Langostino Puerto Mar del Plata

“En Mar del Plata están dadas las condiciones para procesar langostino”

Lo afirma Mariano Retrivi, uno de los empresarios que durante esta temporada procesó cada 72 horas 2700 cajones en una planta marplatense. Asegura que existe la capacidad instalada y la mano de obra calificada pero considera que se necesitan políticas públicas y reducción de costos laborales para lograr el desarrollo del sector. “En la Argentina no se trabaja en los temas importantes”.
La temporada de langostino terminó para los fresqueros hace unos días y durante este año se sintió fuerte el éxodo de barcos a la Patagonia en las plantas procesadoras. El reclamo permanente fue la falta de materia prima, no hay merluza y el langostino no suple por el momento esa falencia. En comparación con 2015, al 31 de octubre de 2018 se descargaron en Mar del Plata 70.000 toneladas menos de pescados y en contraposición solo una decena de fábricas se animan a procesar el crustáceo en plantas marplatenses. Tener la capacidad instalada necesaria y mano de obra calificada no alcanza para que los industriales se decidan por subir el langostino al camión y tras 14 horas de viaje procesarlo en la costa atlántica. Una de las empresas que lo está haciendo es BuenaProa y hablamos con su propietario para que nos describa cómo es el proceso y cuáles son las ventajas comparativas con la Patagonia; también hablamos sobre las limitaciones para competir con países como Perú, Guatemala o China, que son los que agregan valor a nuestro langostino. La falta de políticas de Estado se muestra como un fuerte impedimento para el desarrollo industrial local, según nuestro entrevistado.
Mariano Retrivi procesa la mitad de la captura de su barco en la planta Desafío de Mar del Plata; el resto lo hace en una empresa patagónica. En plena temporada, cada 72 horas llega un camión con 2700 cajones que son procesados en dos días, por entre 60 y 70 operarios en cuatro turnos, empleados para esta tarea. Hacen cola, congelan bloques de 6 y de 10 kilos y también hacen pelado y devenado con el objetivo de abastecer mercado interno y mercados más exigentes, concretamente Inglaterra y Francia.
En todo el proceso intervienen 300 personas: primero lo acondicionan, otros lo cortan, luego lo clasifican, una parte se hace cola y luego todo el congelado. Generalmente son dos turnos de 60, 70 personas. Hacer el barco ocupa cuatro turnos.
REVISTA PUERTO: ¿A cuántas personas se les podría estar dando empleo con el langostino en Mar del Plata?
MARIANO RETRIVI: El Mar Argentino cambió, hoy es el langostino y las demás especies, ante esto tenemos la obligación de adaptarnos todos a esos cambios. Mar del Plata no puede estar afuera, ya tendría que tener un importante número de camiones trayendo langostino, algunos se están animando, la gran mayoría de las plantas podrían trabajar con langostino fresco. En merluza, ha sido el congelado a bordo el que se ha quedado con una fracción importante del mercado por costos operativos, calidad y otros factores. Al sector de tierra le corresponde poner más el foco no ya en commodities sino en valor agregado, con lo cual hay que empezar a hacer langostino, en bloques y luego ir agregando valor. En Mar del Plata están dadas las condiciones para hacerlo, está la capacidad instalada y la mano de obra.
RP: ¿Qué diferencia hay entre la mano de obra de la patagónica y la de Mar del Plata?
MR: La Patagonia tiene como ventaja que está cerca del caladero, la contra es que es muy cara. En Mar del Plata es más económica y de mejor calidad, con la profesionalidad que se trabaja aquí y la infraestructura que existe, eso termina compensando la lejanía del producto. Para la empresa con la que estoy procesando es necesario cumplir con determinados niveles de calidad, los estándares más complejos los logro en Mar del Plata, no puedo cumplirlos en Patagonia.
RP: ¿A pesar de partir de un producto de menor calidad por las horas que lleva fuera del agua?
MR: Parto de un producto que tiene más horas pero solo debés trabajarlo bien; una vez que el barco toca puerto, lo subís a un camión con dos choferes para que puedan descansar y en 14 horas estás acá. Es más caro el flete pero vale la pena, una vez que llega en una hora ya tiene que estar la gente trabajando, esto es fundamental, las horas que trascurren después de que el pescado salió de la bodega del barco.
RP: Los operarios de planta suelen quejarse de la mala calidad con la que llega el langostino. ¿Se puede hacer productos premium en Mar del Plata?
MR: Para lograr una buena calidad, el tratamiento en el barco es fundamental, la calidad que no hacés en el barco no se puede recuperar. Hay distintos tipos de productos de buena calidad que se pueden hacer, para el entero es inmejorable la calidad que logran los congeladores, lo que nos queda a los que estamos un escalón más abajo es procesarlo. Al langostino que está muy bien pero no puede venderse entero, es necesario sacarle la cabeza y envasarlo, se logra una calidad óptima que se paga muy bien, esto va al mundo y se vuelve a reprocesar de muchas maneras. En la Argentina no están dadas las condiciones para un mayor procesamiento como se hace en Tailandia, China, Singapur, Guatemala o Perú, las diferencias con ellos son muchas, en tecnología, costos, calidad, capacitación y por sobre todo reglas de juego claras. Ahí es muy importante el rol del Estado, no en plata sino en herramientas.
RP: ¿Qué herramientas están faltando para que se desarrolle la industria productiva del langostino en Mar del Plata?
MR: Lo primero que hay que hacer es sacar el IVA a primera venta, los países desarrollados cobran el IVA en el consumidor final, todo lo demás no se carga. Yo tendría que pagar 10 al barco pero tengo que pagar 12,5 por el IVA, algún día me lo van a devolver pero el costo financiero que me genera no me permite saber dónde estoy parado, porque el 21% en un negocio hace la diferencia, es mucho y si me lo devuelven gané pero si no me lo devuelven perdí. Quién hace una inversión con esa incertidumbre, si tarda y sube el dólar cuando me lo devuelven es mucho menos de lo que puse. Esa es una, pero hay más, no tenemos convenios adecuados para trabajar conforme las exigencias que requiere este producto, como por ejemplo los horarios de ingreso, está en el Convenio PyME pero no en el del ‘75. También se requiere de infraestructura para que el camión llegue rápido a destino, que no haya piquetes, que no haya tantas huelgas, que no haya tantos feriados… todo eso juega muy en contra.
RP: ¿Se exportan pastillas entonces porque es imposible competir?
MR: Si la calidad es muy buena conviene exportar pastillas porque es muy cara en el mundo, si no es tan buena se reprocesa pero es imposible competir por los costos. Hay países que se encargan de optimizar las condiciones para el reproceso y generar mano de obra, por ejemplo una planta en China tiene 16 líneas de procesamiento que incluyen un sector donde se descongela, automáticamente uno de devenado, pelado, etcétera y luego tiene 16 túneles continuos. Es una inversión de 20 millones de dólares, ese tipo de plantas en la Argentina no las tenemos pero luego está la gente, en esa fábrica por cada línea trabajan 100 personas. Esos 1600 empleados trabajan por un salario de 800, 1000 dólares, eso en nuestro país es muy costoso y vendemos todos al mismo supermercado. Carrefour entonces termina eligiendo el producto de China o de Perú y ellos nos compran a nosotros el bloque.
RP: ¿El cuello de botella es la mano de obra?
MR: Sí, es la mano de obra, es el costo y la legislación laboral, el impacto es muy fuerte, cuanto más mano de obra lleva un producto, más impacto tiene el costo de la mano de obra. Competimos con países, esa es la diferencia, nosotros tenemos el recurso pero no tenemos una buena mano de obra, para eso necesitamos al Estado. No hablamos de mano de obra esclava, en China los trabajadores ganan bien.
RP: Si el Estado argentino no permitiera exportar bloques, ¿no complicaría a China o Perú la falta de abastecimiento?
MR: -Hacer bloque requiere un procesamiento que está generando mucha mano de obra, el bloque no es el demonio, hacer un bloque de un kilo, de ocho o de diez es casi lo mismo, no cambia nada. Lo recibo, lo separo y lo congelo en todos los casos, solo cambia el tamaño del bloque, si yo hago bloques de un kilo le complico la vida a mi comprador que tiene que abastecer 16 líneas de procesamiento. Ahora si hablamos de langostino empanado listo para freír, se necesita mucha tecnología y no la tenemos, a eso apuntamos, no sé si todos podremos ir a eso. Algunos lo están haciendo, pero para que la mayoría pueda llegar se requiere de muchas políticas de Estado, una empresa instalada en la Argentina de capitales chinos que pesca, procesa y exporta a China, entra a China con arancel cero, un argentino cualquiera que hace lo mismo entra con 18% de arancel más el IVA. ¿Cómo podemos competir con más del 20% de diferencia en el precio? Es imposible, obviamente cada vez habrá más productores chinos que se instalen acá, hoy hay no menos de 10 empresas chinas muy grandes instaladas en la Argentina.
RP: ¿Han tenido posibilidades de plantearles a las autoridades este problema? ¿El secretario Miguel Etchevehere, cuando fue a China, tenía este tema en la agenda?
RP: No lo creo, no se le ha podido plantear este ni otros temas porque no hay una comunicación fluida, porque no se trabaja en los temas importantes en la Argentina, desde el momento que a un subsecretario pesquero, como Bosch, no le importa cortar la cadena productiva por una diferencia de 200 gramos en una descarga, en lugar de preocuparse por generar incentivos positivos para que la industria despegue, estamos en un problema. Acá hay un problema de capacidad. Estoy convencido y se lo he dicho a la gobernadora Vidal en su momento, han armado muy buenos equipos de gobierno en varios lugares pero en Pesca trajeron los peores y siguen igual, hay un profundo desinterés de los gobiernos por el sector pesquero
Revista Puerto
Plantas Pesqueras Puerto Madryn

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