El sector pesquero realiza una contribución cada vez más importante a la seguridad alimentaria y a los medios de subsistencia; sin embargo, es necesario un mayor esfuerzo para mejorar las condiciones de trabajo, que siguen siendo peligrosas en muchos casos, advirtió hoy la Subdirectora General de la FAO para Clima y Recursos Naturales, Maria Helena Semedo, así lo informó El Mundo Costa Rica.
Semedo intervino en un acto especial con motivo del Día Mundial de la Pesca organizado de forma conjunta por la FAO, el Vaticano y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Roma. El evento coincidió con la clausura del Simposio Internacional sobre la sostenibilidad de la pesca, que ha tenido lugar esta semana en la sede de la FAO.
La FAO colabora estrechamente con los gobiernos, socios internacionales y los que trabajan en el sector pesquero para hacer frente a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (pesca INDNR) y garantizar la protección de los derechos de los pescadores.
«Cada hora mueren cuatro pescadores haciendo su trabajo, no sólo hombres, sino también mujeres», recordó Semedo. «Las violaciones de los derechos humanos -añadió- y las prácticas inaceptables en las diferentes etapas de la cadena de valor están aumentando en la pesca y la acuicultura».
Monseñor Bruno Marie Duffé, Secretario del Dicasterio Vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral participó también en el evento, que se centró en la promoción de la responsabilidad social en la cadena de valor de la pesca.
Duffé recordó que el Papa Francisco ya había hablado de la necesidad de un enfoque más integral de la ecología en su encíclica Laudato si, y por ello la Santa Sede pidió una mayor sinergia entre gobiernos y autoridades marítimas para proteger los derechos humanos y la responsabilidad social en el sector pesquero.
«Es necesario vigilar de forma especial -añadió- las situaciones más graves de vulnerabilidad, delincuencia y pobreza».
La pesca marina y continental son fundamentales para la alimentación y la nutrición. Pero cerca del 33 por ciento de las poblaciones de peces se explotan a niveles biológicamente insostenibles, el triple de la tasa registrada hace 40 años. Se espera que la demanda de pescado crezca un 20 por ciento para 2025, a medida que la población mundial aumente. A nivel mundial, una de cada diez personas depende de la pesca para ganarse la vida y alimentar a su familia.
Semedo aseguró que la FAO reconoce que existen vínculos claros entre la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y los problemas de seguridad en el mar. En este sentido, hizo un llamamiento para que se tomen medidas mejores y más coherentes para promover la sostenibilidad y la seguridad de los trabajadores del sector pesquero.
La FAO ha elaborado diversos instrumentos internacionales para promover el diálogo, los procesos de elaboración de políticas y las medidas para alcanzar una gestión sostenible de las pesquerías, de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
La Organización de la ONU trabaja además con la Santa Sede y la OIT en documentos de orientación para apoyar la sostenibilidad social a lo largo de la cadena de valor pesquera, desde la captura y la recolección hasta la producción y el procesado.