La pesquería argentina de merluza negra (Dissostichus eleginoides) muestra signos de estabilidad y sostenibilidad, aunque enfrenta desafíos importantes vinculados a la gestión del esfuerzo pesquero y al acceso a Áreas Marinas Protegidas. Así se desprende del último Informe Técnico Oficial N° 27/2025 del INIDEP, elevado al Consejo Federal Pesquero, y de lo tratado en la reciente reunión de la Comisión de Seguimiento de la Pesquería, cuyo acta fue incorporada al Acta CFP Nro. 17/2025.
El informe del INIDEP caracteriza el estado de la pesquería entre 2000 y 2024, destacando que, en los últimos años, se consolidó un esquema de manejo más controlado y orientado a la sostenibilidad. Entre las medidas clave se señalan la creación del Área de Protección de Juveniles de Merluza Negra (APJMN), la restricción de las capturas a profundidades superiores a los 800 metros y la implementación del régimen de Cuotas Individuales Transferibles de Captura (CITC).
Desde 2015, la Captura Máxima Permisible (CMP) se mantuvo en 3.700 toneladas, con excepción de 2019. En 2024, se registraron capturas por 3.666 toneladas, de las cuales el 99,9% fue extraído por buques arrastreros. La participación del único buque palangrero en actividad fue mínima, lo que refleja la concentración del esfuerzo en un único tipo de flota y en una sola área.
El informe destaca que, si bien la proporción de juveniles en la captura aumentó al 18%, este valor permanece dentro del límite permitido (20%), aunque asociado a eventos puntuales de elevada presencia de ejemplares inmaduros. En ese marco, el INIDEP recomienda diversificar las zonas de pesca y fomentar el uso del palangre para disminuir la presión sobre el APJMN y evitar impactos en zonas sensibles.
Comisión de seguimiento: Preocupación por AMP
Durante la reunión de la Comisión de Seguimiento de la Pesquería, realizada el 24 de junio pasado, la Dirección de Planificación Pesquera presentó datos de desembarques entre 2016 y 2025, así como información sobre el comercio exterior del recurso.
En el encuentro, se informó que el Plan de Manejo del Área Marina Protegida Banco Burdwood se encuentra en etapa de implementación, mientras que el correspondiente al Área Marina Protegida Yaganes aún no ha sido puesto en práctica. Además, este último no cuenta con un plan específico para la actividad pesquera.
Las empresas participantes manifestaron su preocupación por la falta de habilitación para operar en estas áreas, a pesar de que utilizan artes de pesca como el palangre, consideradas compatibles con los objetivos de conservación. Han elevado solicitudes al CFP y se encuentran a la espera de una respuesta.
El INIDEP confirmó que la pesquería mantiene indicadores positivos, con capturas estables y bajo nivel de juveniles. También se registró un incremento en la captura por unidad de esfuerzo (CPUE), lo que podría relacionarse con las medidas de manejo vigentes.
Sin embargo, se insistió en la necesidad de reforzar el control de profundidad mínima, limitar el uso de redes pelágicas o semipelágicas solo a capturas dirigidas a otras especies, y asegurar una mayor cobertura de observadores científicos a bordo. Además, se acordó mejorar los métodos de medición de ejemplares por parte de los inspectores, para lo cual se realizará una reunión técnica con la Dirección de Control y Fiscalización.
Como conclusión de la reunión, se consensuó transmitir al CFP la inquietud por el retraso en la habilitación de la actividad pesquera en áreas protegidas creadas hace siete años bajo la Ley 27.940. Se solicitará al organismo que gestione ante las nuevas autoridades de la Administración de Parques Nacionales (APN) la urgente implementación de los planes de manejo o medidas que permitan recuperar el acceso de la flota a zonas tradicionalmente operadas.
A pesar del contexto favorable, el INIDEP advirtió sobre factores estructurales que requieren atención, como la escasa dispersión del esfuerzo pesquero, las restricciones impuestas por las Áreas Marinas Protegidas y la inclusión de capturas bajo licencia británica que no se ajustan al esquema de manejo nacional.
La recomendación general es mantener y reforzar las medidas de manejo actuales, profundizar los estudios científicos sobre el recurso y garantizar la implementación efectiva de planes en zonas clave. Solo así será posible sostener la estabilidad alcanzada y asegurar una explotación plenamente sostenible de este valioso recurso del ecosistema marino argentino.