Merluza
Nacionales
En los dos últimos años dejaron sin pescarse 110 mil toneladas de la captura máxima permisible. La flota fresquera no tiene incentivos y se enfoca en el langostino. Lo que se redistribuye se lo queda la flota congeladora. Por Roberto Garrone.
La falta de trabajo es la pátina que cubre los distintos eslabones de la cadena productiva en la actividad portuaria y pesquera de Mar del Plata y preocupa a las autoridades municipales, provinciales y nacionales, aunque no asoman medidas estimulantes para la generación de empleo, más allá de la corrida cambiaria que llevó el dólar a 25 pesos para sonrisa de un sector netamente exportador.
El año pasado la captura máxima permisible de merluza hubbsi que se distribuyó para la faena de la flota nacional fue similar a la de este año. Fueron 290 mil toneladas para el stock sur, el principal de la pesquería, y 30 mil para el stock norte, próximo a Mar del Plata y por ende, con su sustentabilidad en mayor riesgo.
Por distintos factores, en los dos últimos años se pescó mucho menos. “No se pescaron 110 mil toneladas entre el 2016 y 2017”, reconoció el propio Juan Manuel Bosch en declaraciones al programa “Hoy es Mejor”, el viernes patrio.
La cuotificación de merluza sucedió en el 2009. Cada barco, de acuerdo al permiso de pesca, historia en la pesquería, impacto social en tierra, recibió una porción de la CMP. La legislación establece que si el barco no captura su cuota, corre riesgos de perderla.
En el 2017 la bonanza del langostino genero récord de desembarques y exportaciones, en parte porque muchos barcos fresqueros, como sucede este año, participaron de esa zafra en aguas nacionales entre junio y noviembre.
El langostino es una especie no sometida al régimen de cuotificación. La merluza si, por lo que muchos de estos barcos tuvieron que devolver la cuota de hubbsi que no pescaron por estar operando sobre el marisco naranja en la Patagonia.
Para atender este éxodo masivo al langostino, Pesca Nación emitió una disposición transitoria que le permitió a los barcos fresqueros devolver el cupo de merluza que no iban a pescar, el cual fue destinado a un fondo de reasignación con el objetivo de lograr “el máximo desarrollo compatible con el aprovechamiento racional del recurso”, según dice la norma.
En Mar del Plata ese procedimiento lo aplicaron casi 40 barcos que devolvieron unas 17 mil toneladas de merluza. Algunos no fueron al langostino sino que tuvieron problemas. Los barcos de Baldino, como el “San Jorge Martir”, “Marcala I” y el “San Andrés Apostol”, estaban en medio de la separación societaria del grupo y no operaron.
Otros estaban rotos, como el “Sirius I” y “Sirius II” de “El Marisco”. El “Ur Ertza”, de Solimeno, devolvió mil toneladas, sin motivo aparente. El Subsecretario de Pesca aseguró que ese cupo que devuelven no tiene interesados entre el resto de la flota fresquera.
Bosch sabe cuál es el problema pero no lo dice ni propone alternativas. En una actividad donde los pescadores siempre quieren pescar todo lo que pueden y más también, el desinterés hacia la merluza ocurre por la sencilla razón de que no era rentable. Con la devaluación y el filet interfoliado en 3150 dólares la tonelada, este año no deberían faltar interesados en sumar más cuota para fresco.
La Ley Federal de pesca establece claramente que no puede haber transferencia de cuota de un barco fresquero hacia un congelador, justamente porque atenta contra el máximo desarrollo de los recursos y su importancia social en el reprocesamiento en tierra.
Pero si nadie promueve ni fomenta esas condiciones lo que sobra pasa a manos de los grandes jugadores: los barcos congeladores con un esquema de negocio mucho más rentable y menos controles. Juan Manuel Bosch y el Consejo Federal Pesquero crearon el fondo de reasignación y profundizaron el desequilibrio entre ambas flotas.
De este modo permitieron que de esas 17 mil toneladas de merluza que devolvieron los barcos fresqueros el año pasado, casi 12 mil terminaran siendo pescadas por 9 barcos factorías. El “Anabella M” recibió mil toneladas, el “Géminis”, 1500; “Luca Mario”, 2700; “Navegantes”, 1550; “Ponte de Rande”, 1600, entre los que más recibieron.
Ahora Bosch parece haberse dado cuenta del error de sobrealimentar de merluza a la flota congeladora. En la entrevista con Radio Mitre el Subsecretario le dijo a Nicolás Mondino que “este año no se abrirá el fondo de devolución”. La idea es entregar cuota social, que abunda.
La mesa multisectorial que integra Nación, Provincia y todos los actores de la pesca marplatense había avisado en noviembre pasado que en la agenda de problemas a resolver figuraba la actualización del convenio de los obreros del pescado, que hoy desalienta cualquier chance de crear empleo en el puerto.
Pasaron más de 180 días y nadie siquiera volvió a hacer mención al planteo. Mucho menos comenzar a sentar las bases de un acuerdo marco. La subida del dólar mejoró la competitividad del producto, que a su vez tuvo una mejora en el precio internacional y Brasil comenzó a aumentar las órdenes de compra.
Falta crear las condiciones para que esa merluza entera y fresca que llega a muelle tenga demanda. Frigoríficos que quieran aumentar la producción, generar empleo, incrementar las exportaciones. Hoy la realidad marca otra cosa: lo reconoció semanas atrás Fernando Mellino. “Hoy en la industria nadie piensa en crear más trabajo” dijo el presidente de la Cámara de Frigoríficos Exportadores.
Alto nivel de ausentismo, elevado grado de conflictividad y una industria del juicio alimentada por profesionales inescrupulosos no solo ha desalentado nuevas inversiones en el sector (solo compran barcos congeladores o fresqueros para pescar langostino) sino que ha provocado el cierre de muchos establecimientos con el consiguiente achique de la demanda para la flota del fresco.
“No hay soluciones mágicas”, dijo Bosch. No piden tanto los miles miles de trabajadores ligados a la industria pesquera en Mar del Plata. Solo necesitan alguna real, tangible, que despabile la modorra y termine con la miseria que los invade.
Periodista – @rogarrone