Un estudio realizado por el Consejo para el Cambio Estructural del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación da cuenta que el sector pesquero sigue siendo superavitario en cuanto a las capturas y las exportaciones.
Señala que “En el último año relevado los peces representaron el 59% de las toneladas capturadas, los crustáceos el 28% y los moluscos el 13%. Respecto de la composición interna de cada grupo de especies, el langostino es marcadamente predominante entre los crustáceos (99% en 2019) y el calamar illex lo es entre los moluscos (96,4%).
La merluza hubbsi o merluza argentina (67,9%) es la principal especie de peces, grupo que presenta una mayor diversidad. Adicionalmente, se estudió la normativa que regula al sector y su relación con aspectos ambientales. Las cuotas de captura, que regulan la actividad de la pesca de merluza hubbsi y otras pesquerías, surgieron hacia fines de la década del 90 como herramienta para enfrentar la crisis del recurso que la sobreexplotación había generado.
En el caso del langostino no se fijan cuotas sino que la administración del recurso es dinámica: a partir del monitoreo permanente del comportamiento de la especie y las recomendaciones del INIDEP, se procede a la apertura, modificación, ampliación o cierre de áreas y subáreas autorizadas.
Además, cada buque autorizado cuenta con un límite de toneladas que se le permite capturar. Para el calamar tampoco se establecieron cuotas máximas permisibles, sino que el objetivo de la política se centró en “el aprovechamiento integral del recurso y la nacionalización de las capturas”. El parámetro para garantizar la sostenibilidad se determina de forma indirecta: no se limita la captura de la especie, sino la cantidad de buques habilitados que, según afirma la normativa, resulta compatible con una explotación racional. Argentina cuenta con un nivel muy reducido de consumo de productos pesqueros per cápita (4,8 kg anuales en promedio según la FAO), incluso en comparación con el resto de Latinoamérica. Según información provista por el Mercado Central de Buenos Aires, aproximadamente el 82% del consumo doméstico de productos pesqueros corresponde a peces (sobre todo merluza), en segundo lugar, se ubican los moluscos (calamar) y los crustáceos (langostino) explican algo más del 5% del consumo total.
Según la OMC, en 2018 ocupó el puesto 12 entre los mayores exportadores a Estados Unidos (1,4% del total) y el 13 a China (2,9%) y Japón. En el caso de la Unión Europea, fundamentalmente por sus ventas a España e Italia, ocupa el cuarto puesto (3,3%).
Respecto de los otros socios relevantes, para los sudamericanos Argentina resulta un actor más preponderante (cuarto mayor proveedor de Brasil y tercero de Perú) que para los asiáticos. Una de las conclusiones principales que se desprende de esta investigación es que el potencial de generación adicional de divisas del sector pasa necesariamente por la mayor agregación de valor dentro de los volúmenes actuales. Esta reviste una importante dificultad y requiere una planificación de largo plazo, ya que se vincula con procesos innovativos en los que intervienen métodos de producción alternativos, nuevas estrategias comerciales, mayor vínculo con otros sectores productivos y la incorporación de tecnología avanzada. Entre los métodos de producción que pueden complementarse con la pesca de captura se destaca la acuicultura, escasamente explotada en el país hasta la fecha.