El Consejo Federal Pesquero decidió el cierre en aguas nacionales luego de que el INIDEP comunicara por segunda vez que el recurso había ingresado al proceso reproductivo pero extendió la posibilidad de pescar hasta el 11 de noviembre. En esta fase, ello puede comprometer las capturas de los próximos años.
Hace 20 días una nota de REVISTA PUERTO trascribía el Informe 110 del INIDEP, en el que se anunciaba que pese a las buenas capturas comenzaba a verse una declinación en la biomasa, algo que ocurre habitualmente en la pesquería a partir de octubre. Para quienes desde hace 20 años seguimos el derrotero del langostino, ese dato era un claro indicio del fin de la temporada, aunque el informe no lo expresara precisamente así (Ver Recomiendan considerar el cierre de la temporada de langostino).
Aunque desde hace tiempo no se permite utilizar la palabra “recomendar” en los documentos de investigación, de todas formas quedaba claro que el cierre estaba cerca, aunque se pudiera dar en los días siguientes con algún pulso más de bunas capturas. El título de la nota sintetizó lo que del documento se desprendía, no una recomendación del INIDEP. De todas formas, esto generó alarma entre algunos empresarios que, pese a las extraordinarias capturas de este año, no podían concebir que en 15 o 20 días fuera necesario parar de pescar. A la semana siguiente de publicarse la nota, el Consejo recibió otro informe del INIDEP y los Consejeros omitieron decir lo que allí se reflejaba: que ya había comenzado el proceso reproductivo del langostino, momento considerado crucial para garantizar las temporadas subsiguientes. Recién 15 días después, cuando tomaron vista del Informe Nº 8, el CFP decidió el cierre; pero en lugar de cortar lo antes posible la presión pesquera para cuidar el recurso, lo extendió más allá de lo recomendado en estos escenarios (Ver El CFP anunció el cierre de la temporada de langostino entre otros temas).
El último informe que presentó el INIDEP ante el Consejo Federal Pesquero fue tan claro, que ya no hubo margen para dudar que era necesario dar por terminada la temporada de langostino en aguas nacionales. En base a los datos de la flota congeladora, la única con cobertura de observadores a bordo, se supo que los barcos se concentraron entre los paralelos de 43º y 44º Sur, donde dieron con buenos rendimientos tanto en cantidad como en tamaño; pero el análisis de la información mostró una importante declinación en los rendimientos promedio.
Las capturas por unidad de esfuerzo entre el 8 y el 15 de octubre, variaron entre 2 y 20.000 kilos de langostino por hora de arrastre efectivo; al compararlas con el período analizado anteriormente entre el 24 de septiembre y el 7 de octubre se observó una caída en los rendimientos del orden del 40%.
Entre los paralelos de 43º y 44º S la producción fue en un 96,4% de las categorías L1 y L2; al Sur del paralelo de 44º ese porcentaje disminuyó al 68%. Pero lo más importante respecto de las características del langostino capturado estuvo dado por el estadio madurativo en el que se encontraba.
En el período que fue del 24 de septiembre al 7 de octubre, los investigadores ya habían reportado la presencia de hembras en proceso de maduración, pero en el último informe confirmaron que el porcentaje había aumentado, pasando del 9% al 14%. “Además se evidenciaron hembras impregnadas, indicando que el proceso reproductivo ya ha comenzado”, indicaron textualmente.
Los biólogos advirtieron que “el incremento de la proporción de hembras en proceso de maduración y de la presencia de hembras impregnadas en las capturas de langostino son indicadores de que la temporada de reproducción ya está en desarrollo y por lo tanto se debería tomar en cuenta en las futuras decisiones de manejo de la pesquería para asegurar el proceso normal de la reproducción del langostino”.
Como dijimos, a los investigadores del INIDEP se les ha vedado la posibilidad de realizar recomendaciones; de lo contrario en este último sugestivo párrafo hubieran indicado lisa y llanamente que era tiempo del cierre. Los Consejeros asumieron la sugerencia de los especialistas y anunciaron el cierre de la temporada, pero en lugar de hacerlo de forma inmediata, dejaron abierta la puerta para que buena parte de la flota mantuviera la presión sobre el recurso por casi un mes más.
A partir del 31 de octubre ya no se podrá despachar barcos a la pesca de langostino, pero quienes se encuentren en aguas nacionales y tengan posibilidad de mantenerse sin necesidad de volver a puerto, como es el caso de los congeladores, podrán seguir pescando hasta el 11 de noviembre.
Los datos recogidos por este medio en distintos ámbitos dan cuenta de que la presencia de hembras impregnadas sigue aumentando y el porcentaje de la captura en proceso de reproducción ya habría alcanzado el 50%. Seguir pescando en estas condiciones solo contribuye a poner en peligro el éxito reproductivo del langostino y comprometer las futuras temporadas, tanto la de 2019 como la de 2020.
A la fecha ya se llevan desembarcadas más de 200.000 toneladas de langostino; no parece necesario poner en riesgo la sustentabilidad del recurso y la posibilidad de seguir teniendo en el futuro buenas temporadas de pesca. Ni desde la administración nacional ni desde el Consejo Federal Pesquero parecen entenderlo, quizás deban ser los propios empresarios quienes actúen con responsabilidad. Lo hicieron en su momento comenzando a financiar las campañas de investigación que el Estado no era capaz de garantizar, ahora sería importante que se constituyan en guardianes de su negocio.
Revista Puerto
