a no repetir la exitosa zafra del año pasado, lo mismo que el calamar, que ya terminó la temporada con la flota potera descargando menos volumen que en el 2018.
El problema es que la abundancia de merluza no se acopla con la actividad en tierra y la generación de empleo en los frigoríficos ni el agregado de valor. Hasta el 14 de agosto los datos oficiales muestran que más de la mitad de las descargas del stock al sur del paralelo 41º, el más importante de la pesquería, las habían realizado buques arrastreros congeladores.
De 170 mil toneladas descargadas en todos los puertos sobre ese efectivo, dicha flota aportó 81.500 toneladas. Los fresqueros de altura declararon pescar 75 mil toneladas en tanto los costeros desembarcaron 9100 toneladas y la flota de rada/ría, algo más de 3 mil.
Las cifras se pueden ampliar en las próximas semanas porque los barcos fresqueros que se encuentran pescando langostino en la Patagonia y devolvieron cuota de merluza que no pescarán este año alimenta un fondo de reasignación del que se sirven, mayormente, los buques congeladores, que de este modo generan una regularidad singular a fuerza de pescar merluza casi de manera constante.
Hay otros datos que avalan que el 2019 fue el año de la merluza hubbsi. El reciente informe de Coyuntura que elabora Pesca Nación contiene cifras de descargas hasta los primeros siete meses del año.
En este escenario Mar del Plata cobró mayor protagonismo y mantuvo un crecimiento de 13 mil toneladas en relación al mismo período del año pasado. De 194 mil toneladas entre enero y julio del 2018 se pasó a 207 mil en el mismo periodo de este año.
La merluza del stock sur en este período creció un 46%. Pasó de 112 mil toneladas a 163.500 que explican buena parte del signo positivo que muestra la terminal marítima local y que permitió disimular la reducción en las descargas de calamar.
Que el SOIP siga entregando todas las semanas bolsones con alimentos no perecederos para ayudar a sus afiliados a llegar a fin de mes, es el lado B de la misma moneda de la abundancia. Hay más pescado pero nadie lo elabora. Se exporta directamente procesado y congelado a bordo.
Este fenómeno se ha acentuado en los últimos años a partir de la sobreabundancia del langostino, y la no sanción a los fresqueros que no pescan su cuota, pero sobre todo porque no hay estímulos para el reproceso en tierra que equipare al menos la rentabilidad que se obtiene al pescar, procesar y congelar en alta mar.
Los números oficiales respaldan ese fenómeno. Entre enero y julio la flota congeladora pasó de declarar 74 mil toneladas el año pasado a 104.700 toneladas en el 2019. Los fresqueros pasaron de 105 mil a 121 mil toneladas. Los costeros bajaron de 74 a 71 mil toneladas y los de rada/ría de 20 mil a 18 mil toneladas.
El 2019 parece el año de “las” merluzas. También aumentaron las capturas de merluza negra en un 23% con 2.167 toneladas y de merluza de cola en un 49%, alcanzando las 26 mil toneladas: Se trata del número más alto de los últimos tres años.
El Informe de Coyuntura también incluye la evolución de las exportaciones, hasta el primer semestre, donde comenzó a evidenciarse lo que contamos en esta columna semanas atrás: menos volumen y, sobre todo, menos generación de divisas por la caída de precios.
En este período se vendieron 240.577 toneladas por 881.232.000 dólares. Las cifras representan una caída del 4,2% en volumen y un 10,2% en generación de divisas en relación al mismo período del año pasado. Para lo que queda del año estas tendencias posiblemente se acentúen, dominadas por el menor volumen exportado de langostino y sobre todo, la caída de sus precios.