La fortuna sonríe a medias a la cofradía de pescadores motrileña. El fin de las restricciones para la captura de atún rojo les ha dejado grandes beneficios en sus arcas, al menos en comparación con la última década. En 2006 dio comienzo un plan de recuperación de esta especie con duras restricciones que hizo menguar considerablemente la flota. Las limitaciones finalizaron en 2018, los caladeros se han regenerado y los barcos se hicieron con 652,6 kilos de atún rojo este 2019, frente a los 51,15 kilos que acabaron en la lonja el año anterior.
Las capturas y los ingresos en la lonja han aumentado un 92% en tan sólo un año. Las ventas en 2019 subieron las cuentas de los pescadores 5.870 euros, en comparación a los 500 euros que ingresaron por las subastas de atún rojo en 2018.
Alegría contenida entre la flota. Sólo quedan tres embarcaciones de artes menores amarradas en el Puerto con autorización puntual para pescar atún rojo. Las limitaciones y los obstáculos en un sector en el que cada vez es más difícil operar han provocado que entre 2006 y 2010 Granada haya perdido 7 barcos de pesca con palangre.
Los marineros piden a la Secretaría de Pesca que los permisos roten por la flota para aumentar la competividad. Recibieron la autorización del ministerio para subir a bordo esta especie antes de que llegara el plan para regenerar los caladeros y desde entonces no se han vuelto a conceder más. Algunos de estos codiciados ejemplares pican en sus anzuelos de forma accidental, pero deben arrojarlos de nuevo al agua muertos para evitar meterse en un lío, razón por la que solicitan al ministerio que replantee las concesiones. Con el nuevo acuerdo de pesca, la flota nacional pasará de capturar 22.705 toneladas anuales a 36.000 toneladas. Los cambios serán imperceptibles para los motrileños, que solicitan un reajuste en el reparto para acabar con el monopolio de las grandes empresas pesqueras.