En la última acta del 2018 el Consejo Federal Pesquero incorporó otro buque a esa pesquería con una reformulación que involucra a una lanchita amarilla, siendo la política pesquera que distinguirá a este cuerpo colegiado. Como consecuencia quedaron miles de toneladas de merluza que nadie procesará.
El Consejo Federal Pesquero concluyó el año de la misma forma que lo inició, aprobando reformulaciones que han llevado a aumentar hasta dos y tres veces el número de buques sobre el recurso langostino dentro del Área de Veda para la Protección de Juveniles y Reproductores de Merluza Hubbsi. En esta oportunidad se trató de una lanchita amarilla, la Mariluz, que al ser dada de baja permite el ingreso de un fresquero, el 7 de Diciembre. Nada parece hacer reflexionar a la mayoría automática de este cuerpo colegiado que da su voto positivo a toda propuesta que llegue del Ejecutivo, tanto del Subsecretario de Pesca como de Oscar Fortunato. Solo los representantes de la Secretaría de Ambiente y el de la Provincia de Chubut parecen haber entendido que este sobredimensionamiento de flota sin un plan de manejo tiene grave consecuencias biológicas, económicas y sociales.
En una falsa “reducción del esfuerzo pesquero” los Consejeros dieron de baja una lancha amarilla y permitieron el ingreso de otro fresquero a la pesquería de langostino, adosándole la autorización de captura de la lancha, que según los registros poco creíbles de la Dirección de Pesca contaba con un promedio de captura de los tres mejores años de 622 toneladas.
Solo la Representante de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable y el de la Provincia de Chubut se abstuvieron de votar, mostrando su descontento con la política aplicada por el Consejo, que comandan desde el Poder Ejecutivo, Juan Manuel Bosch como subsecretario de Pesca y Oscar Fortunato como representante directo del Ejecutivo y de tres grandes empresas.
Así entonces, con el voto mayoritario de los Consejeros, se aprobó la reformulación de permisos de la lanchita Mariluz y el barco 7 de Diciembre, un fresquero con autorización de captura para todas las especies con exclusión de langostino y aquellas sometidas al Régimen de cuotas y, a su vez, con una CITC de merluza común del 0,3787% de la CMP. El promedio de capturas de los tres mejores años fue de 1.201 toneladas.
“Evaluada la solicitud en los términos precedentes, considerando la reducción en el número de unidades, y la restricción en las autorizaciones de captura resultantes, se estima procedente lo peticionado, ajustado a la política de reformulaciones del CFP”, que parece no ser otra que seguir aumentando el esfuerzo pesquero dentro de la Veda de merluza, aunque resulte completamente contradictorio con el discurso esgrimido.
Finalmente el barco 7 de Diciembre mantendrá intacto su permiso y autorizaciones de captura, incluso la cuota de merluza hubbsi, pero además incorporará una autorización de 560 toneladas para especies no sometidas a cuotificación (langostino), aunque en la práctica, según datos oficiales, terminan superando largamente esos cupos. En contraposición, se dará de baja una lancha amarilla que poco y nada de actividad tendría y se reducirá en 62 toneladas la captura que alguna vez supo tener.
Quienes parecen estar decididos a reclamar sobre la política pesquera llevada adelante por el Subsecretario de Pesca y el Consejo Federal Pesquero son los empresarios nucleados en CaPeCA, que esta vez emitieron una nota y no la retiraron antes de que el CFP tomara vista.
Según consta en el Acta, el documento hace referencia a las medidas de manejo de langostino establecidas mediante la Resolución 7 y a la política de reformulación de permisos de pesca. En la nota se expresan sobre la eslora de los barcos que no debería ser mayor de 40 metros. Es probable que se intente con esto parar el ingreso de otros barcos de la firma Moscuzza tan grandes como el José Américo, que desde inicio de año pesca de forma ilegal en el Mar Argentino con la complicidad de las autoridades y del sector.
Merluza, la otra cara de una misma moneda
La Reserva de Administración de merluza común cuenta a la fecha con un volumen total disponible de 14.182,50 toneladas y se asignaron 1.590 de ellas, quedando un remanente de 12.592, 5 toneladas que ya nadie capturará. La mayor cantidad de merluza que se dejó de pescar era la que alimentaba las plantas pesqueras de Mar del Plata; luego, con la redistribución, esos volúmenes fueron a congeladores, a fresqueros que operan en la Patagonia y muy poco volvió a las procesadoras marplatenses.
Si el langostino continúa siendo un producto rentable y abundante, en los próximos dos años, los fileteros marplatenses seguirán penando con un garantizado que no cubre la canasta básica, porque ésa fue la decisión del subsecretario de Pesca Juan Manuel Bosch y de los Consejeros que prestaron su apoyo, sin ninguna empatía con el sector de los trabajadores, al permitir la devolución de cuota en 2019 y 2020 sin penalización.
Así concluye otro año en un Consejo Federal Pesquero que se mantuvo completamente alejado de los parámetros de manejo sustentable sobre los que debería regirse y sin generar ninguna política pesquera que maximice el aprovechamiento de los recursos con el objetivo de generar trabajo. El organismo volverá a reunirse el 24 de enero de 2019 y, de seguir manejado por las mismas personas, resultará muy difícil imaginar un mejor escenario para el año próximo.
Revista Puerto