Por Carlos Espinosa para 4pelagatos
Internacionales
En estos días, una grotesca flota pesquera industrial china ha sitiado nuevamente el entorno de las islas Galápagos. Esta recurrente invasión de los frágiles ecosistemas próximos al archipiélago encantado ha colmado la paciencia de las autoridades y la sociedad ecuatoriana. La demostración de fuerza que ha realizado la armada y fuerza área ecuatoriana es una respuesta legítima frente a la devastación de los océanos por parte de las empresas industriales de pesca chinas.
La seguridad nacional ahora no es solo la defensa del territorio habitado, sino también garantizar la integridad de los recursos y los ecosistemas valiosos. Sobre todo en un contexto de la masiva devastación ambiental, una de las misiones del Estado y de sus fuerzas armadas es la protección de activos naturales. La competencia global por recursos, en este caso entre quienes buscan destruirlos y quienes intentan conservarlos, es una de las fuentes de conflicto en el mundo actual. Es un acierto del actual gobierno haber entendido estas dimensiones de la seguridad del siglo XXI: la seguridad ambiental y la pugna por recursos.
Claro, que los operativos de disuasión militar deben ser acompañados por la diplomacia. Por ello también son loables las gestiones que el Ecuador está realizando en el contexto del régimen internacional del manejo del mar, Convemar, incluyendo el planteamiento de una zona de protección que se extienda más allá de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de doscientas millas. Recordemos que fue mediante la histórica tesis de las doscientas millas soberanas, que los estados ribereños de la costa Pacífica de Sur América (Chile, Perú y Ecuador) lograron acuñar una nueva norma internacional, precisamente la ZEE. Ahora el Ecuador puede aportar nuevamente a la normativa global del manejo de los espacios marítimos con el reconocimiento internacional de un ámbito de protección mucho mayor al contemplado por la Zona Económica Exclusiva, en el caso de ecosistemas especialmente valiosos.
¿Qué motiva las operaciones de las flotas de pesca industrial china, que en la actualidad se ha han convertido en una verdadera amenaza para los estados ribereños, la humanidad y el planeta? El gigante asiático tiene una población de 1400 millones de personas que requieren no solo granos, sino proteína de alta calidad. Adicionalmente, China posee una cultura en que son cotizadas por razones medicinales y culinarias varias especies marinas en extinción como los tiburones. Con el incremento del ingreso per capitaen China, el consumo de productos marítimos está creciendo rápidamente. Por ello, China posee la flota de pesca de larga distancia más grande del mundo, con cerca de 2500 naves, y es el país con mayor captura de pesca oceánica, con aproximadamente 17% del total mundial. No sorprende que los chinos hayan provocado un colapso de recursos en el mar alrededor de China. Ahora la flota de pesca china, con sus terroríficas plataformas de procesamiento, recorre las costas sudamericanas y africanas en búsqueda de pesca y crustáceos para satisfacer el consumo masivo y el ansia de artículos de lujo, como las aletas de tiburón. No es solo un problema de la gigantesca escala de la pesca industrial china, sino de técnicas depredadoras que han sido superadas por otros países.
No se puede pensar que el Estado chino carece de responsabilidad en este ámbito; es decir, que se trata de una amenaza estrictamente no-estatal. Es cierto que la flota de pesca de larga distancia china es mayormente privada. No obstante, el Estado chino promueve la pesca industrial en el mar del sur de China para reforzar las pretensiones de jurisdicción marítima en aguas disputadas con varios Estados del Sudeste asiático. Más allá de ese espacio marítimo próximo, China auspicia la industria de pesca en aguas de otros continentes principalmente mediante un subsidio al combustible y al mantenimiento de naves, conjuntamente con la promoción de zonas de procesamiento.
Dada la relación estrecha que existe entre el Estado chino y la flota china de pesca industrial a larga distancia, el Ecuador ha actuado correctamente en llamar a consultas al Embajador de China. La respuesta ecuatoriana debe ser muy firme y moverse en los planos militar, bilateral y multilateral. Las alianzas también son relevantes en esta disputa. La renovación post-correísta de los estrechos lazos con EEUU, que está interesado en limitar la influencia china en el hemisferio occidental, podría ser relevante para lograr la seguridad ambiental ecuatoriana. La conservación de este patrimonio nacional, humano y planetario depende de la eficacia de la política exterior y de seguridad del Ecuador.