La empresa tiene más de 50 años de Crédito. Gentileza: Alfredo Cardozo
Hasta hace dos años atrás, Federico Contessi, que llegó de Italia a la Argentina en los años 50, -escapando de la guerra-, trabajaba a la par de sus empleados en el astillero que lleva su nombre, y fundó junto a su padre en 1965. Hoy, con 88 años y ya sin mameluco, supervisa en sus visitas la actividad que dirige su hijo, Domingo Contessi, en las instalaciones ubicadas en el espigón 4 del puerto de Mar del Plata. “Queremos mantener la vocación y filosofía que implantó mi padre porque creemos que así logramos subsistir, aún en las épocas de mayor crisis durante los últimos 50 años”, destaca Contessi (hijo).
Luego de realizar la segunda botadura del año y con la expectativa de finalizar tres buques más antes de llegar a diciembre, asegura que “la industria naval está en un brote verde”, y describe que en los últimos dos años comenzó un proceso de renovación de la flota pesquera que acumula una antigüedad de más de 35 años.
La mayor parte de la flota pesquera “nació vieja”, dice Contessi y explica que se conformó con embarcaciones usadas, las que llegaron principalmente en la década de los 90 cuando se dio una “importación masiva”. Y, por otro lado, alega que siempre hubo muchos obstáculos para la renovación de flota, “para el armador era un problema”, plantea.
“En los últimos dos años, y en parte por las tragedias de los barcos pesqueros Rigel y El Repunte, las autoridades se han dado cuenta de que renovar la flota es una necesidad”, expresa. En ese contexto surgió el Decreto 145/19 que da los lineamientos para la modernización de la flota pesquera y a la par se abrió una línea de crédito del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE).
Para el empresario marplatense ambas medidas han “impulsado” la industria naval pesquera, y aunque admite que el crédito es bajo, destaca que representa una señal porque “desde fines de los 80 no existía ningún tipo de financiamiento en la Argentina para construir barcos”.
En marzo, Astillero Contessi botó el pesquero Luca Santino, un fresquero de 26,9 metros de eslora, de doble cubierta, que construyó para la firma Cabo Vírgenes, que opera langostino en Puerto Madryn. Se trata del primer buque de ese tipo de producción local que cuenta con una máquina de producción de hielo líquido a bordo.
Días atrás lanzó al mar un nuevo costero clásico, El Padrino, que fue adquirido por Deseado Fish que opera diversas embarcaciones en el puerto de Rawson, y con esta incorporación reemplazará a dos buques de 31 y 59 años de antigüedad.
La nueva unidad estará orientada no sólo a la pesca de langostino, sino que además podrá operar sobre merluza hubbsi, anchoíta y otras especies que se capturan en el litoral patagónico. Mientras que las capturas frescas de este buque serán reprocesadas en distintas plantas en tierra, en la provincia de Chubut.
“Es un buen momento para la industria naval pesquera, un sector netamente exportador que ha alcanzado muy buenos resultados en los últimos años por la captura de langostino”, dice Contessi.
En consecuencia, en el último año y medio la empresa ha incrementado en un 57% su plantel laboral, al pasar de 47 a 75 personas ocupadas de forma directa, en el marco de un proceso de inversión en maquinaria y equipamiento de última generación.
Contessi señala que, en promedio, un buque nuevo lleva nueve meses de trabajo y, teniendo en cuenta el personal de las empresas proveedoras de servicios subcontratados, como instalación eléctrica o frigorífica, más de 250 personas pueden estar en obra al mismo tiempo en el taller.
En los planes del astillero se destaca un prototipo AC39, un pesquero congelador de 39,90 metros de eslora, junto con otro fresquero doble cubierta con incorporación de innovaciones tecnológicas y otros fresqueros convencionales.