Los cambios registrados en el ambiente como consecuencia del fenómeno denominado “cambio climático” pueden estar afectando a la producción pesquera local y, por lo tanto, su economía, desarrollo y nivel de empleo, así lo indicó Pescare.com.ar
La comunidad científica pone cada vez más atención sobre la problemática. A manera de muestra, fue presentado el adelanto parcial de un informe específico elaborado por 75 investigadores, pertenecientes a 16 organismos científico-técnicos y políticos del ámbito público argentino.
“Estado del Conocimiento sobre los Efectos del Cambio Climático en el Océano Atlántico Sudoccidental sobre los Recursos Pesqueros y sus Implicancias para el Manejo Sustentable”, lleva por título el trabajo, que tiene al Inidep como uno de sus impulsores.
Pero también participan Conicet, Servicio de Hidrografía Naval, y la Universidad Nacional de Mar del Plata, con el apoyo del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
El investigador del Inidep, Ezequiel Leonarduzzi, fue el encargado de presentar los principales trazos del informe en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. El encuentro tuvo lugar la semana pasada en Madrid, España.
“Se puede afirmar que el sector pesquero argentino se vería afectado por el fenómeno de cambio climático. Este impacto debería considerarse al momento de realizar evaluaciones y desarrollar medidas de gestión con el fin de consolidar a la pesca como una actividad sostenible”, concluye el texto, al que accedió Pescare.com.ar.
De acuerdo a la mirada de los especialistas, pueden verse afectados los desembarques y, en consecuencia, las exportaciones, el mercado interno y el nivel de ingreso de los trabajadores a lo largo de toda la cadena de valor que sostiene a la industria.
Algunas de las especies con mayor sensibilidad a estas modificaciones registradas en temperaturas, lluvias, acidificación del mar, intensidad de vientos, formación de olas y desplazamiento de masas de agua, entre otras, son:
. Anchoíta: constituye el recurso íctico más abundante, con desembarques muy por debajo de su potencial pesquero. Las capturas de ejemplares de mayor tamaño han disminuido en los habituales caladeros de la región bonaerense.
. Corvina: su reproducción está estrechamente asociada con el frente salino del Río de La Plata. Se ha demostrado que las variaciones en la descarga continental inciden sobre la distribución de adultos y sobre los reclutamientos, disminuyendo estos últimos durante períodos de alto caudal.
. Langostino: se han observado cambios en la distribución del recurso desde aguas costeras hacia la plataforma media y hacia el noreste.
. Caballa: en los últimos años se ha detectado una ampliación hacia el sur de su distribución, aproximadamente cuatro grados de latitud.
. Centolla: en el periodo 1997–2014 se observó una progresiva dispersión hacia el este y en menor grado hacia el norte. Además, en hembras se han detectado disminuciones en el grosor del caparazón.
“El Ecosistema Bonaerense es el que incluye una mayor proporción de especies con alta sensibilidad, lo que se corresponde con la variabilidad de sus procesos ambientales que se encuentran afectados por el cambio climático”, concluye otro de los párrafos.
Sin embargo, el hecho de que la industria este sostenida principalmente por tres especies (langostino, calamar y merluza) genera una concentración que hace más vulnerable a todo el sector frente al cambio climático e impacta en diferentes puertos.
Aunque no toda modificación del ambiente necesariamente tiene que ser negativa: “Este tipo de fenómenos también permiten la posibilidad de explorar y desarrollar nuevas pesquerías, generadas en desplazamiento de especies objetivo y/o aparición de nuevas especies”, advierten los científicos.
En cualquier caso, será necesario fortalecer la investigación, desarrollar un sistema integrado de monitoreo del mar y costas; además de apuntalar la capacidad de respuesta de la administración y profundizar el enfoque ecosistémico con la participación de diversos actores.